La piedra lanzada hacia el estanque
vive el vuelo
antiguo
original
perfecto
que dibujan las piedras cuando viajan por el aire
El brazo que impulsa aquella piedra
libera al mineral por un instante
del invisible lazo de su peso
Solo por verla provocar en el espejo
la danza concéntrica del círculo y la honda
le regala esa extensión de cielo
Pero una incertidumbre aflora en lo profundo
tras la caída
la duda en el ahogo de la piedra
que al irse al fondo
tan lejos de la luz que la calienta
lejos del sol que a medio día
dona el calor de un cuerpo vivo
pasa a habitar cierto silencio verde
de turbias transparencias y ecos sordos
y nada de la estela
queda luego
¿Tiene sentido el fuego
tanta energía desatada
en el lento derrumbe de la tierra?
¿Vale la pena el vuelo
el triunfal clavado
interrumpir por un instante
la ensimismada quietud de los estanques
para abismarse luego
en viaje lento
y en el fondo permanecer inmóvil?
Antes
mucho antes de que nadie
sobre la mesa echara a saltar
los dados de la suerte
uno de los nuestros arrojó
hacia el estanque
esas preguntas. ~
(ciudad de México, 1962) es promotor cultural, editor y poeta. Es director del Museo de Historia Natural y de Cultura Ambiental.