Caperucita Roja –una vez rescatada por los leรฑadores furtivos de las entraรฑas del Lobo Feroz– regresรณ a su casa y le contรณ a su madre todo lo que le habรญa pasado. Aรบn llevaba impregnados en la ropa los รกcidos digestivos de su frustrado devorador y resentรญa la claustrofobia que le habรญa producido el verse encerrada en una misma panza con su abuela. Se reclamaba a sรญ misma haber sido tan sorda y miope como para confundir un animal con un ser tan amado, pero su aspecto maternal y el timbre de su voz la habรญan seducido al momento.
Mientras tanto, la abuela se volviรณ a meter a la cama para comerse las sobras de los pastelitos que le habรญa llevado su nieta. El Lobo yacรญa en la modesta estancia: habรญa muerto desangrado. Los leรฑadores, una vez consumada su buena acciรณn del dรญa, continuaron con su labor de talar el bosque.
Muchos aรฑos despuรฉs, la niรฑa se hizo adolescente, luego joven y finalmente adulta. Cambiรณ su atuendo –aunque mantuvo el color rojo en sus labios– y obtuvo, por mรฉritos propios, un cargo pรบblico de alto nivel. Su anciana madre dejรณ de hacer pastelitos pero, a pesar de su alcoholismo, siguiรณ insistiรฉndole en que no se apartara del camino ya que el peligro, fuera de casa, golpeaba la puerta.
–Los lobos no existen, son metรกforas, pero las metรกforas a veces estรกn mรกs hambrientas y tienen los dientes mรกs afilados –dijo antes de echarse un sonoro eructo.
Un dรญa, Labios Rojos –llamada asรญ por el lรกpiz labial que usaba, contrastante con sus inclinaciones polรญticas– recibiรณ un encargo de su jefe: recibir y transportar el donativo para la campaรฑa que un Eminente Empresario harรญa al Partido. Eran tiempos electorales. Las aguas estaban turbias.
–No te distraigas con asuntos fuera de la agenda. Hay muchos lobos sueltos capaces de dar la vida por obtener informaciรณn. El futuro del paรญs estรก en juego.
Labios Rojos echรณ a andar el motor de su BMW y se encaminรณ rumbo a las oficinas del Eminente Empresario. Al ver que el reloj le permitรญa hacer una parada, decidiรณ hacer escala en un centro comercial para comprarse unas alpargatas o quizรกs un sombrero.
Al salir de la zapaterรญa se encontrรณ con un amigo Senador, si bien de un partido distinto al suyo, contertulio de cantina y dominรณ.
–¿Tienes prisa?
Labios Rojos volviรณ a consultar el reloj. Y como la respuesta fuera negativa, se encaminaron hacia un bar del centro comercial. Pidieron ambos un vodka en las rocas, que fueron dos porque era hora feliz. Hablaron primero de polรญtica y despuรฉs del estado del tiempo. Al segundo trago (cuarto), ella le dijo que debรญa retirarse porque tenรญa una cita con el Eminente Empresario, aunque no le dijo el motivo de su visita.
–Paga mientras yo voy a los servicios.
Orinรณ, se repintรณ los labios con el bilรฉ rojo y regresรณ al bar. El Senador ya no estaba allรญ. Habรญa dejado sobre la mesa dos billetes para pagar la cuenta, ademรกs de otro vaso de vodka (dos). Labios dio un par de sorbos a la bebida y, antes de pasar al estacionamiento por su BMW, se comprรณ un sombrero. Rojo.
Mientras tanto, el Senador ya llamaba a la puerta del Eminente Empresario.
–Vengo con un encargo del Partido.
Aunque el acaudalado inversionista esperaba la voz de una mujer, permitiรณ la entrada del enviado que esperaba. Al abrir la puerta se topรณ con una pistola que le apuntaba a la cabeza. Amordazado y maniatado, fue conducido a un clรณset. El Senador le inyectรณ en el brazo una sustancia de dudosa transparencia. Sobre una mesita habรญa una maleta llena de dinero.
Labios Rojos tocรณ el timbre.
–Vengo con un encargo del Partido.
El Senador dejรณ entreabierta la puerta y corriรณ a encerrarse en el baรฑo.
–La escucho –le dijo desde su escondite.
–Le traigo los papeles: el permiso para la construcciรณn de un centro comercial en Xochicalco, la concesiรณn de veinte gasolineras y el documento de propiedad de quince kilรณmetros de playas en Oaxaca.
–Puede tomar mi aportaciรณn. Estรก en la maleta.
–¡Cuรกntos billetes! –exclamรณ apenas la abriรณ.
–Son mi contribuciรณn a la democracia.
–¡Quรฉ generoso!
–Es para fortalecer al Partido.
–¡Cuรกnto enigma!
–Asรญ es la polรญtica –y el Senador saliรณ del baรฑo pistola en mano.
Repitiรณ el procedimiento de seguridad y guardรณ a Labios Rojos en el clรณset junto al Eminente Empresario. Saliรณ del lugar con la maleta y los documentos.
Ese dรญa no hubo ninguna metรกfora que pasara por allรญ para rescatarlos. Fueron encontrados dos dรญas despuรฉs. El MP acudiรณ al lugar de los hechos, “declarรกndolos muertos”. ~