He ahí el puntual título de la entrevista que Andrés Becerril le hace a Camilo Valenzuela, ex guerrillero de la Liga 23 de Septiembre, hoy presidente del Consejo Nacional del PRD y líder de la REDIR (Red de Izquierda Revolucionaria), que aparece en Excélsior el 29 de julio del año en curso.
Me parece importante leer lo que dice este señor, y difundirlo antes del 2010 fecha en que –como se verá— México formará parte de “las democracias más avanzadas de América, como Venezuela”. Y coméntenlo quienes opinan que se pierde tiempo haciéndole caso a personajes como Valenzuela o Fernández Noroña o… Se transcribe al pie de la letra.
El presidente del Consejo Nacional del PRD, Camilo Valenzuela, sostiene que a partir del “fraude y usurpación de 2006” en México ha iniciado un periodo de crisis en todos los planos, “el más grave después de la Revolución mexicana”, de la cual no está exento el partido al que pertenece.
Asegura Valenzuela que para lograr ese objetivo existe una clara estrategia a seguir:
“Hay que derribar esta República simulada antes de 2010. Si no, ¿qué vamos a celebrar ese año? ¿El Bicentenario de la Independencia?, pero si ya sólo quedan unas cuantas tajadas de patria que no han sido rematadas”.
Como ejemplo se refiere a que los sistemas financiero, comercial e industrial del país ya no son en su mayoría propiedad de mexicanos; “bueno, ¡hasta la Virgen de Guadalupe y el maíz ya están en manos extranjeras!”
— ¿Cómo cree que podría lograrse eso? —se le pregunta.
— Yo diría que algo así como la vía boliviana (de 2003). O sea, que la lucha cívico popular, democrática, revolucionaria y pacífica se amplíe y fortalezca. (Y) podamos hacer imposible que se gobierne este país contra esa movilización de masas cívico popular, no veo otra —comenta Valenzuela.
En entrevista, el líder partidista y ex guerrillero asegura que existe “la necesidad de legislar para establecer el derecho de la ciudadanía para revocar mandatos de gobernadores y hasta del Presidente, “como existe en las democracias más avanzadas de América Latina, como Venezuela, donde la derecha ha intentado revocar a (Hugo) Chávez, pero la mayoría apoya a Chávez”.
— En este movimiento de masas ¿cómo juegan los movimientos revolucionarios armados, sobre todo a la luz de la reaparición del EPR?
— Veo que el EPR debería revisar su estrategia, porque el resto de los grupos armados reivindica que el sujeto principal de cambio es ese movimiento de masas patriótico y democrático, y su propia concepción de qué hacer o qué no hacer está en función de que se fortalezca ese movimiento que en 2006 devino en voluntad mayoritaria de cambio y por eso se tuvo que hacer fraude.
Explica que la idea de los núcleos que plantean la lucha armada deja de lado que desde 1988 el pueblo conformó un movimiento de masas, que antes solamente eran grupos, pero que a partir de 1988 se convirtieron en millones que buscaban rescatar la nación.
“Sería a través del desarrollo de este movimiento patriótico y democrático, de generalizar su capacidad de acción en el país en lugar de sólo hacer grandes concentraciones en el Distrito Federal. Los bolivianos demostraron que el desarrollo de la lucha política de masas puede tumbar presidentes, puede abrir elecciones extraordinarias con reglas que garanticen sufragio efectivo y permitirle a los pueblos poner gobiernos que la ayuden a rescatar la nación, pues nos estamos quedando sin ella”.
“Esa —agrega Valenzuela—, debiera ser la actitud de todos los actores políticos: hacer del fortalecimiento, ampliación, y desarrollo de la capacidad de lucha de masas democrática, revolucionaria y pacífica su deber principal, incluso para el PRD porque no está haciendo su tarea”.
De acuerdo con las declaraciones del líder perredista, el futuro del Partido de la Revolución Democrática “depende de qué tanto se corresponda su visión, sus políticas y prácticas con los retos que plantea la circunstancia nacional; de tal manera que las circunstancias que emergieron a partir del fraude y de la usurpación, reclaman para el PRD un replanteamiento y revisión de fondo de la línea política con la que ha venido actuando desde 1988 a la fecha, porque en 20 años esa línea política no nos ha permitido ni desplazar a los neoliberales de la conducción del país y tampoco contener las agresivas políticas con las que se ha estado arruinando la planta productiva nacional y profundizando en justicia social hasta convertir a México en uno de los países más desiguales del mundo”.
Esa revisión, dice Valenzuela, debe buscar generar lineamientos para responder a una disputa por refundar la República y rescatar la nación en un estadio muy avanzado, con serios problemas de descomposición, “incluyendo este retroceso autoritario que está tomando forma de una nueva guerra sucia”.
En opinión de Valenzuela, algunos de los ejes por los que debe pasar ese replanteamiento perredista es “asumir la necesidad de darle organización permanente y participativa al movimiento cívico-popular que nuestro organismo conformó en 1988 con capacidad de disputar la hegemonía en el país. Creo que el abandono de esta tarea para conformar un poder alternativo, una soberanía popular es la principal desviación que el PRD ha tenido y que lo ha incapacitado para encabezar a ese poder alternativo y acceder a la conducción del país”.
Otro aspecto que señala es la necesidad de que el PRD se replantee su quehacer desde los espacios institucionales. “En la medida que ha abandonado la visión de que el sujeto del cambio es el movimiento patriótico y democrático de millones de mexicanos y mexicanas y que ha venido asumiendo una dinámica burocrática electoral, donde la gente cuenta sólo cuando hay elecciones, los espacios institucionales conquistados en su inmensa mayoría no contribuyen a desarrollar el movimiento patriótico, por el contrario, se han ido asumiendo como espacios para obtener privilegios para quienes los ocupan y para los grupos que rodean a quienes los ocupan”.
Además, expone que un cambio de visión reclama que el PRD atienda los problemas y la lucha social de los que se ha alejado, al devenir en un aparato puramente electoral que nada más espera las elecciones.
“Requeriría que el PRD le diera importancia a las ideas, a la definición de políticas, a la discusión colectiva, porque en estos años de su existencia se ha vaciado ideológica y políticamente, su pensamiento es convencional, empobrecido al extremo, la vida interna también se ha empobrecido, no hay formación política, sólo una especie de administración de esa dinámica burocrática-electoral”, subrayó.
Es un escritor, editorialista y académico, especialista en poesía mexicana moderna.