Las conjugaciones de Podemos

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Mucho se ha insistido en que los lรญderes de Podemos son profesores de ciencia polรญtica. Sin embargo, nadie sabe muy bien quรฉ significado atribuir a ese hecho. ¿Son aprendices de brujo que estรกn convirtiendo Espaรฑa en un gigantesco trabajo de campo, heraldos de una diferente profesionalizaciรณn de la polรญtica, modernos Quijotes que no sueรฑan con libros de caballerรญa sino con revistas internacionales con รญndice de impacto? Simultรกneamente, han estallado modestas disputas intelectuales en torno a su genealogรญa teรณrica, como la que trata de decidir si son o no gramscianos. Y no faltan quienes apuntan que estas adjetivaciones carecen de toda importancia a estas alturas, siendo lo relevante atender a lo que Podemos llegue a hacer por encima de lo que piense.

Serรญa un error, no obstante, desdeรฑar las bases teรณricas de Podemos como una curiosidad sin importancia. Para empezar, estรก el puro placer intelectual de conocerlas, para asรญ observar el desarrollo de la formaciรณn con un ojo puesto en sus fundamentos. Pero sucede tambiรฉn que pocas veces se habrรก visto una correspondencia tan exacta entre la teorรญa y la praxis en nuestro sistema polรญtico, lo que significa que la รบltima no puede entenderse sin la primera; es, de hecho, una teorรญa orientada a la praxis. Asรญ lo demuestra la intervenciรณn de รรฑigo Errejรณn, nรบmero tres del partido, en un mรกster organizado por el Departamento de Ciencia Polรญtica de la uned, disponible en YouTube. Su exposiciรณn es brillante, aunque –para quien conozca sus fuentes intelectuales– nada original. Allรญ puede constatarse, en todo caso, por quรฉ los grandes partidos espaรฑoles se encuentran con el pie cambiado: su mentalidad de gran empresa consolidada se ha visto sacudida por la irrupciรณn de una รกgil start-up que ha cambiado el mercado en que todos compiten. รbamos al Corte Inglรฉs y ahora preferimos una tienda digital.

Dicho esto, ¿de quรฉ fuentes bebe Podemos? Mรกs aรบn, ¿quรฉ relaciรณn hay entre sus bases intelectuales y su prรกctica polรญtica? Si queremos seรฑalar rรกpidamente sus principales influencias, hay que hablar de un itinerario teรณrico que empieza en Antonio Gramsci, sigue con Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, influidos a su vez por Jacques Derrida e incluso Carl Schmitt, hace parada en Jacques Ranciรจre, coquetea con ลฝiลพek y en todo momento se alimenta de la teorรญa de los marcos que, desde la psicologรญa y la sociologรญa, es parte decisiva de la explicaciรณn contemporรกnea de los movimientos sociales. Y, si queremos reducir todo esto a una sencilla formulaciรณn, podemos recurrir a la famosa frase de Victor Hugo segรบn la cual puede pararse a un ejรฉrcito, pero no a una idea cuyo momento ha llegado. Porque Hugo tenรญa razรณn, pero se olvidรณ de aรฑadir que las ideas no nacen en el vacรญo ni se propagan espontรกneamente. Premisa mayor de Podemos es la necesidad de impulsar ciertas ideas, con objeto de generalizarlas cuando la ocasiรณn sea propicia, para asรญ cambiar la percepciรณn de los ciudadanos como primera fase de un proyecto mรกs amplio de transformaciรณn social.

Ni quรฉ decir tiene que no es precisamente novedoso apuntar que la percepciรณn es un elemento decisivo de la vida; tampoco que el lenguaje es constitutivo de la realidad asรญ percibida: venimos sabiรฉndolo desde Platรณn y nos lo recordรณ Maquiavelo. Pero la filosofรญa occidental ha ido refinando considerablemente su vocabulario sobre la relaciรณn entre las palabras y las cosas, prestando cada vez mรกs atenciรณn a los procesos a travรฉs de los cuales ciertas formas de percibir la realidad pasan de los mรกrgenes al centro e incorporando a sus anรกlisis no solo la creaciรณn estatal de imรกgenes sino tambiรฉn su misma germinaciรณn social. La vieja idea de Hugo, convertida ahora en frame.

Esto significa que no existen significados fijos, sino que la sociedad se encuentra constituida en cada momento por un conjunto de relaciones de poder que han cristalizado en una determinada organizaciรณn de la realidad, sedimentada y naturalizada por el paso del tiempo, presentada como si fuera inevitable y no contingente. Tal es la tesis central del pensador argentino Ernesto Laclau, para quien el orden social es un discurso, o sea, un conjunto de prรกcticas y significados que no tienen un contenido estable, sino flotante, porque su sentido depende de las relaciones, por definiciรณn dinรกmicas, entre diferentes clases y grupos. De ahรญ que la sociedad siempre estรฉ abierta, aunque en un sentido diferente al popperiano. Y corresponde a la polรญtica poner en cuestiรณn el orden existente, haciendo ver que nada hay de necesario en รฉl; Laclau es asรญ posmarxista, porque afirma la primacรญa de lo polรญtico y no de lo econรณmico. Es el paso que Gramsci no llegรณ a dar cuando formulรณ su nociรณn de hegemonรญa, reformulada por el propio Laclau y Chantal Mouffe, quienes ponen de manifiesto en trabajos conjuntos que las alianzas entre grupos susceptibles de alterar ese orden falsamente naturalizado no responden a rรญgidas divisiones de clase. Algo visible en el variado perfil sociolรณgico del potencial votante de Podemos, y que a su vez permite subrayar el papel de los llamados “grupos subalternos”: desde las mujeres a los indรญgenas. Nuevos actores que permiten crear nuevas coaliciones y alterar el equilibrio de intereses existentes.

¡Pluralismo! Justamente. Y su reconocimiento teรณrico implica una concepciรณn agonรญstica de la polรญtica, asรญ Mouffe, como canalizaciรณn de un conflicto que el consenso –aspiraciรณn imposible– no puede erradicar. En esto, Mouffe sigue a Carl Schmitt y su cรฉlebre distinciรณn entre amigo y enemigo, cruzada con la idea de Derrida sobre la diffรฉrence. Asรญ las cosas, construir un eje antagรณnico, un nosotros frente a un ellos, es esencial para constituir identidades que, por esa misma razรณn, no tienen un carรกcter definitivo. En el marco de esa “democracia agonรญstica”, el populismo es entendido, a la manera de Laclau, como una lรณgica social antes que como una ideologรญa especรญfica. Se trata de una lรณgica fundamentalmente democrรกtica, en la medida en que la construcciรณn del pueblo es vista como la tarea central de toda polรญtica moderna. Desde este punto de vista, el populismo pasa a ser una forma de la lucha por la hegemonรญa, mediante la cual unas demandas hasta el momento marginales son politizadas y universalizadas, pasando a formar parte del vocabulario ordinario de todos los agentes polรญticos. Asรญ, desde el momento en que los rivales de Podemos usan el tรฉrmino casta, estรกn otorgรกndole una victoria: porque entran al combate con metรกforas ajenas, creando asรญ una realidad distinta a travรฉs del discurso.

En este punto, la relaciรณn de Podemos con los movimientos sociales tiene especial relevancia, ya que el verdadero cambio polรญtico solo se hace posible despuรฉs de que la polรญtica insurgente desarrollada por aquellos ha preparado el terreno. En la conferencia citada, Errejรณn habla explรญcitamente de la “grieta” abierta por el movimiento 15m como el momento en que se produjo “una quiebra en el sentido instituido” en Espaรฑa y se abrieron nuevas posibilidades hegemรณnicas. Acertadamente, la teorรญa contemporรกnea de los movimientos sociales ha tendido a caracterizar a estos como agentes de persuasiรณn que libran una guerra de significados en torno a la realidad social, tratando de modificar el entendimiento mayoritario sobre determinados asuntos. En lugar de enmarcar una chimenea humeante como sรญmbolo de progreso, ver en ella poluciรณn; reinterpretar el desahucio como un problema pรบblico antes que un drama privado; etcรฉtera. Ya lo dice ลฝiลพek: todo es ideologรญa. O sea: la realidad depende del modo en que veamos la realidad. Este constructivismo radical, dicho sea de paso, bien puede explicar la dificultad que encuentran estos movimientos populistas para traducir la “voluntad de cambio” en rendimientos econรณmicos dignos de tal nombre.

Hay muchos otros aspectos del fenรณmeno Podemos –como su fuerte dimensiรณn emocional– que merecen atenciรณn; asimismo, sus bases teรณricas son susceptibles de una crรญtica fundamentada. Pero no se trataba aquรญ sino de presentar esas bases, especialmente relevantes para un partido de politรณlogos. Mรกxime porque incluyen, como ha podido verse, un manual de instrucciones para el acceso al poder y un programa de resignificaciรณn cuyo nรบcleo es la desacralizaciรณn del rรฉgimen constitucional vigente, seรฑalado por Iglesias Co. como una contingencia que ha permanecido naturalizada demasiado tiempo. Si Espaรฑa no tenรญa una democracia agonรญstica, desde luego ha pasado a tenerla. La guerra –por el significado, por los recursos, por el poder– estรก en marcha. Y por eso conviene saber quรฉ piensan los generales. ~

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(Mรกlaga, 1974) es catedrรกtico de ciencia polรญtica en la Universidad de Mรกlaga. Su libro mรกs reciente es 'Ficciรณn fatal. Ensayo sobre Vรฉrtigo' (Taurus, 2024).


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