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¿CUรNTO POR TU CABEZA?

Cuรกnto por tu cabeza. Si eras un buscadรญsimo criminal de otras รฉpocas, no tengas duda de que la recompensa habrรก sido cuantiosa. Quรฉ poco valรญa la mollera en tiempos de guillotina. Necesitarรกs montones de oro para guardar tu busto en frรญo y esperar aรฑos y siglos un cuerpo de alta tecnologรญa que te reviva. Algo mรกs barato y menos iluso es colgar las cabezas de las personas en la pared y coleccionarlas en รกlbumes fotogrรกficos: retratos: cabezas.
     El crรกneo estรก formado por los huesos mรกs duros.

Inmediatamente por dentro una membrana muy resistente, como anuncia su nombre: dura madre, y en seguida otra madre mรกs delgada, la pรญa; entre ambas un velo finรญsimo, la aracnoides, y todo lleno de lรญquido: una prodigiosa anatomรญa. El cerebro ocupa por completo la luz de la cavidad craneana: el dispositivo celular mรกs avanzado de la historia evolutiva, el sistema protocibernรฉtico por antonomasia, รณrgano de la razรณn, asiento de la conciencia.

El cerebro es tambiรฉn la glรกndula mรกs grande y mรกs importante del cuerpo. El cerebro, uno de los fetiches supremos del hombre moderno.
     Por fuera la cabeza es el rostro, la escultura en carne de lo principal que es la persona. Eso eres para otros, eso eres para ti mismo.

A una voz, un relato, un cuerpo lo primero que quieres hacer es darle rostro, y mientras no lo consigas te lo inventas. Tres cuartos en el estudio fotogrรกfico y de perfil en la ficha policiaca; por detrรกs sรณlo en la peluquerรญa ves tu cabeza, cuando despuรฉs del corte el peluquero te muestra la coronilla y el occipucio con doble espejo.
     El cuello, raรญz y sustento de la cabeza, es frรกgil. Ya saliรณ del crรกneo pero aรบn no entra en el tรณrax; la carne se pega a las vรฉrtebras pidiendo una protecciรณn que รฉstas no pueden darle, ocupadas como estรกn en alcanzar las nubes.

Por el cuello llega la sangre y se va de la cabeza, pasan el aire y la comida, brota la voz. Una estructura demasiado frรกgil para la hostilidad de la naturaleza y la violencia de los hombres. Si te salvaste del tigre y el leopardo, espera en cualquier momento el golpe del machete, el sable samurรกi, la espada o la cimitarra.

Es sencillรญsimo cortar una cabeza.
     El asunto es que sin el resto del cuerpo tu cabeza es nada. Tal vez una mueca postrera, un รบltimo destello al irse la mirada, un estertor final, pero nada hay ya en el ruido sordo que produce al dar con tierra. ¿Quรฉ es lo que se ha perdido? Ojalรก creas en la vida que viene, una existencia eterna de querubรญn con alas en vez de cuello, o en la transmigraciรณn de las almas, la reencarnaciรณn del espรญritu, la fusiรณn con el universo.

De lo contrario sรณlo te queda el desconsuelo.
     Porque algo habรญa en esa cabeza, algo estaba ahรญ dentro. Una luz y unas oscuridades, un espacio infinito, un tiempo. A solas o no, entre oreja y oreja sentรญas estar tรบ. Todo el cuerpo eres tรบ, es cierto, y tienes que estar pendiente de los malestares de la panza y las turgencias del sexo, pero lo que mรกs eres tรบ de alguna forma pertenece a la bรณveda craneana. Ahรญ se suceden las borrascas de una terrible jaqueca, ahรญ ocurren los afectos, ahรญ se tramita la conciencia y se debate el inconsciente; es la bรณveda la que se oscurece en la melancolรญa y es ella quien se ilumina cuando aciertas una idea.
     ¿Quรฉ se perdiรณ? ¿Una maraรฑa de resistencias y condensadores elรฉctricos en serie y en paralelo? ¿Un electroencefalograma con sus alfas, betas, gammas? ¿Un รณrgano propicio a terminar en quesadillas? Se perdiรณ una persona, se terminรณ un misterio.

Era una vida. Con sus altas y sus bajas, de acuerdo, sus miserias humanas y sus placeres y gustos, la generosidad de la vida trenzada con su mezquindad, los principios e ideales, los miedos y la esperanza, todo junto y revuelto en el recipiente exquisito, vasija invertida de excepcional porcelana, opaco globo de cristal.
     Cada cabeza cercenada un mundo.

Eso es: se perdiรณ un mundo, un mundo รบnico, hermรฉtico, brillante, disparatado y cruel como cada uno de los mundos que el hombre crea en su cabeza. Cuรกnto por tu cabeza. El desconsuelo: la desdicha de escribir libros, pintar, hacer mรบsica, tomar fotografรญas. ~

 

 

 

 

 

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