La sociedad civil “socialista” en la Cumbre de las Américas

Considerando su posible participación e incidencia en la Cumbre de las Américas vale la pena identificar algunas de las organizaciones sociales cubanas afines al gobierno.
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Considerando su posible participación e incidencia en la Cumbre de las Américas vale la pena identificar algunas de las organizaciones sociales cubanas afines al gobierno.

La “sociedad civil socialista” tiene su núcleo en las llamadas “organizaciones de masas[1]”, completamente subordinadas y leales al gobierno: como la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y la Central de Trabajadores de Cuba (CTC).  En todos los casos, se trata de organizaciones afines al modelo leninista de participación vertical y autonomía restringida, que encuadran a franjas enteras de la población y desarrollan tanto objetivos políticos cuestionables –movilización y control de los ciudadanos- como tareas comunitarias positivas: donaciones de sangre, recolección de materias primas reciclables, saneamiento barrial, etcétera.  Aunque muestran escasa iniciativa y su discurso ha envejecido en paralelo con el del Estado, su cobertura territorial y social las convierte en un actor que debe considerarse en cualquier intento de diálogo y transformación en la Cuba actual.

El desarrollo de esta sociedad civil permanece secuestrado por las leyes e instituciones. Desde 1997, el registro de asociaciones del Ministerio de Justicia no permite –amén de la regularización de alguna que otra ya existente- la inscripción de nuevas organizaciones. Además, a las ya reconocidas se les establece un “órgano de relación”, que no es otra cosa que una entidad estatal que vigila y tutela su trabajo. Para rematar, la supuesta representación de segmentos enteros de la sociedad que enarbolan algunas de las asociaciones existentes –sobre todo las de masas– se convierte en monopólica, lo que también juega en contra de la inscripción de nuevas organizaciones de mujeres, abogados, campesinos, etcétera.  En temas tabú como Derechos Humanos o rendición de cuentas, la labor de esta sociedad civil socialista brilla por su ausencia.

Para participar en la Cumbre de las Américas el gobierno cubano organizó el Foro de la Sociedad Civil Cubana Pensando Américas, con la intención de preparar a su sociedad civil para dicho evento. El Foro se describe como una plataforma que “aborda temáticas relacionadas con el presente y futuro del hemisferio”; y que  aboga por mejorar, a escala continental, los derechos humanos, la participación ciudadana, la gobernabilidad democrática y la democratización de los medios masivos. Reclamos tan loables como vulnerados bajo el régimen político de la isla.

Al mismo tiempo las organizaciones cobijadas en esa plataforma se posicionan contra las tendencias hegemónicas y neoliberales de América del Norte. En el sitio web no se mencionan las organizaciones integrantes (a la hora de escribir este texto no existe un dato certero sobre cuántas ni cuáles organizaciones participarán en el cónclave, aunque fuentes en Panamá confirmaron la asistencia de unas 60 organizaciones vinculadas al gobierno y aproximadamente 30 representantes de organizaciones civiles independientes) y el único respaldo del foro que aparece es la Red En Defensa de la Humanidad (REDH), creada por el gobierno cubano para campañas oficiales de propaganda y solidaridad[2].

La cuenta de Twitter de Pensando Américas emula los discursos de la prensa del Partido Comunista Cubano; aparecen homenajes a Hugo Chávez, se proclama que la sociedad civil cubana es forjada por la revolución (en el sentido del régimen político imperante a partir de 1959) y se usa el mismo término, ‘sociedad civil’, para descalificar opositores políticos.Sirvan tales muestras para señalar la cuota de independencia con la que nace esta plataforma.  La cual se articula con un foro paralelo a la Cumbre de las Américas y a sus Foros sociales – la llamada Cumbre de los Pueblos- cuyo programa remite a la matriz de radical de cierta izquierda latinoamericana.

Desde estas organizaciones, el discurso oficial, se cuestiona la pertinencia de que los activistas disidentes participen en la Cumbre, so pretexto de que no “representan al pueblo cubano”. Más allá de lo endeble de cualquier argumento que considere la posibilidad de que una comunidad nacional pueda ser representada de forma monolítica, vale destacar que los requistos que solicita la OEA para registrar organizaciones de la sociedad civil incluyen criterios de representatividad, rendición de cuenta y transparencia financiera. Los que serán de difícil cumplimiento para buena parte de las organizaciones afines al gobierno cubano, que lo representarán en Panamá.

Otras organizaciones que, sin enfrentarse a las agendas del gobierno cubano, podrían asistir a  Cumbre de las Américas son aquellas que representan intereses específicos con un discurso más renovado y autónomo que los oficiales. En Cuba existen hoy entidades, impulsadas por intelectuales y artistas no disidentes que, con relativa tolerancia estatal, debaten los problemas ambientales, raciales y religiosos del país.Cuba Posible es otro de esos actores que maniobran en la periferia de lo que el gobierno considera como una sociedad civil leal, y cuya presencia en Panamá podría ser aceptable para La Habana. Fundado por los antiguos editores de la revista católica Espacio Laical, el colectivo reúne académicos que, si bien mantienen retóricas coincidentes con el gobierno –en temas como el cuestionamiento a la naturaleza y legitimidad de la oposición realmente existente– apuestan por una apertura política moderada, defienden una mayor  colaboración entre el gobierno y el sector privado incipiente y han discutido, en varios de sus foros recientes, temas como el estado de los derechos humanos y la sociedad civil en Cuba.

De concretarse su inclusión en los debates de la Cumbre, estos actores alternativos darían un poco de aire al anquilosado espectro de la sociedad civil oficial, tendiendo puentes a movimientos homólogos de las Américas. Ello incluso podría facilitar un mayor reconocimiento, dentro de la isla, del catálogo de derechos potencialmente reivindicables por los ciudadanos cubanos ante su autoritario Estado.  Y quizá obligaría a las organizaciones sujetas al gobierno –y a este- a modernizar un poco sus perspectivas, ganando por default un poco de credibilidad y autonomía. Pero esa tarea no será fácil. Oficialistas y alternativos deben superar las reticencias mutuas.

Hay una oportunidad inédita para encontrar, en la Cumbre de Panamá, una tribuna para el debate de ideas y el reconocimiento y ejercicio de los derechos ajenos. Esperemos que los organizadores –y los demás gobiernos americanos- resistan las presiones provenientes de la Habana para acotar, en la Cumbre, las voces y espacios críticos; y que todos los participantes se comporten, con más argumentos y menos recelos mutuos. Veremos qué sorpresas nos deparan las jornadas venideras.

 


[1]En la periferia de ese corazón asociativo, existen organizaciones gremiales como la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) o la  AsociaciónNacional de Economistasy Contadores de Cuba(ANEC); junto a otras que operan como organizaciones no gubernamentales, algunas de corte religioso: Centro Martin Luther KingyGrupo Oscar Arnulfo Romeroo ambiental: Fundación Antonio Núñez.

[2]En un articulo, republicado en el blog de la REDH, se rechaza la política económica del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y se aplaude la creación de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). En otro artículo del sitio, se celebra la visita de Fidel Castro a una escuela donde alumnos de primaria recolectan firmas en contra del ‘decreto imperialista’ firmado por Obama, que anticiparía una invasión a Venezuela.

 

 

 

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es politólogo e historiador, especializado en estudio de la democracia y los autoritarismos en Latinoamérica y Rusia.


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