La era del balbuceo

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Usted que vive con la oreja pegada a ese mini zombi llamado telรฉfono celular disfrutarรก desde hoy de un nuevo servicio. No hablo de treinta minutos gratis, ni tampoco de un rington con los discursos del presidente Chรกvez. Se trata de un diccionario SMS (www.diccionariosms.com) promovido por las empresas de telefonรญa Amena, Movistar y Vodafone, donde el usuario podrรก consultar las mรกs รบtiles abreviaturas del idioma y asรญ comunicarse vรญa mensajes de texto, mรกs y mejor, a muy bajo costo y a velocidades de vรฉrtigo. El diccionario SMS llegรณ para quedarse. Con ustedesโ€ฆ nuestro idioma anorรฉxico.

Me he preguntado mรกs de mil veces por quรฉ el mundo va cada vez mรกs aprisa. Es como si la evoluciรณn del hombre dependiera de los delirantes ingenieros de la Ferrari. La vida es una carrera, y uno lleva pegado a las retinas un velocรญmetro que mide el tamaรฑo de nuestra angustia. Si el nรบmero de horas que tiene el dรญa, y el nรบmero de dรญas que tiene el aรฑo, es el mismo desde la creaciรณn del fuego hasta nuestro siglo infame, si la tierra gira alrededor del sol a la misma velocidad desde la noche de los tiempos, ยฟpor quรฉ debemos andar por la calle atolondrados, echando putas, con riesgo de partirnos la crisma?

No harรฉ apologรญa de la fรกbula de la liebre y la tortuga, pero hay que admitir que la velocidad nos estรก matando en cรกmara lenta. El primer sรญntoma es de tipo emocional, pues sabemos que las emociones, por lo menos las emociones verdaderas, necesitan fermentarse. Existe un amor a primera vista (quiรฉn lo duda, o a primer toqueteo, dirรญa yo), pero amar, lo que se dice amar, requiere conocer al otro, saber que ese otro es algo mรกs que unas suaves colinas donde pacer como ovejos, y eso no se consigue en una noche de fugaces sรกbanas arrugadas y aliento a margaritas.

El segundo sรญntoma es de tipo imaginario. Porque imaginar requiere de tiempo, no es un fulgor ni una revelaciรณn fosfรณrica. El que diga lo contrario miente. La imaginaciรณn suele adiestrarse y debemos ejercitarla a diario, sacarla a pasear como a una mascota. Y a la vuelta de ese paseo seremos un poco mejores, pues imaginar es vivir dos veces, o cuando menos, prolongar mentalmente nuestro finโ€ฆ Pero me estoy yendo por las ramas. Querรญa hablar del diccionario SMS, esa herramienta que nos permite comunicarnos mรกs y mejor y en menos tiempo.

Si todavรญa no ha llegado la รฉpoca de los replicantes, creo que estamos en presencia de un idioma de replicantes. Porque no es lo mismo decir โ€œansiedad de tenerte en mis brazos suspirando palabras de amorโ€ que el bulรญmico โ€œtkโ€ o โ€œtqโ€ que en lenguaje SMS quiere decir โ€œte quieroโ€. Es que tiemblo de sรณlo pensar en una pareja que, abrazada frente al Mediterrรกneo con luna llena al fondo, se digan:

โ€“xti 

โ€“xmi  

โ€“b  

โ€“b  

Y asรญ, felices para siempre.

Quizรกs ese momento no llegue, y si llega no nos daremos cuenta. Pero ยฟacaso es tan dispendioso comunicarnos como la gente? ยฟNo resulta paranoico llevar todo a siglas, como si nos persiguiera una catastrรณfica policรญa lingรผรญstica, como si la palabra fuera una trufa que debemos volver a enterrar? Abreviar, abreviar que el mundo se va acabar. No nos andemos con rodeos, hagรกmoslo breve. En pocas palabras y resumiendo: la vida como apรณcope de la vida, la vida a dieta.

Me aterra una vida slimtable, una vida de bajas calorรญas. Una cosa es mantener el cuerpo en forma, pues al fin y al cabo es forma que se deforma, y otra muy distinta es poner la imaginaciรณn verbal a rรฉgimen. Ante estos abusos minimalistas siento una terrible nostalgia por los excesos, las desproporciones, los decorados. Nos hemos esforzado en echar abajo todo adorno, pero al arrancar los adornos se nos han venido abajo las paredes y nos hemos quedado con la casa destartalada. En el afรกn por convertir todo en su mรญnima expresiรณn (alimento en tabletas, memorias y transistores cada vez mรกs diminutos) tambiรฉn hemos hecho de las palabras pรญldoras, y toda pรญldora tiene efectos secundarios. Porque si algo ocupa un tamaรฑo distinto al que la naturaleza le ha otorgado, entonces estamos ante un monstruo. Y los monstruos no hablan, gruรฑen.

Lo peor es que al adelgazar nuestra manera de comunicarnos, corremos el riesgo de adelgazar la comprensiรณn de lo que decimos, pues gran parte de lo que estรก allรญ queda sobreentendido. ยกY de un sobrentendido a un malentendido hay sรณlo un paso! Como nos hartamos de los encantadores de serpientes (que abundan), como nos producen nรกuseas los discursos de cinco horas, la desesperaciรณn nos ha llevado a comunicarnos con chispazos, y este flamante diccionario SMS parece (con todo el respeto) la fogata de un camping de lisiados.

Sรฉ que corro el riesgo de que me consideren un reptil fรณsil. Y no quiero dar la impresiรณn de ser alรฉrgico a las economรญas. Todo lo contrario: odio los despilfarros. Pero al amparo de cierto ascetismo se han cometido algunos disparates. Es bueno buscar la exactitud y no decir โ€œel transparente lรญquido vitalโ€ sino simplemente agua. Es bueno no ensuciar la lengua con cachivaches. Incluso el silencio mismo, eso que hacemos cuando pensamos estupideces, es el mejor antรญdoto contra la locuacidad y el embuste. Pero una cosa es el silencio y otra muy distinta el latrocinio. Con el cuento de que nos ahorramos unos centavos en mensajes de texto, nos quieren entregar un diccionario de pesadilla. Porque ni en el peor de los sueรฑos hubiรฉramos imaginado que nuestras palabras serรญan escamoteadas, y sustituidas por garabatos.

Por supuesto esto no lo para nadie. Y mucho menos la Real Academia que desde que estuvo en Cartagena estรก viviendo, con faldas y a lo loco, su mayo del 68. De manera que delegar esta angustia verbal no nos sirve de nada. En el peor de los casos nos refugiaremos en el silencio, y ya sabemos que hacer silencio es hacer patria. Asumamos, pues, con estoicismo la nueva era del balbuceo, el tiempo en que las empresas de telefonรญa se van a encargar de hacer los diccionarios. ~

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