Puerto Madero es el barrio más top y más joven de todo Buenos Aires. Gracias a la custodia de la prefectura, hace años que no se registran robos. Tiene el metro cuadrado más caro de la ciudad, y de vecinos a varios futbolistas y políticos. Sobre la avenida principal, Alicia Morou de Justo, hay restaurants en los que muchos extranjeros pagan en dólares por comer carne argentina. Al fondo, a metros de una autopista, hay una discoteca. Se llama Dorsia. Los sábados el DJ residente es Aldo Haydar. Cada vez que se presenta Puerto Madero cambia. En el ambiente de la noche se dice que Aldo es el DJ preferido de los asaltantes argentinos, que gastan sus botines escuchando música electrónica. Seguidos, siempre, por policías de civil que buscan, cuando estén borrachos, sacarles informacióno seguirlos a la salida, para ver dónde viven.
“No me molesta que donde toque haya chorros o barra bravas”, dice Aldo. “Por ahí hay gente a la que sí le jode. Entiendo que para el dueño del boliche no esté bien visto, pero tenerlos es muy rentable. Cuando uno paga nadie le pregunta ‘¿Usted qué hace?’. Esa gente tiene mucha plata, se la gasta porque es plata fácil, que viene de arriba. Los chorros van a todos lados porque tienen billetera para ir adonde quieran. Me siguen muchos gays también y no me molesta. Me choca mucho la discriminación”.
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Aldo Haydar nació en Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina, pero creció junto a cuatro primas en un barrio de la ciudad de Buenos Aires. Nunca jugó al fútbol y de chico le gustaba lamúsica que no era en castellano. Después de la secundaria, estudió la carrera de director de cine. A los 21 años viajó a Barcelona para cursar un taller de guión y no volvió con ningún título. Regresó, en cambio, con una profesión.
Durante la adolescencia, en la época de la última dictadura militar que sufrió Argentina (1976-1983), organizaba fiestas gays. Eran clandestinas, en “cuevas” de Buenos Aires. A veces aparecía la policíao los militares, mejor dicho. Y había que correr. La experiencia en Barcelona terminó siendo una especialización como DJ.
Aquí, en Argentina, comenzó a ser conocido por conducir un programa de televisión en un canal de música. También tuvo uno de radio. Su estilo está influenciado por el house y el progressive house de Europa.
El primer gran evento del que participó fue en 1992. Aldo se presentó en el Sound Factory de Nueva York. Apenas pudieron entrar dos mil personas. Esa mañana también estuvo su compatriota Hernán Catanneo, reconocido mundialmente, Madonna y algunos raperos de distintas nacionalidades. Aldo dice que buena parte del público eran narcotraficantes, ladrones y mafiosos.
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Hace siete años que en cada discoteca de Buenos Aires en la que se presenta Aldo Haydar hay lleno total. Como esa mañana en Nueva York,un alto porcentaje proviene de un sector que antes no pisaba las pistas electrónicas. Crecieron en el ambiente del rock y de la cumbiay mantienen hábitos y costumbres de esas tribus. A Aldo, algunos fans le dicen “vos y el Indio Solari (el rockero más convocante de Argentina) son lo más”.
Lisandro Roth es el creador de un grupo en Facebook que pide que esa gente, la que antes no escuchaba electrónica, se vaya. A los ex rockeros y cumbieros se los llama “Ninjas”.
–Los ninjas son los que queman marcas como Lacoste, La Martina, Etiqueta Negra, Armani. Ellos saben que esas marcas visten. Van y no entienden nada de música; se drogan y no saben qué están escuchando. Eso es ser Ninja –dice por mail Lisandro–. También existe el estereotipo de chicas ninjas: zapatillas Nike Shox (las de resortes) y trenzas.
Y Aldo es el favorito de “los Ninjas”.
Anteriormente los domingos abría un afterde 9 de la mañana a 2 de la tarde. La discoteca se llamaba Caix ycada domingo había incidentes otiroteos a la salida. Aldo miraba todo desde la cabina.
-En un momento se puso muy fuerte. Los dueños cayeron en la cuenta, pero no podía imponerme. Planteé, cuando se les empezó a ir de la mano, que había que limpiar el ambiente volviendo a invitar a las chicas. Cambió bastante, pero yo dejaría que entraran todos y que cada uno se porte como le parezca.
El after de Caix, por los numerosos incidentes, terminó cerrado.
¿Y es verdad que, además, siempre te siguen las mujeres más lindas, por más que seas gay?
-Las minas se vuelven locas conmigo. Yo no logro entender el por qué. Van a verme solas; a veces vienen sin amigas. Me charlan, me piden fotos, que les regale cds. Se sienten atraídas por mi show. Y eso que soy así, gordo, pelado. Yo las trato como cualquier hombre. Eso hace que ellas se sientan como correspondidas en cierta forma. Las travestis más bonitas también me siguen mucho. Pero mi fan número uno es la vedette Moria Casán.
Antes, se presentaba en discotecas de miércoles a domingos. Hoy, por su elección, lo hace menos días. Todos los sábados se pasa la noche entera en Dorsia de Puerto Madero. En el verano viaja a la costa Atlántida u organiza fiestas en quintas con pileta que duran toda la tarde.
“No hay discoteca que se me resista”, apuesta. “Sé cómo encontrarle la vuelta a cada boliche, qué hacer en la primera, segunda y tercera hora. Me sorprende la mixtura de la gente. Ese es el verdadero fenómeno del lugar; la música tiene mucho que ver, pero la disco, esa cosa que por un momento logra que puedas ser alguien que no sos en la vida real… a la gente le fascina. Cada noche es una historia diferente”.
¿Y qué hace distinto al show de Aldo?
-Que modifico la pseudoescena de la Argentina electrónica, del DJ inmaculado en la cabina, lejano, que no transmite nada, como una imagen de la Virgen. Antes, más allá de sus devotos, nadie podía tocarlo o tener una foto con él. Yo vivo en contacto con la gente.
Sus fanáticos opinan algo parecido. Salvo, los que no son “Ninjas”. Esos dicen que disfrutan, pero que en cada show de Aldo se debe tener cuidado del resto de la gente.
(Buenos Aires, 1985) periodista, colaborador del diario Clarín y de otros medios argentinos. Dicta talleres de periodismo en las cárceles. Actualmente trabaja en su primer libro.