Por una Universidad de la Delincuencia

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SR. SECRETARIO DE EDUCACIÓN PÚBLICA:

Considerando: 1º, que con una alarmante rapidez, aquí en Esmógico City, Detrito Funeral, está evaporándose una hermosa tradición cultural: la del caco, esto es la civilizada, sofisticada, espiritualísima técnica del robo inofensivo, inadvertido y sutil practicado antaño por los rateros, los carteristas, los bolseadores y, en fin, por todos aquellos populares artistas de la pacífica sustracción del bien ajeno que funcionaban en las calles, en los vehículos públicos y aun en los hogares del ciudadanaje;

2º, que, contrariamente a aquella refinada técnica, hoy prosperan las mucho menos civilizadas maneras del asalto, el atraco, la cuchillada, el pistoletazo, la llave china, en fin: de la agresión física y hasta de la conversión del ciudadano vertical y móvil en citadino cadáver; y

3º, que la pérdida de una gloriosa tradición está resultando en el temor pánico del ciudadanaje a salir del ámbito hogareño (que, por su parte, ya no siempre es zona ajena a la “inseguridad pública”), propongo respetuosamente:

La creación de una Universidad de la Delincuencia en la cual se formen cacos, rateros, carteristas, bolseadores y otros finos practicantes de las técnicas (ya en vías de decadencia por cada vez mayor desuso) de la sustracción sutil, inadvertida, cortés y altamente profesional del bien ajeno, es decir del correcto y civilizado robo a los ciudadanos. Las cuales técnicas, además, podrían ser reconocidas por el Gobierno como de provecho nacional y muy conveniente para el ciudadanaje, que diariamente se arriesga, tembloroso, a peatonizar o viajar en taxi o autobús o metro, y que, para colmo, también teme quedarse en casita, porque hasta en ese último reducto puede ser atracado, herido, cadaverizado por los violentos amateurs del robo. La susodicha Universidad, que ya urge constituir, podría desde luego tener las etapas de kindergarten, primaria, secundaria, preparatoria, bachillerato, maestría, licenciatura y doctorado, y, de paso, la digna Secretaría al digno cargo de usted podría instituir un Premio Nacional de la Delincuencia Sutil y Pacífica, con todo lo cual se aseguraría la formación de delincuentes altamente calificados e inofensivos, como los de antaño, y así no sólo estaría más tranquilo el ciudadanaje sino además se atraería al turisterío nacional e internacional en busca de países excitantes.

Va una sugerencia final: el emblema gráfico de la Universidad propuesta podría ser aquella vieja foto en la cual en el coso taurino un carterista de aspecto popular está, ¡con qué finura, con qué arte!, sustrayendo una cartera del bolsillo lateral e interior del saco de uno de los taurófilos que levantan en hombros al matador glorificándolo por haber hecho una bella faena. (Y eso, una bella faena que honra al oficio, es lo que también hace en la foto el caco, anónimo pero visiblemente muy profesional.)

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Es escritor, cinéfilo y periodista. Fue secretario de redacción de la revista Vuelta.


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