Historia con aerosol

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Han comenzado a escucharse las voces agoreras del 2010. La historia mexicana -dicen- siempre llega puntual a su cita con la violencia. De ser asรญ, 2010 no serรก sรณlo el aรฑo del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revoluciรณn sino el comienzo de una nueva conflagraciรณn. “Nos vemos en el 2010”, advierten algunos grafiteros. En semanas recientes hemos sido testigos de diversos petardazos en la capital del paรญs y otras ciudades del interior. Una de las explosiones se la adjudicรณ, a travรฉs de su pรกgina web, la “Alianza Subversiva por la Liberaciรณn de la Tierra, Animal y Humana”. La revista Proceso entrevistรณ a Jorge Lofredo, director del Centro de Documentaciรณn de los Movimientos Armados, que explica: “Algunos grupos llevan incluso nombres de anarquistas famosos, como ocurre con las Cรฉlulas Autรณnomas de Revoluciรณn Inmediata Praxedis G. Guerrero, bautizadas asรญ en honor a ese anarquista opuesto al porfiriato, vinculado a los Flores Magรณn y muerto durante una de las primeras acciones armadas de la Revoluciรณn Mexicana”.

La filiaciรณn de quienes han reivindicado los actos recuerda, en efecto, las proclamas incendiarias de Regeneraciรณn, el periรณdico que publicaba desde el exilio nuestro mayor anarquista: Ricardo Flores Magรณn. Hace 99 aรฑos, el sรกbado 1ยบ de octubre de 1910, el diario incluรญa “balazos” como รฉste: “Mexicano, tu mejor amigo es un fusil”; advertencias como รฉsta: “Llora, tirano, tu ruina inevitable y prรณxima”; precisiones como รฉsta: “… el triunfo del pueblo mexicano tendrรก exactitud matemรกtica, pues el producto de los despotismos ha sido siempre la rebeliรณn. La revoluciรณn es una necesidad impuesta por las circunstancias”; y textos reveladores, como รฉstos:

“Tierra. La tierra pertenece a unos cuantos y el resto vive sufriendo la humillaciรณn del salario o del hambre. ยกTierra! han gritado todos los rebeldes de la humanidad y ยกTierra! grita la Revoluciรณn Mexicana. Esclavos, empuรฑen el Winchester y lรกncense a la lucha gritando “ยกTierra y Libertad!” Ricardo Flores Magรณn.

“Dulce paz. En la dictadura, todo se sacrificรณ en aras del mito de la paz: dignidad, derechos, libertad, el pan, el pensamiento. Paz dulce, paz divina. Adoremos la paz. Conservemos la paz al precio de la tranquilidad, de los afectos mรกs queridos y aun de la misma vida, han sido las palabras que abyectos labios han pronunciado sin cesar al oรญdo del pueblo sacrificado”. Praxedis G. Guerrero.

ยฟHay bases para trazar un paralelo? ยฟHay motivos de alarma? Si nos atenemos a lo visto en las รบltimas semanas, no lo creo. A diferencia de los preocupantes reportes sobre el fortalecimiento de la guerrilla en ciertas zonas del sur de Mรฉxico, las acciones de los grupos anarquistas son hechos aislados. En principio, estos grupos estรกn errados por partida triple: son malos lectores de la historia anarquista, malos lectores de la historia mexicana y malos lectores de la historia sin mรกs.

El editor catalรกn Ricardo Mestre, el mรกs noble anarquista que ha vivido en Mรฉxico, fundador de una magna biblioteca sobre el tema, abjuraba de la violencia. “Por tirar bombas -decรญa- el anarquismo manchรณ su nombre y logrรณ que se olvidara su vasta aportaciรณn histรณrica”. Los anarquistas inventaron la nociรณn de seguridad social y el sindicalismo (llamado originalmente anarco-sindicalismo) que los socialistas y aun los marxistas expropiaron cuando el anarquismo se volviรณ sinรณnimo de violencia. Los anarquistas (Proudhon, Bakunin) previeron con claridad la naturaleza totalitaria del marxismo y fueron las primeras vรญctimas del leninismo, pero sus anticipaciones cayeron en el vacรญo debido a la tradiciรณn violenta. Los anarquistas diseรฑaron asequibles y modestas utopรญas rurales (Kropotkin) y criticaron con agudeza e imaginaciรณn el gigantismo burocrรกtico del Estado mexicano nacido de la Revoluciรณn (Frank Tannenbaum), pero nadie recuerda ahora esas ideas ni les da mayor crรฉdito. Las borrรณ la violencia.

El binomio 1810-1910 es una coincidencia numรฉrica. La lucha de 1810 era probablemente inevitable. Ocurriรณ en casi toda la Amรฉrica hispana. Tenรญa motivos estructurales (el viejo resentimiento criollo, por ejemplo) y coyunturales (la ocupaciรณn napoleรณnica en Espaรฑa). Pero el estallido de 1910 era perfectamente evitable. Sucediรณ por el empeรฑo de Porfirio Dรญaz en aferrarse al poder hasta 1916. Bernardo Reyes era el heredero adecuado: hubiera honrado a Dรญaz y seguido los aspectos positivos de su obra (que el maniqueรญsmo niega, hasta la fecha) pero al mismo tiempo hubiese gobernado con el sentido social que faltรณ a รฉste. La conclusiรณn es simple: 2010 no tiene por quรฉ recrear 1810 o 1910. Nuestros problemas son enormes, pero debemos seguir abordรกndolos en el marco de nuestras instituciones.

La idea de la historia como un proceso cรญclico es un mito tan atractivo como falso. La modernidad nace justamente cuando se concibe la historia como una ruta abierta, con progresos y retrocesos, vรญctima frecuente del azar, las fuerzas impersonales y la naturaleza, pero siempre susceptible de transformarse con actos de imaginaciรณn y libertad. Las transformaciones perdurables del mundo occidental fueron producto de reformas, no de revoluciones. El aรฑo que viene debemos recordar 200 aรฑos de edificaciรณn nacional, no sรณlo dos fechas de violencia.

Los anarquistas suelen signar con aerosol una letra A dentro de un cรญrculo. Han concebido el 2010 como el escenario de un ritual. Pero la historia no se rige por la magia ni la supersticiรณn. La historia es, sobre todo, construcciรณn colectiva, construcciรณn en libertad.

– Enrique Krauze

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Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.


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