El viceministro de Descolonizaciรณn de Bolivia, el indรญgena Fรฉlix Cรกrdenas, niega al periodista que lo estรก entrevistando que los “mestizos” sean una identidad รฉtnica y por tanto merezcan una casilla propia en el cuestionario del censo nacional que se realizarรก este aรฑo. Mientras lo hace –segรบn muestra la fotografรญa del periรณdico– viste una chaqueta plรกstica amarilla con vivos negros que casi deslumbra, y una T-shirt –llamada por aquรญ “polera”– con los retratos de los Beatles y la leyenda “Let it be” estampados en ella.
Sรญ, dejemos que el Viceministro de Descolonizaciรณn sea. Que sea, entre otras cosas, un mestizo, lo que tambiรฉn es, si se pasa revista de su vestuario, se recuerda el origen latino de su nombre, espaรฑol de su apellido, y se toma en cuenta el idioma en el que habla y escribe, entre otras evidencias.
No esperemos, en cambio, la inversa. Ni Cรกrdenas ni su Gobierno permitirรกn que ningรบn boliviano sea mestizo otra vez, no al menos en las estadรญsticas oficiales, consagradas a respaldar el mito fundacional del rรฉgimen actual. Esto es, que la Revoluciรณn Nacional fracasรณ, los indรญgenas (a secas) siguen formando la mayorรญa de la poblaciรณn y conservan, ademรกs, una esencia racial y cultural intocada por el proceso de mestizaje fomentado durante el รบltimo medio siglo.
Esta ideologรญa cumple una valiosa funciรณn polรญtica: permite poner al Estado a la tarea de rescatar dicha “esencia” del fondo de los escombros del Occidente, pulirla hasta sacarle la pรกtina hispana que pudiera habรฉrsele adherido (“descolonizar el paรญs”) y exaltarla como una alternativa radicalmente diferente al nacionalismo boliviano previo a Evo Morales y, aรบn mรกs, a los modelos internacionales de desarrollo econรณmico: consumistas, individualistas y enemigos de la naturaleza.
“Ideologรญa”, digo, en el conocido sentido marxista: รบtil pero al mismo tiempo falsa. Basta preguntar a los bolivianos sobre la identidad que se asignan a sรญ mismos (y se han hecho muchas encuestas al respecto) para que la respuesta revista siempre un carรกcter dual: la mayorรญa de la gente se considera “indรญgena” (parte de los grupos quechua, aymara o guaranรญ), al mismo tiempo que “mestiza”.
Esto significa que el proyecto de la Revoluciรณn Nacional se cumpliรณ; aunque, como suele ocurrir, no exactamente en la forma prevista. La identidad “boliviana” no uniformรณ a los habitantes al sobreponerse a sus particularidades, como se querรญa, sino que se entretejiรณ con รฉstas, que todavรญa perduran. รsta es la condiciรณn que algunos llaman “posmoderna”, provocada por un medio social “gelatinoso” en el que cada uno establece contacto con todos y, entonces, puede ser parte de (o adherirse a) distintas colectividades a la vez.
Regionalistas al mismo tiempo que nacionalistas; bolivianos, andinos, latinoamericanos, hispanoamericanos; simultรกneamente indรญgenas y mestizos: la pluralidad constituye nuestro verdadero ser. La dinรกmica de la sociedad contemporรกnea (por cierto: acelerada por la contribuciรณn de los Beatles y sus canciones) nos ofrece esta maravillosa posibilidad.
Por supuesto, este pluralismo no agrada a quienes, pese a su propia hibridez, aspiran a la pureza, aborrecen al diferente y al extraรฑo, tratan de impedir las novedades suscitadas por los avances de los medios de comunicaciรณn e intercambio. A los conservadores y a los inmovilistas. A quienes necesitan que la gente sea una sola cosa, para que actรบe de una sola manera.
Periodista y ensayista boliviano. Autor de varios libros de interpretaciรณn de la polรญtica de su paรญs, entre ellos El pensamiento boliviano sobre los recursos naturales (2009).