No fue un error, fue una broma cervantina…

La lecciรณn de โ€œMarinero de Tarpeya...โ€ no fue el desliz de algรบn inculto y menos una errata editorial.
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En la cauda del Romancero hispรกnico, hay un romance singular sobre la vida de Nerรณn (bajo el nombre de “Nero”) que uno de sus editores recientes, Giuseppe Di Stefano, no ha dudado en llamar “un pequeรฑo monumento de apretada erudiciรณn” y de seรฑalar que “tiene algo de monstruoso su furor acumulativo”. Leamos sus primeros versos para entender a quรฉ se refiere:

Mira Nero de Tarpeya

a Roma cรณmo se ardรญa.

Gritos dan niรฑos y viejos

y รฉl de nada se dolรญa.

El grito de las matronas

sobre los cielos subรญa;

como ovejas sin pastor

unas a otras corrรญan,

perdidas, descarriadas,

llorando a lรกgrima viva.

No queda duda respecto al sobrepujamiento en cada verso. Pese a ello, tampoco tiene un origen inexplicable: se trata de un ejemplo mรกs del autor no muy dotado que decide hacerse el interesante con el brillo de una erudiciรณn libresca. Si avanzamos en la lectura del romance, podremos advertir cรณmo se escapa con cierta naturalidad hacia el catรกlogo de historia romana y el dato de trivia para el erudito curioso, lo que sin duda serรญa un valor agregado en ciertos cรญrculos:

De la Torre de Mecenas

lo mirava todo y veรญa

el ahijado de Claudio,

que a su padre parecรญa,

el que a Sรฉneca dio muerte,

el que matara a su tรญa,

el que antes nueve meses

que Tiberio se morรญa

con prodigios y seรฑales

en este mundo nacรญa;

el que siguiรณ los cristianos,

el padre de tiranรญa.

Discurre aquรญ una apretada sรญntesis de tropelรญas cometidas impunemente por Nerรณn que podrรญan rastrearse fรกcilmente en la biografรญa de Suetonio, no sin algo de esfuerzo (para entender “el que antes nueve meses / que Tiberio se morรญa […] en este mundo nacรญa” habรญa que hacer alguna cuenta: Tiberio habรญa muerto el 16 de marzo del 37 d. C. y Nerรณn nacรญa el 15 de diciembre). Tanta informaciรณn sugiere que los lectores capacitados para acercarse y disfrutar este romance no debieron ser legiรณn.

Lo que sรญ ha sorprendido a la crรญtica es la capacidad del pueblo para reinterpretar este lujo cultural remanente y hacerlo suyo a travรฉs del error. Es fama que un editor muy distraรญdo y descortรฉs con su modelo, quizรก tambiรฉn algo ignorante, empezรณ el romance con “Marinero de Tarpeya…” en vez de su original, “Mira, Nero de Tarpeya…” La variante que transforma el cultismo onomasiolรณgico en un vulgar marinero de Tarpeya ha sido aceptada muchas ocasiones por la crรญtica y presentada como evidencia principal para demostrar la capacidad de los transmisores orales para echar a perder, gracias a su vitalidad un poco inconsciente, lo que tocan; incluso la referencia culta que no entienden dentro de un romance erudito. En Mรฉxico, un ejemplo anรกlogo serรญa el famoso “extraรฑo enemigo” del himno nacional, ese misterioso “Massiosare” (deturpaciรณn de “mas si osare”, donde al menos “mas” como conjunciรณn adversativa y “osar” como verbo son formas algo arcaicas y de uso escaso entre la poblaciรณn).

Lo curioso del caso es que dicho disparate no procede de ningรบn cantante de ocasiรณn y menos de un impresor de la รฉpoca; quien se refiere por primera vez a esta confusiรณn es Cervantes y lo que ha escrito de “Marinero de Tarpeya” no lo ha puesto por ignorancia ni porque lo haya escuchado cantar en la calle de un transmisor poco dotado, sino con una intenciรณn burlesca, al final del Rinconete y Cortadillo, cuando el narrador celebra que sea Rinconete, “aunque muchacho, de muy buen entendimiento”, lo que ilustra al apuntar que, como “sabรญa algo de buen lenguaje”, “dรกbale gran risa pensar en los vocablos que habรญa oรญdo a Monipodio y a los demรกs de su compaรฑรญa”, como “cuando la Cariharta dijo que era Repolido como un Marinero de Tarpeya y un Tigre de Ocaรฑa, por decir Hircania, con otras mil impertinencias”. Ambos disparates vuelven a aparecer en un par de ocasiones en la obra cervantina, lo que demuestra la naturaleza intencional del barbarismo. Un poco antes, cuando la Cariharta le ha pedido a Monipodio que no le abra la puerta a Repolido, “a ese marinero de Tarpeya, a ese tigre de Ocaรฑa” y aparece de nuevo en La Gitanilla, cuando Preciosa canta su suerte a la tenienta por un humilde dedal de plata y la describe con metรกforas jocosas como la del “tigre de Ocaรฑa”.

Este tigre, por supuesto, merece algรบn comentario para redondear la broma: mientras que el tigre hembra de Hircania era sinรณnimo de la mayor fiereza, el de Ocaรฑa serรญa un tigre rรบstico y simplรณn. Ahรญ, el pรบblico lector seguramente tendrรญa en cuenta la animada descripciรณn del Cid cuando su padre busca venganza en el romance que comienza con “Cuidando Diego Laรญnez…”, donde se le describe iracundo:

Encarnizados los ojos

cual fiera tigre de Ircania,

con tanta ira y denuedo,

que atemoriza y espanta

Un tigre de Ocaรฑa, lejos de inspirar temor, moverรญa a risa por lo inusitado de la comparaciรณn. La regiรณn ignota de Hircania era sustituida en el oรญdo del usuario, sin piedad, por Ocaรฑa, alusiรณn a una ciudad espaรฑola desprovista de cualquier sofisticaciรณn. A mรญ, que trabajo en el campus Iztapalapa de la Universidad Autรณnoma Metropolitana, no pocas veces me han lanzado denominaciones burlescas semejantes, como “Iztapaharvard”, donde se juega con el prestigio de un sitio y el localismo del otro.

La lecciรณn de “Marinero de Tarpeya…” no fue el desliz de algรบn inculto y menos una errata editorial, porque en ninguno de los pliegos sueltos de la รฉpoca, ni en el mรกs humilde y errรกtico, se ha conservado esta lecciรณn; menos en un cancionero impreso. Estamos, sin lugar a dudas, frente a un chiste erudito (realizado a costa de los personajes simplones que transitan por la obra cervantina). Augusto Monterroso recuerda, en “Las almas en pena” de La letra e, que hace aรฑos, en el cafรฉ Triana en Mรฉxico, Raimundo Lida contaba sobre aquellos lectores imaginativos que entendรญan “El dulce lamentar de dos pastores” de Garcilaso como “El-dulce-lamen-tarde-dos-pastores”; variaciรณn jocosa y, en el fondo, ni error de imprenta ni de transmisor turulato, simple anรฉcdota erudita para pasar el rato.

 

 

 

 

 

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Profesor investigador de tiempo completo de la Universidad Autรณnoma Metropolitana - Iztapalapa. Doctor por El Colegio de Mรฉxico y Licenciado por la Universidad Veracruzana.


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