Hace unas semanas –como se ha comentado en varias partes y en esta misma columna– un puรฑado de activistas agraviรณ a la Universidad Nacional Autรณnoma de Mรฉxico (UNAM) ostentando su desdรฉn a la libertad de cรกtedra y echando de su territorio a un universitario (el senador Francisco Labastida), luego de pasarlo sumariamente por un tribunal privado que lo hallรณ culpable de ser “burguรฉs” y “enemigo de clase de los trabajadores”. (Las autoridades, como es su obligaciรณn legal y moral, declararon que se tomarรญan las medidas correspondientes contra esos activistas y, si bien no ha habido noticias al respecto, no tardarรกn en hacerlo.)
Una semana mรกs tarde, universitario consciente que soy, lamento tener que referirme a un nuevo agravio.
Como lo reportรณ El Universal el dรญa 16 de marzo, resulta que el diputado Alejandro Encinas (PRD) acudiรณ a la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlรกn con objeto de participar en un mitin de naturaleza polรญtica como parte de su campaรฑa para alzarse con la gubernatura del estado de Mรฉxico. Al tomar la palabra, comunicรณ a los jรณvenes presentes que las autoridades habรญan procurado impedirle la entrada por รณrdenes del Sr. Peรฑa Nieto, gobernador de ese risueรฑo lugar donde se es mexicano dos veces (el discurso puede leerse en la secciรณn “comunicados” de la pรกgina web diputadosprd.org.mx).
El Sr. Encinas manifestรณ enรฉrgicamente su repulsa, se declarรณ “sorprendido” de que aรบn “haya autoridades que no quieren que los estudiantes piensen” y dijo que “ni en los peores momentos del porrismo y el autoritarismo en la UNAM nos negaron el uso de una plaza para presentar libremente nuestras ideas”. Acto seguido, manifestรณ haber presentado “un reclamo” ante esas autoridades y agregรณ: “espero que pronto las cambiemos” para que “el espรญritu universitario prevalezca”.
Ahora, si por un lado el artรญculo 2 del Estatuto General de la UNAM dispone que la UNAM acogerรก en su seno “todas las corrientes del pensamiento” –como es propio de una universidad moderna—, por el otro enfatiza que lo harรก “con propรณsitos exclusivos de docencia e investigaciรณn”. No sรฉ si una campaรฑa polรญtica califique entre esos propรณsitos, que la UNAM se ordena respetar, y que sin duda respeta, pero eso es, como siempre, secundario.
El Dip. Encinas tiene todo el derecho de pronunciarse –como lo hizo– en contra de las polรญticas de la UNAM, por ejemplo contra su intenciรณn de fomentar entre los estudiantes una “actitud emprendedora”, como anunciรณ el Sr. Rector Josรฉ Narro en su discurso al cumplir dos aรฑos en la rectorรญa. Y tiene el diputado todo el derecho de opinar que esa le parece una actitud “neoliberal, conservadora y autoritaria” (en su opiniรณn no se necesita “actitud emprendedora”, sino que el Estado recupere “su responsabilidad social”).
Lo que tambiรฉn puede, aunque no debe hacer, es agraviar a la UNAM acusando a sus autoridades de recibir รณrdenes del Sr. Peรฑa Nieto y, mucho menos, de acatarlas.
¿Cรณmo puede un proclamado defensor del espรญritu universitario acusar a las autoridades de la UNAM de una conducta a tal grado aberrante? ¿Cรณmo puede un polรญtico acudir a la UNAM y difamar asรญ a sus autoridades, hacerles reclamos, incorporar a su proyecto de gobierno el propรณsito de ordenarle a esas autoridades cรณmo obrar en el futuro y, encima, anunciarles su intenciรณn de “cambiarlas”?
Considero, desde luego, calumniosa esa acusaciรณn. Ni el director de la FES Acatlรกn, Dr. Alejandro Salcedo, ni mucho menos su jefe, el Sr. Rector Josรฉ Narro, le piden permiso a nadie para cumplir sus tareas y salvaguardar el espรญritu universitario. Me parece una vergรผenza esta intromisiรณn pรบblica de un diputado en los asuntos universitarios, y encuentro deplorable que atente contra la autonomรญa de la UNAM, tan laboriosamente conquistada y celosamente vigilada y puntillosamente resguardada, etc.
Aparecido previamente en El Universal
Es un escritor, editorialista y acadรฉmico, especialista en poesรญa mexicana moderna.
