Nota al pie

Sobre la obscenidad descarnada de la publicidad.
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Uno entretiene la mente como bien puede. Las catorce horas de un reciente vuelo no sรณlo trasatlรกntico, sino transcontinental y transhemisfรฉrico, las pasรฉ en su mayorรญa trabajando una traducciรณn puramente mental, del francรฉs, de La Nube en pantalones, 1915 (ะžะฑะปะฐะบะพะฒัˆั‚ะฐะฝะฐั…), de Mayakovski. Una serie de versos llamaron mi atenciรณn, por hallar yo en ellos la inesperada presencia de la marca de cocoa que a veces bebo mientras estoy ante el teclado. La marca de cocoa, que no harรก ni dos semanas bajรฉ a reponer en el supermercado, acercรณ molestamente el texto a mi cotidianidad; hasta ese momento el vigoroso lamento de amor del admirado Vladimir flotaba a una altura de sublime enrarecimiento.

Los versos en cuestiรณn irรญan mรกs o menos asรญ:

 

Es bueno, abrigada ya el alma en una blusa amarilla

protegerla de miradas indiscretas

Es bueno

cuando te arrojan a los dientes del cadalso

gritar:

“¡Beban cocoa Van Houten!”

 

¿Quรฉ diablos estรก ocurriendo ahรญ?, me preguntรฉ a no sรฉ cuรกntos pies de altitud.

Vuelto a casa, una rรกpida consulta me permitiรณ salir de dudas. Resulta que la empresa Van Houten inventรณ, hacia 1828, un procedimiento para convertir el cacao, traรญdo de las colonias batavas de ultramar, en un polvo soluble en leche o agua, innovaciรณn exitosรญsima que permitiรณ a la marca posicionarse —dispensen el repulsivo lenguaje del marketing— como marca global desde mediados del siglo xix.

Pero a lo que Mayakovski hace alusiรณn es a un aberrante suceso referido por los diarios de la รฉpoca: siendo las ejecuciones pรบblicas un espectรกculo popular pretendidamente edificante, un vivillo publicista d'avant-garde habrรญa logrado convencer a un condenado a muerte de venderle sus รบltimas palabras a la sociedad comercial holandesa y gritar “¡Beban cocoa Van Houten!” a cambio de una compensaciรณn monetaria para los deudos que dejarรญa desamparados…

Tal es –me digo que nos dice con clarividente ironรญa Mayakovski– la obscenidad descarnada de la publicidad: un lenguaje en que ninguna palabra dice lo que quiere decir puesto que todo el mensaje estรก instrumentalizado. Y lo seรฑala en un momento en el que la publicidad no habรญa aรบn cumplido con su misiรณn histรณrica como paladรญn del mercado, la de desacomplejar el acto de consumo.

Agrego en mi libro mi nota al pie. Lo cierro y, pensando en todo ello, me asomo a mirar la actualidad tal y como la filtran, en las redes sociales, mis amigos digitales. La siempre vigilante Tania Castillo me encauza hacia una afrentosa reverberaciรณn…

En el Twitter de la nefanda Nestlรฉ™, un agravio en 37 caracteres:

CRUNCH Mรฉxico

@CrunchMX

A los de Ayotzinapa les dieron Crunch

12:01 AM – 09 nov 14.

 

¿Quรฉ diablos estรก ocurriendo ahรญ? Al parecer, cumplida su misiรณn histรณrica, la publicidad se busca nuevas misiones.

El mundo, sรญ, de mal en peor. ~

 

 

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(ciudad de Mรฉxico, 1970) es escritor y cineasta. Publicรณ el libro Evocaciรณn de Matthias Stimmberg (Heliรณpolis) en 1995, traducido al francรฉs y reeditado por Interzona en 2007.


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