Obsesiones equivocadas

En lugar de obsesionarnos con revivir a nuestros seres queridos muertos, quizรก debamos aprender a asumir nuestra propia caducidad.ย 
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Una pareja, chico-chica, tal vez reciรฉn casados, se muda a una casa en el campo, a las afueras de la ciudad. Al dรญa siguiente, รฉl muere en un accidente automovilรญstico. Ella estรก embarazada. A sugerencia de una amiga, recurre a un servicio que, con la informaciรณn acumulada en las redes sociales de รฉl, recrea, primero, un avatar digital del fallecido con el que se puede conversar, y despuรฉs un versiรณn robรณtica, un cuerpo de piel sintรฉtica con una conciencia no biolรณgica[1] con el que se puede incluso coger. Be Right Back, es el primer episodio de la segunda temporada de Black Mirror, la famosa serie de televisiรณn inglesa que trata temas ya no tan distรณpicos como la inmortalidad virtual, y que en sus mejores momentos representa el proceso de adaptaciรณn de personajes, como la protagonista de este episodio, con quienes el pรบblico comparte las leyes de la naturaleza, a extraรฑas nuevas tecnologรญas que permiten en esencia burlar con simuladores la muerte.

No sรฉ quรฉ es mรกs probable, que pronto platiquemos con las voces artificiales de nuestros seres queridos muertos, un servicio que ofrecen compaรฑรญas como Eterni.me, Legacy Lockery Entrustnet, o acaso convivamos con sus clones. O que logremos revertir la muerte. La empresa Bioquark Inc., ya estรก llevando a cabo un proceso que se propone recuperar la vida de veinte personas con muerte cerebral. Los cientรญficos van a inyectar cรฉlulas madre y un cรณctel de pรฉptidos en el cerebro, ademรกs de estimular el sistema nervioso centralcon rayos lรกser y otras terapias eficaces para pacientes en coma. Al parecer, es posible la resucitaciรณn porque “las cรฉlulas madre del cerebro pueden ser capaces de borrar su historia y volver a empezar la vida de nuevo, en funciรณn de su tejido circundante”.

Al parecer, seguimos con las obsesiones equivocadas.

Propongo recuperar mรกs bien una cultura del desapego a travรฉs de las despedidas ceremoniosas. ¿Por quรฉ no aprendemos, mientras enseรฑamos a las nuevas generaciones, a apreciar el cuerpo humano con su propia degradaciรณn? Asumir la caducidad propia. Vivir a conciencia de que nuestros padres, nuestra pareja y nuestros hijos pueden de hecho fallecer, e ir ensayando diferentes formas de la soledad, de un poco, no mucho, de independencia o de la autonomรญa emocional, pero sobre todo del duelo y de la capacidad de sobrellevar las pรฉrdidas. Comunicarnos nuestros รบltimos deseos, reescribir cada tanto el testamento, donar hoy mero nuestros รณrganos y acostumbramos a que nuestro cuerpo no es nada mรกs nuestro. Aprovechar la cotidianidad y planear una buena fiesta en lugar de un funeral.



[1]Discusiones sobre si la conciencia puede ser no biolรณgica aquรญ y aquรญ.

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