Guardiola ficha por el Madrid

En mitad de una espantosa crisis económica, los medios parecen obsesionados por los partidos del Madrid y el Barça. La rivalidad deportiva es una metáfora de un país acostumbrado a verlo todo en blanco y negro  (o azulgrana).
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Camino de los cinco millones de parados (los penúltimos, los de las tiendas de electrónica PC City: 1300 empleados), el presidente Zapatero dice en Singapur que España es un poderoso trasatlántico, y a mí me vienen a la cabeza las palabras del piloto del Titanic, el capitán Edward John Smith, antes de zarpar: “No puedo concebir que algo pueda hundir a los barcos de hoy”.

Pero el asunto que hiela nuestro corazón, si se hace caso al pulso de los medios informativos, es quién vencerá en los cuatro partidos que tienen que disputar el Barça y el Madrid. Dos de las semifinales de la Copa de Europa, la final de la Copa del Rey y otro más en la Liga.

Es fútbol, pero es también una metáfora de la España del siglo XXI, en la que, al parecer y para cualquier asunto, solo hay dos formas de posicionarse y ambas tienen que estar claramente enfrentadas, sin posibilidades de contacto, enemigas… salvo cuando se trata de excluir a todos los que el dos nos parece un número espantoso.

 Esas dos formas obsoletas, empobrecedoras, marcan, por desgracia, el paso del día a día, extendiendo un mal rollo insoportable.

Y yo, que soy del Zaragoza, que me gusta que la Liga y la política y el pensamiento sean plurales y no exclusivamente cosa de dos, me opongo completamente a este escenario de blancos y azulgranas, de buenos y malos, de psoeros y peperos, de ecologistas y destructores de la Tierra, de playeros y montañeros…

Me opongo porque es un aburrimiento, un tostón, una monserga, una pesadilla. Me opongo porque empobrece, porque esteriliza, porque paraliza, porque destruye, porque uniforma, porque aliena. Me opongo porque me gustan los matices, las diferencias, la diversidad, la heterodoxia. Me opongo porque me gusta la libertad y no la tiranía… y un país de dos se parece bastante a una tiranía, y ya hay demasiadas tiranías horribles en el mundo.

Lo mejor que nos ofrece la libertad, y hablo de los ciudadanos que la disfrutamos, no de los políticos que deciden prescindir de ella, obligados por una malentendida “disciplina de partido”, es no tener que plegarnos a llevar una vida estabulada, de sí, señor y taconazo.

Podemos, y debemos, pensar por nosotros mismos. Podemos no ser del Madrid ni del Barça. Podemos no tener que decir sí a todo lo que digan Zapatero o Rajoy. Podemos tener las opiniones que nos dé la gana sobre lo que nos dé la gana… y tenemos derecho a expresarlas. Es más: tenemos la obligación de expresarlas, para no contribuir a prolongar este blanconegrismo triste. Y tedioso.

Y no, Guardiola no ha fichado por el Madrid.

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(Zaragoza, 1968-Madrid, 2011) fue escritor. Mondadori publicó este año su novela póstuma Noche de los enamorados (2012) y este mes Xordica lanzará Todos los besos del mundo.


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