En su libro Empresarios oprimidos, Gabriel Zaid dice: “Las pequeñas empresas son un almácigo de iniciativas prácticas, una escuela formadora de personas capaces de actuar por cuenta propia, una red abastecedora más flexible para atender las variaciones de la demanda en el espacio y en el tiempo”.
Es con esta cita en mente que nos hemos decidido a explorar el mundo de las pequeñas y medianas empresas, y en especial de aquellas que pueden ser consideradas emprendimientos sociales. El término, popularizado por distintos semilleros de empresas e incluso algún reality show, designa a aquellas sociedades que persiguen, mediante un modelo de negocios, el bienestar social, promoviendo la educación, la construcción de vivienda, el acceso a microcréditos o la formación de microempresarios, entre otros. Los emprendimientos sociales buscan ofrecer productos a un costo accesible, sin sacrificar la sustentabilidad y el crecimiento de la empresa. Lo consiguen a través de una estructura pequeña y flexible y del uso de nuevas tecnologías, que en ocasiones desarrollan por sí mismas.
En esta serie entrevistamos a tres empresarios, quienes nos explicaron los pormenores de sus respectivos proyectos. Las “iniciativas prácticas” no son, claro está, exclusivas de las empresas: muchas asociaciones civiles han trabajado para atender muchas de las necesidades que relacionamos con el bienestar social. También buscamos conocer el trabajo de algunas de ellas, y aquí lo mostraremos.
En la primera entrega de esta serie abordamos el caso de Enova. Fundada en 2007 por Moís Cherem, Raúl Maldonado y Jorge Camil, esta empresa se ha enfocado en la inclusión digital: mediante una red de centros de aprendizaje, ha hecho llegar a zonas marginales un probado método para la enseñanza del uso de computadoras.
