Pho en Fort Smith

Una visita a una pequeรฑa ciudad de Arkansas para probar un platillo tradicional vietnamita.ย 
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El Pho es el platillo mรกs famoso de la comida vietnamita. Consiste en un caldo de res con suaves tiras de tendรณn, noodles de arroz tipo vermicelli, germen de soya, y hierba de albahaca. Normalmente se condimenta con salsa de tamarindo o con salsa de chile rojo. Se sirve casi hirviendo y es excelente para esos dรญas de extremo calor y lluvia tan tรญpicos de Saigรณn. Este platillo exquisito, junto con los tradicionales sรกndwiches vietnamitas y los spring rolls, fueron traรญdos a Estados Unidos por refugiados de la guerra en aquel paรญs. Resulta ser que muchos de esos refugiados llegaron a la ciudad de Fort Smith en Arkansas y con ellos trajeron su cocina.

Fort Smith se desarrollรณ alrededor del Fuerte Chaffee que fue en su momento la frontera entre los Estados Unidos y el Wild West. Ahora es una ciudad donde la migraciรณn de vietnamitas, mexicanos y salvadoreรฑos estรก cambiando la forma de comer y cocinar. En especifico, la colonia vietnamita ha abierto restaurantes y tambiรฉn granjas de vegetales. Esta migraciรณn, y su presencia en la “plaza publica” de cocinas distintas, ha abierto un espacio para una forma de interacciรณn entre la comunidad sajona receptora y la minoria asiatica y latina migrante.

Originalmente las ideas sobre una migraciรณn exitosa se centraban en la asimilaciรณn de los reciรฉn llegados. Poco despuรฉs, las teorรญas sobre la incorporaciรณn de migrantes –que proponรญan que los diferentes grupos mantuvieran algunas caracterรญsticas de sus culturas de origen– dieron paso a las ideas del melting pot. Estas ideas normalmente se representaban a travรฉs de comidas o festivales รบnicos, que hacรญan de lo รฉtnico algo celebrado y fรกcilmente compartido. Sin embargo, no todos los migrantes tenรญan la misma oportunidad de integrarse; a fin de cuentas, muchos no han sido admitidos como parte de la sociedad receptora. De ahรญ que se crearan nuevas polรญticas en las que la asimilaciรณn quedรณ relegada para dar paso a una multiculturalidad que respeta diferencias y no establece jerarquรญas de mejores o peores culturas.

Estas nueva polรญticas multiculturales, aunadas al uso del internet, han dado paso a muchas formas de celebrar, y odiar, a nuevos grupos migrantes. Y el gusto por la comida de otras culturas sigue siendo un excelente vรญnculo entre los grupos receptores y los grupos inmigrantes. Sin embargo, tambiรฉn es posible discriminar a travรฉs de las manifestaciones de desagrado ante la comida ajena, asรญ como a travรฉs de lo que damos por hecho que comen los demรกs. Un ejemplo claro es el disgusto que nos sucitan aquellas culturas o grupos que disfrutan de entraรฑas y cortes simples de carne, o de animales que nosotros normalmente no consumimos –como los coreanos que disfrutan de caldos de perro o algunas culturas andinas que consumen cuyos. 

Las investigaciones sobre el gusto y los sentidos explican que, aunque sintamos repulsiรณn por comer esos animales y cortes o por sus preparaciones o condimentaciones, no es el disgusto por la comida lo que recordamos de las culturas que los consumen sino nuestra percepciรณn de que esas culturas son extraรฑas y por esas actividades tan peculiares debemos desconfiar de ellas. Asรญ, varias veces escuchamos que esos paรญses son bรกrbaros o totalmente mal educados en los placeres de las “altas” cocinas, sin recordar que los patรฉs no son mรกs que retazos de puerco cocidos y molidos o que los caracoles eran una plaga y se empezaron a consumir para contenerla.

Como buen turista gastronรณmico, antes de hacer mi viaje ya habรญa revisado los sitios de comida y sus recomendaciones. Habรญa visto menรบs y leรญdo la descripciรณn de platillos en restaurants vietnamitas, de comida tรญpica del sur de los Estados Unidos, de comida de Luisiana (conocida como Cajun), y del mercado local con verduras de la regiรณn –entre ellas, las mรกs suculentas okras.

La democratizaciรณn incentivada por internet fue evidente para mรญ despuรฉs de leer docenas de sitios donde consumidores dan sus opiniones sobre restaurantes, hoteles, y otros servicios. Lo que han hecho estos sitios es descubrir pequeรฑos restaurantes no incluidos normalmente en las guรญas de los crรญticos de comida. Muchos de estos permiten incluir fotografรญas y sus comensales suben fotos de la comida, las fachadas, los interiores y hasta los baรฑos. Esto nos permite saber quรฉ esperar de un lugar antes de que entremos por la puerta y quรฉ pedir antes de leer el menรบ. Asรญ, ahora tenemos a los mรกs diversos paladares probรกndolo todo y recomendaciones de platillos que muchas veces los "expertos" no conocen o no prueban.

Esta democratizaciรณn de las guรญas de restaurantes responde parcialmente a que muchas de las guรญas de renombre empezaron a volverse en una tรฉcnica mรกs de mercadeo: los restaurantes mรกs caros tenรญan mejor cobertura y los pequeรฑos comercios pasaban desapercibidos. Pero tambiรฉn a que las guรญas de renombre y sus crรญticos no se aventuraban a reseรฑar a los nuevos restaurantes, en barrios o colonias alejadas o pobladas por migrantes, a probar comidas exรณticas o descalificaban a aquellos lugares que, aunque tienen excelente comida, su servicio es anรณmalo. Entonces los comensales reaccionaron con sus propias plataformas, crรญticas y comentarios, dando espacio a miles de reseรฑas.

Asรญ es como encontrรฉ el Pho Vietnam en Fort Smith,  un pequeรฑo lugar en lo que solรญa ser una gasolinerรญa, con un menรบ รบnico de caldos, rollos y emparedados todos hechos de la manera tradicional, con productos de la regiรณn y por dos inmigrantes platicadores. Pero lo que mรกs me llamรณ la atenciรณn es el grupo de gente que comรญa ahรญ, y cรณmo el disgusto convivรญa con la bรบsqueda de lo exรณtico. Asรญ, cuando los comensales preguntaban cรณmo estaba hecho el platillo 23 o que llevaba el 88, las caras de horror eran evidentes, pero aun asรญ los ordenaban. Y es que el disgusto tiene una parte de curiosidad y la curiosidad nos genera adrenalina. Esta, a su vez, nos da el valor para probar cosas nuevas o hacer aquello que normalmente no nos atrevemos a hacer. Por eso al disgusto lo valoro, lo estudio y lo platico.

 

 

 

Uno de los lugares en Mรฉxico donde el sazรณn de la comida oriental ha arraigado con mรกs fuerza es en Mexicali. Esta ciudad del norte del paรญs es la prueba viva de la manera en la que una comunidad migrante puede ser abrazada por la cultura local y generar en ese encuentro una sincronรญa mรกgica. 

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Carlos Yescas es candidato a doctor en polรญtica por la New School for Social Research. Es juez internacional catador de queso y fundador de Lactography.


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