La biblia de Saramago

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1

Pongamos que el aforismo es de Lichtenberg: “El comienzo no fue malo. Pero entonces cumpliรณ dos mil setenta aรฑos.” Y pongamos que el poeta Masoliver cumple hoy setenta aรฑos. Y que aquรญ estamos para cantarle la canciรณn de aniversario. Ha venido hasta Lichtenberg. Le oigo decir que mi comienzo no ha sido malo.

 

2

Pongamos que lo que sigue es de Masoliver, del Masoliver narrador. Pertenece a su relato Amnesia: “Se encontraba absolutamente perdido. Mirรณ el nombre de la calle y sintiรณ un inmenso alivio: Rambla de Cataluรฑa. Estaba en su calle.”

Estamos hoy en la calle de Masoliver. Algo mรกs arriba, en lo alto de esta Rambla de Cataluรฑa, estรก la terraza del Doria, del antiguo bar Doria, uno de los territorios recurrentes, espacio casi mรญtico de Masoliver narrador.

Siempre que paso por el Doria recuerdo que la terraza es escenario del gran estruendo apocalรญptico de sirenas de ambulancias en “El bigote de Cristo”, uno de los relatos mรกs destacados de La noche de la conspiraciรณn de la pรณlvora, relato apocalรญptico con lรกgrimas, con lรกgrimas de risa feliz y humor trรกgico, a veces buรฑuelesco (el humor de sus parientes; creo que los Masoliver son primos segundos de
los Buรฑuel), como en la escena con Tuta, la hermana del narrador, golpeando con la muleta a un tullido, mientras la madre del narrador orina en la suntuosa Rambla catalana, en conversaciรณn animada con Pere Gimferrer, al tiempo que el aprensivo Rabassa comunica a los ciudadanos de aquella Barcelona de plomo extraรฑas desolaciones y profecรญas de suicidios.

El bar Doria quedรณ simbรณlicamente atrรกs aquel buen dรญa de 1963 en el que Masoliver narrador dejรณ esta ciudad para vivir en Londres. Quedรณ simbรณlicamente atrรกs, pero tambiรฉn delante, hoy lo sabemos. Delante le esperaba la extraรฑa alegrรญa del exilio. Pero es que Barcelona era una ciudad insoportable y Masoliver narrador acabรณ teniendo vocaciรณn de exilio y vocaciรณn de literatura extranjera. Nosotros, los imaginarios compaรฑeros del Doria, preferimos pensar que รฉl deseaba marcharse para un dรญa volver y escribir su poema “El regreso” y volver, ademรกs, para hacerse pasar por extranjero en su propia tierra.

Extranjero –de metro ochenta y tres de altura– en lo alto de la Rambla de Cataluรฑa.

Masoliver poeta lee ahora uno de sus poemas en la terraza del Doria.

(Lee la apertura de Vertedero de Otaca).

 

3

“Si todo el mundo hace novela con argumento, ¿por quรฉ tendrรญa que hacerla yo? Ya estรก hecha esa literatura”, decรญa Masoliver narrador en una entrevista acerca de su novela La puerta del inglรฉs.

¿Por quรฉ hablaba Tono como defendiรฉndose? ¿Es un delito que una novela no tenga argumento? Pues sรญ, entre nosotros, todavรญa lo es. “Porque estamos en Espaรฑa”, decรญa Gil de Biedma en un poema. Y porque “los memos de tus amantes y el bestia de tu marido”, de los que hablaba aquel poema, siguen ahรญ, siguen en la confusa trama acadรฉmica de la novela espaรฑola de ahora. Son uno
y lo mismo los memos y la bestia realista a los que hay que dar explicaciones en el caso de que una novela prescinda de las estereotipadas convenciones y costumbres costumbristas de siempre.

Se defendรญa Tono de una acusaciรณn, por anticuada, inequรญvocamente espaรฑola: ¡Se ha olvidado del argumento! ¡Desprecia usted la trama! ¡Serรก insensato!

Como buen hombre de letras afincado en el extranjero, creรญa que era normal presentar otras opciones para la novela tradicional.

Cuentan que cuando el escritor mexicano Josรฉ Agustรญn empezaba en las cantinas a desvariar y a decir cosas que sonaban bastante raras, sus amigos –para evitar que le zurraran– salรญan en su ayuda y decรญan:

–Es que viviรณ en Parรญs.

–¡Ah, eso se avisa antes!

Y asรญ se calmaba la bronca.

–Ustedes disculpen –tendrรญa que
haber dicho Masoliver narrador en
aquella entrevista–. Mรญrenme. Ex-tranjero en lo alto de la Rambla de Cataluรฑa.

Si esto fuera una tesis universitaria de dos mil setenta pรกginas, discurrirรญa en torno a dos lรญneas maestras de la personalidad literaria de Tono Masoliver: su extranjerรญa –digamos que falsa extranjerรญa, que es un concepto mรกs literario– y su indiscutible condiciรณn de hombre de letras en el sentido mรกs britรกnico del tรฉrmino.

Hombre de letras y falso extranjero –de metro ochenta y tres de altura– apostado en lo alto de la Rambla de Cataluรฑa, sueรฑa que compone su gran poema “El regreso”.

 

4

¿Hasta cuรกndo puede soportar un hombre ser visto como un extranjero en su propia tierra?

Pongamos que el aforismo es de Elรญas Canetti: “El falso extranjero: alguien se jura vivir en su propio paรญs disfrazado de forastero hasta que le reconozcan. Acaba abandonando su paรญs, profundamente cabreado, como forastero.”

 

5

Cuando apareciรณ Retiro lo escrito se pensรณ en Espaรฑa que se trataba del primer volumen de sus memorias y que no podรญa ser en modo alguno ese libro una novela. De nada sirviรณ que Masoliver narrador explicara que no eran memorias, sino memorias de ficciรณn (gรฉnero que, por cierto, despuรฉs ha seguido una interesante trayectoria entre nosotros) y de nada tampoco sirviรณ que explicara que Retiro lo escrito, como despuรฉs ocurrirรญa con Beatriz Miami y con La puerta del inglรฉs, era una modalidad mรกs de novela, una modalidad que el autor se habรญa inventado para sรญ mismo, para poder mejor navegar por el tipo de gรฉnero que consideraba mรกs adecuado para narrar su no historia: un sistema de escritura propio, compuesto por una mezcla de diario, escritura satรญrica, memorias y ficciรณn.

No era ese gรฉnero –digamos que hรญbrido– algo frecuente en aquellos dรญas en Espaรฑa. En esas tres novelas de la trilogรญa estรก encerrada –en el cรญrculo perfecto que abre el mito de Masnou y cierra la imagen del regreso del extranjero a su propia tierra– la poรฉtica general de este autor, una poรฉtica que subraya el peso y el paso del tiempo y monta su discurso en torno a cรณmo la imaginaciรณn transforma la realidad. Tanto el subrayado como el montaje imaginativo le exigen mezclar infancia, adolescencia y madurez. Para ello se sirve de textos que participan del diario, del libro de memorias, de hechos ficticios y reales. Y de la sรกtira, quien sabe si influenciado en parte por Swift, al que debiรณ sentir muy prรณximo en sus dos aรฑos dublineses.

Ahora Masoliver, extranjero en lo alto de la Rambla de Cataluรฑa, lee un aforismo de Swift en la terraza del Doria: “El verdadero crรญtico es alguien que descubre y colecciona los errores de los escritores.”

 

6

En La puerta del inglรฉs, tercer libro de la trilogรญa, es donde Masoliver narrador perfeccionรณ mejor su invento de texto digamos que hรญbrido, porque pienso que allรญ estaba mejor ensamblada la mezcla entre realidad y ficciรณn. Y tambiรฉn la apasionante combinaciรณn entre remembranza y libelo, poesรญa exasperada y ajustes de cuentas y el humor buรฑuelesco del perplejo en tierra de nadie, en tierra del Doria.

Libro, La puerta del inglรฉs, mรกs dramรกtico, con menos anecdotario (a pesar de los garbeos del crรญtico Garcรญa Pesada), de mundo mรกs corrosivo, mรกs pesimista, aunque libertado a veces por un humor muy personal, muy masoliveriano. Es una de las piezas claves de su obra.

 

7

¿Quรฉ es lo masoliveriano?

Recuerdo que un dรญa alguien le comentรณ que no sรณlo ha vivido la mayor parte de su vida en el extranjero, sino que, tanto allรญ como aquรญ, ha estado siempre al margen de todo y de todos.

–Eso –dijo– lo aprendรญ de mi tรญo, Juan Ramรณn Masoliver, un seรฑor que habrรญa podido ser muy famoso y no quiso serlo. De รฉl aprendรญ una actitud de ir por la vida: “jo sรณc jo i que no m’emprenyin”.

 

8

Le preguntaron a John Banville si el estilo era el rey y la trama un soldado raso, o viceversa.

–El estilo avanza dando triunfales zancadas, la trama camina detrรกs arrastrando los pies –contestรณ.

Creo que algunos le perdieron definitivamente el respeto a las tramas cuando leyeron unas declaraciones de Kurt Vonnegut a The Paris Review donde apuntaba que las tramas en realidad eran sรณlo unas cuantas y no era necesario darles demasiada importancia, bastaba con incorporar –casi al azar– cualquiera de ellas al libro que estuviรฉramos escribiendo y de esta forma poder asรญ disponer de mรกs tiempo para la forja de lo que realmente habrรญa de importarnos siempre: el estilo.

¿Y cuรกles eran esas tramas tan archisabidas de las que hablaba el escritor norteamericano? Pues Kurt Vonnegut lo tenรญa bien claro, aunque yo en alguna parte he adjudicado esta teorรญa a Vilรฉm Vok, aunque este detalle ahora bien poco importa. Las tramas, decรญa Vonnegut, son siempre las mismas: “alguien se mete en un lรญo y luego se sale de รฉl; alguien pierde algo y lo recupera; alguien es vรญctima de una injusticia y se venga; el caso conmovedor de Cenicienta; alguien empieza a ir cuesta abajo y asรญ continรบa; dos se enamoran, y mucha otra gente se entromete; una persona virtuosa es acusada falsamente de haber pecado o de haber cometido un crimen; una persona se enfrenta a un desafรญo con valentรญa, y tiene รฉxito o fracasa; alguien inicia una investigaciรณn para conocer la verdad de un asunto; alguien rinde homenaje a un compatriota que cumple dos mil setenta aรฑos y lo presenta como un gran poeta solitario, como un falso extranjero, como el clรกsico hombre de letras en la tradiciรณn britรกnica, pero no sabe explicarlo porque cree –error fatal– que le han dado sรณlo dos mil setenta segundos para decirlo todo”.

 

9

La sabidurรญa de Masoliver crรญtico consiste en dedicarse, como buenamente su talento le da a entender, a acercar los libros a los lectores. Masoliver crรญtico es esencialmente pragmรกtico. Respira el aire de cierta crรญtica britรกnica que, aun siendo escrita por creadores, se dirige siempre a un lector medio. Resumen el argumento, analizan el libro, lo sitรบan en un contexto (con respecto a otras obras del escritor y a otros autores cercanos a รฉl), seรฑalan si hay algo nuevo o bien todo son lugares comunes, evitan la interpretaciรณn pedante y, finalmente, emiten un juicio matizado muy valioso para el lector: si vale la pena o no leer el libro.

 

10

¿Ha de aspirar Masoliver crรญtico a la ideal objetividad? ร‰l sabe que, cuanto mรกs amplio sea el marco de referencia, mรกs posible serรก acercarse a ese modelo o canon. Antes era impensable un crรญtico que no hubiera leรญdo mucho. Hoy ya todo es posible. Se ha llenado de crรญticos que hablan de la modernidad u originalidad de un determinado autor ignorando que muchos de esos hallazgos estaban ya en Cervantes, en Kafka, en Svevo o en Joyce. Pero, paradรณjicamente, el mejor crรญtico es el que mรกs liberado estรก de prejuicios, el que sabe leer como si no hubiera leรญdo nada, el que en el fondo es tremendamente subjetivo.

“Uno de los procesos mรกs difรญciles –ha dicho Masoliver crรญtico– es, precisamente, el de la eliminaciรณn de los lugares comunes. Y si alguna crรญtica y alguna sociedad estรก realmente aferrada a los lugares comunes es la espaรฑola. No hay sabidurรญa mรกs feliz que la de la ignorancia. Esta ignorancia literaria nos permite degradar a escritores como Cela o Umbral porque juzgamos la obra confundiรฉndola con la persona. Y si somos crรญticos progresistas tenemos que rechazar a Delibes por clรกsico (o sea, convencional), a los best-sellers de calidad porque son best-sellers que forzosamente tienen que ser malos sรณlo por ser best-sellers.

 

11

“Algo parecido ha de ocurrir al encontrar a un amigo que se ha convertido en un desconocido” (“Persianas cerradas”).

Todos creemos conocer a nuestros amigos. Pero, como dirรญa Andrew Sean Greer, lo que creemos saber de ellos resulta ser una mala traducciรณn, una traducciรณn hecha por nosotros mismos de un idioma que apenas dominamos.

Todos creemos conocer a nuestros amigos y muchas veces creemos hasta conocerlos demasiado y no los leemos con atenciรณn, precisamente porque creemos ya conocerles sobradamente.

Luego, hay sorpresas. Hay mรกscaras y hay desconocimientos que caen de golpe en los dรญas menos pensados.

“Dรญas en que en las lรกminas vacรญas/ del mar la luz dibuja otras imรกgenes,/ vacรญas de melancolรญa” (“La luz calcinada”).

Le pedรญ a Tono Masoliver, hace unos dรญas, una breve biografรญa de sus pasos por el mundo.

“Querido Tono: Con destino a uno de los fragmentos que compondrรกn mi texto del 2 de noviembre, me gustarรญa contar con algunos datos biogrรกficos tuyos que luego quizรกs convierta en un poema dadรก o algo por el estilo: quisiera, si es posible, fecha de nacimiento, aรฑo de tu marcha al extranjero, tiempo que llevas de crรญtico en La Vanguardia, los primeros poemas, duraciรณn del exilio, quรฉ pasรณ en Londres y en Dublรญn, nombres de personas amadas…”

La respuesta me indicรณ que era amigo desde hacรญa tiempo, pero en realidad yo no tenรญa mucha idea de quiรฉn era. Creo que esto se puede aplicar a todas las relaciones humanas en general. Quรฉ extraรฑas las vidas de los otros. Cuando mรกs cercanas sentimos a ciertas personas mรกs acabaremos descubriendo que apenas sabemos nada de ellas.

 

12

“Querido Enrique: en mi privilegiada memoria no entran las fechas, asรญ que no sรฉ ni siquiera cuรกndo nacieron o murieron mis padres ni cuรกndo morรญ yo. Tratarรฉ de reconstruir lo que me pides. Nacรญ en una clรญnica del Torrent de les Flors de Gracia el 12 de enero de 1939 porque en algรบn sitio tenรญa que nacer, pero soy de El Masnou, entonces Masnou a secas, como aparece en tantos de mis escritos. Vivรญa en la carretera de Teyรก, 1, con mis siete hermanos.

“Aprendรญ a leer en casa y en las Escolapias de Masnou. Aprendรญ lo que era la pederastia en la academia Balmes, de la calle Fontanills que da tรญtulo a los cuentos que ahora tiene Vallcorba. Bachillerato en las Escuelas Pรญas de Balmes. Vivรญa en la Rambla de Cataluรฑa, con mi abuela, mi padre, mi tรญo Juan Ramรณn y mi hermano Bartolo.

“Matriculado en la Facultad de Derecho […] Expedientado. Matriculado en la Facultad de Filosofรญa y Letras. Especialidad de Romรกnicas […] Entre mis profesores: Joan Petit, Antoni Vilanova, Martรญ de Riquer, Josรฉ Manuel Blecua.

“Voy a vivir con mi tรญo Juan Ramรณn a su casa de Vallenรงana (Montcada i Reixac) […] En 1962 regreso a la casa del Masnou. En 1963 viajo a Londres con la que serรญa mi primera mujer, inglesa. Veraneos en Garda sul Lago. Frecuentes estancias en Lucca. Hasta mi divorcio. Dos hijos, Yashin e Ilya. Dos aรฑos de lector en el Trinity College de Dublรญn. Matrimonio con una argentina […] Un hijo: Daniel. Inicio mis viajes a Mรฉxico, que se prolongarรกn por mรกs de 30 aรฑos […] Tras 20 de matrimonio, me divorcio y me instalo con Sรฒnia en el Bellresguard de El Masnou y mรกs tarde en el barrio de California, cerca de mi antigua casa de la carretera de Teyรก.

“De los amigos muertos lloro especialmente a Luis Maristany, Nissa Torrents y Javier Lentini. Mรกs recientemente, a Eugenio Montejo.

“Varios amores y desamores me llevaron al amor, expresado en palabras en mi libro Sรฒnia. Esto no significa que mi exaltaciรณn amorosa no se vea lesionada por mi visiรณn pesimista de la vida. En este sentido, escritura, amistad y amor son los precarios salvavidas que nos permiten sobrevivir.”

 

13

“Abro la ventana y veo/ a Dios. Cierro la ventana/ y veo a Dios. En el centro/ del patio llora un niรฑo” (“La luz calcinada”).

El universo de la infancia un lugar inhรณspito. “El pueblo de los niรฑos no duerme: estรก muerto”, creo recordar que escribiรณ en un poema. Junto a la infancia trastornada por la palabra poรฉtica, los otros temas de Masoliver poeta son el sexo, el amor –su libro Sรฒnia es el mรกs ambicioso y el mรกs perfecto de su poesรญa y para mรญ es una obra maestra– y la muerte. Son temas tratados con medidas nada usuales en nuestra poesรญa, tratados con el estilo que รฉl ha alcanzado gracias a la inteligencia literaria que ha surgido de su fervor por los libros profundos, por recuperar crรญtica y poรฉticamente el mundo de la infancia y la adolescencia, por tratar
de entender la relaciรณn entre dicha infancia y el presente, por penetrar con mรกscara de falso extranjero en el complejo mundo de las relaciones afectivas.

 

14

Masoliver vuelve una vez mรกs a erguirse en la terraza del Doria y proyecta su sombra de expresionista ruso sobre la Rambla de Cataluรฑa y vuelve a leer “El regreso”:

 

Fueron la vejez y la pobreza

las que llevaron a Quijano

a la aventura y al amor.

 

Y como es –aunque no lo sabe– bastante irlandรฉs, suele citar –con รฉxito siempre– una cรฉlebre frase de Joyce:

“Como no podemos cambiar de paรญs, cambiemos de tema.”

Todos los mรกs famosos escritores irlandeses se han sentido obligados a dejar su paรญs y cambiar de tema. Y casi todos han caรญdo siempre en la trampa: cuanto mรกs se han alejado de su paรญs, mรกs han pensado en su paรญs y menos han escapado de รฉl. No se han dado cuenta de aquello que dijera Monterroso (el gran amigo de Masoliver crรญtico) acerca del lugar en el que mejor estรกn las moscas. Cito de memoria: “¿Y dรณnde estรกn mรกs seguras las moscas? En el matamoscas.”

Parece que Masoliver exilado, Masoliver poeta, Masoliver narrador, Masoliver crรญtico, Masoliver modernist (abierto a todas las vanguardias) ha sabido descubrir a tiempo algo esencial, dรณnde estรก mejor y mรกs seguro:

La รบnica forma de escapar de Cataluรฑa es vivir en Cataluรฑa. ~

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