La cebolla sin fin

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Resulta arduo aceptar la imposibilidad de ver las cosas desde una perspectiva mรกs lรบcida y objetiva; por fortuna, esa imposibilidad es como una cebolla infinita a la que le podemos ir alzando las capas al paso de los siglos.

Un editorial de El Paรญs (โ€œMenos especialesโ€, 23-X-2009) especulaba con acierto que, โ€œsi Copรฉrnico pudiera viajar al presente, no habrรญa un dato que lo dejara mรกs asombrado y perplejo que las dimensiones del cosmosโ€.

El polรญmata renacentista Nicolรกs Copรฉrnico (1473-1543), quien, al advertir que la Tierra no podรญa ser el ombligo sideral, como bobamente habรญa imbuido en el imaginario medieval la educaciรณn centrรญpeta de la Iglesia, formulรณ una teorรญa heliocรฉntrica, se habrรญa ido de espaldas sin duda al conocer los cรกlculos de las distancias entre los astros y el tamaรฑo del Universo realizados desde el siglo XIX hasta nuestros dรญas, en vista de los cuales el Sol equivale a un รกtomo cรณsmico y la Tierra a un electroncito rechoncho.

Me dio risa que en dicho editorial hablaran de โ€œgigantes gaseosos tipo Jรบpiterโ€ hallados fuera del Sistema Solar, pues llevaba dรญas topรกndome repetidamente con este equรญvoco demasiado comรบn en los medios al difundir noticias sobre astronomรญa. Increรญblemente aun algunos astrรณnomos incurren en tal ambigรผedad informativa que da una perspectiva nebulosa.

Sin acotaciรณn alguna, en decenas de artรญculos se llama a Jรบpiter, Saturno, Urano y Neptuno planetas o gigantes gaseosos (los dos รบltimos tambiรฉn llamados gigantes helados). El riesgo es que el lector incauto (como un servidor) imagine que estos planetas desafรญan todas las leyes naturales. ยฟCuรกndo se ha visto que una esfera de gas, si tal cosa es factible, se mantenga reunida por mรกs de medio segundo y, por si fuera poco, dรฉ vueltas alrededor de una estrella a velocidad supersรณnica a la manera de Saturno?

Encontrรฉ que el culpable de acuรฑar este engaรฑoso o desorientador tรฉrmino, gas giant, fue el estadounidense James Blish, un autor de ciencia ficciรณn. Los cientรญficos serios tambiรฉn han adquirido el hรกbito de troquelar palabras asรญ, aunque se refieran a conceptos de gran complejidad, apelando a una imaginaciรณn infantiloide, que va de lo lรบdico a lo ridรญculo, como ocurre con big bang, black holes, etcรฉtera.

Para creer en gigantes gaseosos o en fantasmas chocarreros hay que contar con una mente medieval. Que estos planetas posean una atmรณsfera tremendamente gruesa y densa no implica que carezcan de un cuerpo interior mรกs o menos sรณlido como el del nuestro. Es difรญcil averiguar cuรกn grande es el nรบcleo estable de Jรบpiter, pero quizรก sea centenares de veces mayor que el de la pantanosa Tierra cuya corteza actรบa apenas como una piel o una balsa envolvente (de milagro no nos hundimos).

Ademรกs opino que hay que hacer que Ulises Ruiz salga de Oaxaca y Mario Marรญn de Puebla, que la cebolla cruda es incomestible y que hay que derruir todas las taquerรญas y torterรญas del DF donde, aunque uno les pida que no le pongan, se la zambuten.

– Emmanuel Noyola

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es miembro de la redacciรณn de Letras Libres, crรญtico gramatical y onironauta frustrado.


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