1.
Primo Levi es el testigo. Mientras estuvo en el Lager
luchรณ no para sobrevivir sino para testimoniar. La experiencia
del Lager cambiรณ
su vida. โSi yo no hubiese vivido el episodio de Auschwitz,
probablemente nunca habrรญa escritoโ1.
Despuรฉs de la liberaciรณn del campo volviรณ, es
verdad, a su oficio de quรญmico, pero tomรณ la pluma y no
para firmar proyectos industriales sino para llamar la atenciรณn
sobre una โsiniestra seรฑal de peligroโ que รฉl
conocรญa muy bien y a la que los demรกs podrรญan no
dar importancia. Esa seรฑal se llamaba Auschwitz.
Concienzudo
como era, preparรณ su testimonio como mejor pudo en las duras
condiciones del campo. Tomaba notas con el riesgo de su vida, a
sabiendas de que la memoria podรญa luego jugarle malas pasadas.
Cuando dice en el prรณlogo a Si
esto es un hombre que โningรบn dato ha sido
inventadoโ hay que creerle. A Levi no hay manera de cogerle en un
renuncio. Todo lo que ocurriรณ en el campo fue tan extremo que
a veces se exagera pensando que todo vale. Pero precisamente por eso,
porque todo es tan extremo, hay que ser escrupuloso con la verdad. Si
se testifica tiene que ser con la verdad por delante y sin
concesiones. โNunca estuve en Birkenau antes de 1965โ (Levi,
1987, p.201), dice para sorpresa de quienes falsamente identifican un
campo de trabajo con uno de exterminio.
Habla
pensando en el lector y en el oyente. No abusa de recursos retรณricos,
dosifica la informaciรณn que transmite y se pone a la altura
del lector. โPara escribir este libro he usado el lenguaje mesurado
y sobrio del testigo, no el lamentoso lenguaje de la vรญctima…
creo en la razรณn y en la discusiรณn como supremos
instrumentos de progreso y por ello antepongo la justicia al odioโ
(Levi, 1987, p.185).
Para
expresar el horror no recurre al dramatismo de un Jean Amรฉry,
por ejemplo. Prefiere ser sobrio y consigue ser mรกs eficaz.
Cuando registra la cobardรญa de los deportados, incapaces de
quitarse la gorra en seรฑal de respeto por quien va a morir
gritando โcompaรฑeros, yo serรฉ el รบltimoโ,
escribe: โno nos hemos descubierto la cabeza mรกs que cuando
el alemรกn nos lo ha ordenado… ya no quedan hombres fuertes
entre nosotros. El รบltimo pende ahora sobre nuestras cabezas y
para los demรกs pocos cabestros han bastado. Pueden venir los
rusos: no nos encontrarรกn mรกs que a los domados, a
nosotros los acabados, dignos ahora de la muerte inerme que nos
espera. Destruir al hombre es difรญcil, casi tanto como
crearlo: no ha sido fรกcil, no ha sido breve, pero lo habรฉis
conseguido, alemanes. Henos aquรญ dรณciles bajo vuestras
miradas: de nuestra parte nada tenรฉis que temer: ni actos de
rebeldรญa, ni palabras de desafรญo, ni siquiera una
mirada que juzgueโ (Levi, 1987, p.157).
2.
Dimensiรณn educativa del testimonio.
Levi
da testimonio y reflexiona sobre lo que cuenta movido por una
intencionalidad que no es meramente estรฉtica o literaria. No
pretende hacer grandes revelaciones sino desentraรฑar el
sentido de un acontecimiento que รฉl interpreta โcomo una
siniestra seรฑal de peligroโ (Levi, 1987, p.9). Auschwitz no
se consumiรณ en el campo polaco, sino que es una seรฑal
de peligro, de un peligro que amenaza a los contemporรกneos del
escritor, es decir, a nosotros. Hay en el escritor/testigo una
intencionalidad educativa. Quiere hablarnos documentadamente del
pasado para que nosotros aprendamos a descifrar el peligro que
corremos.
Ahora
que Espaรฑa ha honrado por fin sus compromisos internacionales
introduciendo en primaria y secundaria โla educaciรณn del
holocaustoโ, bien se puede decir que Levi satisface al programa
educativo mรกs exigente. Tenemos en รฉl al testigo que
relata en Si esto es un
hombre; al testigo que reflexiona en Los
hundidos y los salvados. Ahรญ estรกn todos los
temas que cabe plantearse en torno a Auschwitz. Sin olvidar al poeta
que hace poesรญa teniendo presente el desafรญo de Adorno
cuando se preguntaba si era posible la belleza del arte despuรฉs
del horror de Auschwitz.
Levi
se hace escritor por exigencia del testimonio. Entendiรณ que su
testimonio sรณlo podรญa cristalizar en memoria colectiva
si mediaba la escuela. Visitaba centros docentes, buscaba la
comunicaciรณn con los jรณvenes porque era consciente de
que รฉl y su generaciรณn pronto abandonarรญan este
mundo y era necesario que nuevas generaciones tomaran el relevo, o
mejor el testigo, como se dice en el lenguaje deportivo, para que
hubiera memoria de las injusticias pasadas y por tanto siguiera viva
la exigencia de justicia.
Esa
preocupaciรณn se hace patente en los retratos que hace Levi de
los niรฑos. Habla de Hurbinek y su sobrina Emilia, hija de Aldo
Levi de Milรกn, desaparecida en la noche que llegรณ a
Auschwitz. Levi estรก contando que sobrevivir es un asunto de
suerte:
โEntraban
en el campo los que el azar hacรญa bajar por un lado del
convoy; los otros iban directamente a las cรกmaras de gas. Asรญ
muriรณ la pequeรฑa Emilia, de tres aรฑos de edad,
tan evidente era a los ojos de los alemanes la necesidad histรณrica
de matar a los hijos de los judรญos… Era una niรฑa
curiosa, ambiciosa, alegre e inteligente a la cual, durante el viaje
en el vagรณn atestado, su padre y su madre habรญan
conseguido baรฑar en un cubo de zinc, en un agua tibia que el
degenerado maquinista alemรกn habรญa consentido en sacar
de la locomotora que nos arrastraba a todos a la muerteโ (Levi,
1987, p.21).
La
pintora Sofรญa Gandarias, autora de una serie extraordinaria de
cuadros sobre Primo Levi, se ha inspirado en la fotografรญa de
la niรฑa delante de una pared blanca para expresar
poderosamente la inocencia de la vรญctima y su indefensiรณn
bajo sรญmbolos del terror: la bota de la que mana sangre, el
ojo nazi que convierte todo en campo, el reloj implacable que seรฑala
la hora de la muerte.
Pero
serรก la historia de Hurbinek, un niรฑo de tres aรฑos,
los mismos que su sobrina Emilia, la que quede como ejemplo de la
actitud pedagรณgica. Hurbinek es un niรฑo huรฉrfano,
seguramente no judรญo (los niรฑos judรญos no eran
admitidos en el Lager,
sino asesinados al llegar), gitano o polaco, abandonado en aquel
infierno sin nombre ni lenguaje, pero con el nรบmero de
prisionero tatuado en su minรบsculo antebrazo, enfermo y
lisiado, sin haber conocido un รกrbol ni un lenguaje materno.
โNadie se habรญa preocupado por enseรฑarle, pero la
necesidad de la palabra brotaba con una fuerza explosivaโ, dice
Levi2.
Nadie
se habรญa preocupado de introducirle en el mundo salvo Henek,
un joven y robusto hรบngaro de quince aรฑos que le
arreglaba sus mantas, le llevaba de comer, le lavaba sin repugnancia
y que le hablaba amorosamente su lengua, el hรบngaro.
Al
cabo de una semana entre ellos, Hurbinek, reaccionando como ser
humano al gesto humano del joven hรบngaro, dijo una palabra que
en aquel Babel de lenguas nadie comprendiรณ: โmassklรณโ.
Le faltรณ tiempo para hacerse comprender, sรณlo pudo
balbucear su voluntad de comunicaciรณn. Hurbinek โmuriรณ
en los primeros dรญas de marzo de 1945, libre pero no
rescatado. No quedรณ nada de รฉl. รl da testimonio
a travรฉs de mis palabrasโ. Levi presta su voz a un ser
abandonado, no para robarle la palabra, sino para hacerla elocuente:
ese sonido indescifrable, โmassklรณโ, seรฑala el
lรญmite de nuestro lenguaje, incapaz de entender la hondura del
sufrimiento que en รฉl se esconde.
Muchos
han visto en este relato la quintaesencia de la educaciรณn:
โUn
niรฑo, Hurbinek, que aparece entre los humanos totalmente
desvalido.
โHenek,
que no trata de engaรฑar al niรฑo como en La
vida es bella.
โSino
que le reconoce como sujeto, por eso le habla en su lengua, el
hรบngaro, aunque Hurbinek no le entienda. Es igual: la palabra
que tรบ no comprendes, le viene a decir Henek a Hurbinek, es
por mi parte reconocimiento de la humanidad que la vida te ha negado.
โY
Hurbinek termina por responder, aunque no se entienda lo que dice. No
importa. Hay que aceptar el hecho de no entender la palabra del otro.
Henek le da su dignidad al reconocerlo como sujeto y por esta misma
razรณn no le dicta lo que debe responder3.
Si
educar es querer hacer surgir una palabra en el otro que sea
verdaderamente suya, yo no tengo por quรฉ imponรฉrsela.
El
recorrido pedagรณgico por los campos sรณlo tiene un
objetivo polรญtico, es decir, de presente: โevitar la mรกs
pequeรฑa humillaciรณn del niรฑo mรกs
pequeรฑoโ. Auschwitz es un proyecto demencial concebido por
mentes enloquecidas, pero fue posible por la complicidad de muchas
actitudes violentas. Contra ellas โcontra el mito de la seguridad
que genera actitudes de sometimiento al mรกs fuerte, contra el
prestigio educativo de la dureza y la indiferencia ante el
sufrimiento, contra la manรญa de dar mรกs importancia a
las cosas que a las personas y contra las novatadas humillantesโ se
dirige esta evocaciรณn de la infancia asesinada en los campos
de Auschwitz.
3.
La definiciรณn del testimonio
Definir
es poner lรญmites, es decir, acotar el รกmbito de validez
de su palabra. Levi seรฑala dos: la palabra del superviviente
limita, en primer lugar, con el silencio del musulmรกn.
Primo Levi se presenta como testigo de la verdad. Estamos muy
acostumbrados a que, en un juicio, sean citados testigos por parte de
la acusaciรณn y de la defensa. Su testimonio es capital para
establecer la verdad de los hechos. Esto que es tan habitual en
derecho, no lo es en filosofรญa ni tampoco en la ciencia. Para
el cientรญfico o el filรณsofo, una sentencia es tanto mรกs
verdadera cuanto mรกs responda a los hechos y menos a los
sentimientos o afectos de las personas. Cuando hablamos de verdad
pensamos en objetividad, en distancia de los sujetos. Nada contamina
tanto la exposiciรณn de la verdad de un hecho histรณrico
como los testimonios o las memorias de las personas. Habrรก
tanta mรกs verdad cuanto menos subjetividad aparezca.
Por
ahรญ no van las cosas segรบn Primo Levi. Si queremos
conocer la verdad de nuestro mundo o lo que sucediรณ en
Auschwitz, o en quรฉ consiste una polรญtica verdadera o
una รฉtica basada en la razรณn, o si queremos construir
una teorรญa de la justicia, entonces tenemos que contar con
algo tan subjetivo como los testimonios, es decir, con las
experiencias de las personas.
Levi
reconoce una autoridad al testigo a la hora de enunciar la verdad en
cualquier orden que sea. ยฟDe dรณnde le viene esa
autoridad ? No desde luego de que sepa mรกs, ni de que sea
mejor, sino sencillamente de que ha experimentado el lado oculto de
la realidad, ese lado al que hasta ahora nadie daba importancia
porque pensรกbamos que era una parte natural, inevitable e
ineludible de la realidad: el sufrimiento. Un historiador del arte,
un arqueรณlogo puede contar maravillas sobre las pirรกmides
de Egipto. Valorarรก su novedad, el genio que las creรณ,
los logros en tรฉcnica y arte que supuso su creaciรณn,
pero sรณlo quien acarreรณ las piedras y levantรณ
los sillares y vio cรณmo morรญan de agotamiento los que
allรญ trabajaban, sรณlo ese tendrรก la llave de la
verdad de las pirรกmides.
El
testigo de la verdad es el que apura el cรกliz del sufrimiento.
Ellos, los judรญos, llamaban musulmanes
a quienes tocaban fondo y no volvรญan, o volvรญan
mudos. Dice Levi: โLos sobrevivientes somos una minorรญa
anรณmala ademรกs de exigua: somos aquellos que por sus
prevaricaciones o su habilidad no han tocado fondo. Quien lo ha
hecho, quien ha visto a la Gorgona, no ha vuelto para contarlo, o ha
vuelto mudo; son ellos los musulmanes,
los verdaderos testigos, aquellos cuya declaraciรณn hubiera
podido tener un significado generalโ4.
Los sobrevivientes son los que han escrito y han hablado, aquรฉllos,
pues, mediante los cuales hemos sabido lo que ocurriรณ dentro,
es decir, los que nos han dado los testimonios que conocemos. Pues
bien, ellos no son los verdaderos testigos ya que por suerte,
habilidad o astucia se evitaron apurar el cรกliz del
sufrimiento5.
Eso fue, sin embargo, lo que sรญ tuvieron que experimentar un
tipo determinado de prisioneros, los llamados musulmanes.
รsos han visto a la Gorgona, figura mรญtica provista de
una horrible cara femenina que provocaba la muerte en quien la
miraba. Quien ha visto a la Gorgona no vuelve para contarlo. รsos
son los verdaderos testigos.
El
musulmรกn
representa el รบltimo grado de deterioro fรญsico y
psรญquico del ser humano. En los estudios realizados por
Zdzislaw Ryn y Stanislaw Klodzinski sobre la evoluciรณn del
prisionero hasta llegar a ese momento, distinguen una primera fase de
adelgazamiento general, con astenia muscular y pรฉrdida
progresiva de energรญa, aunque sin daรฑos psรญquicos.
Pero una vez que se ha perdido un tercio del peso, el aspecto fรญsico
cambia radicalmente, visible en la cara y en la piel que queda a
merced de cualquier infecciรณn. En ese momento el enfermo se
hace indiferente a la vida y a la muerte6.
Llegados a ese punto de abandono โno poseรญa ya un resquicio
de conciencia donde bien y mal, nobleza y vulgaridad, espiritualidad
y no espiritualidad se pudieran confrontar. Era un cadรกver
ambulante, un haz de funciones fรญsicas en su agonรญaโ7.
Un agotamiento del cuerpo que acarreaba la degradaciรณn moral
pues el prisionero alcanzaba un grado de sufrimiento allende el cual
โpierden todo su sentido (no sรณlo) categorรญas como
dignidad y respeto, sino incluso la propia idea de un lรญmite
รฉticoโ8.
Primo
Levi lo define con su precisiรณn y sobriedad habitual: โSu
vida es breve pero su nรบmero desmesurado; son ellos los
mรผselmรคnner,
los hundidos, los cimientos del campo; ellos, la masa anรณnima,
continuamente renovada y siempre idรฉntica, de no-hombres que
marchan y trabajan en silencio, apagada en ellos la llama divina,
demasiado vacรญos ya para sufrir verdaderamente. Se duda en
llamarles vivos: se duda en llamar muerte a su muerte, ante la que no
temen porque estรกn demasiados cansados para comprenderlaโ9.
Aceptaban
su suerte porque todas sus fuerzas interiores estaban paralizadas o
habรญan sido ya destruidas; indiferentes a la vida y a la
muerte, como si el experimento de deshumanizaciรณn no pudiera
ir mรกs lejos; despreciados por los verdugos a quienes su sola
vista ofendรญa, evitados por los mismos prisioneros pues veรญan
en ellos su propio fatal destino, eran vivos murientes o muertos
vivientes que habรญan traspasado la frontera de la dignidad y
del respeto de sรญ; un deshecho humano que quedaba fuera, segรบn
Jean Amรฉry, de cualquier consideraciรณn รฉtica o
racional.
Primo
Levi considera al musulmรกn,
es decir, a ese desecho humano, insensible a la vida y a la muerte,
que va mansamente, por su propio pie, hasta las llamas del horno
crematorio sin necesidad de cรกmara de gas, โtestigo
integralโ, un concepto harto paradรณjico. El โtestigo
integralโ es el que realmente sabe pero no nos lo puede comunicar10.
รsa es la gran paradoja del testimonio: quien ha apurado la
experiencia del campo no puede dar testimonio porque ha perdido la
palabra al perder la vida o ha quedado mudo si aรบn vive.
Levi
es, pues, consciente de los lรญmites de su testimonio. รl
puede hablar del Auschwitz que tenรญa lugar en el campo de
trabajo llamado Buna Monowitz, donde gente como รฉl, una fuerza
cualificada de trabajo, penaban y morรญan de hambre, de
agotamiento o de frรญo pero con un mendrugo mรกs de pan,
que era el lรญmite fatal entre la vida y la muerte. Era un
privilegiado, un โsalvadoโ, dicho en su jerga, pero eso no podรญa
significar que tuviera que callarse. Tenรญa que dar testimonio
de lo que vio y viviรณ procurando, eso sรญ, que su
palabra no ocultara el silencio de los que no podรญan hablar.
La discreciรณn de Levi responde al convencimiento de que su
palabra debe remitir al silencio del que no puede hablar, pero
consciente de que una cosa es guardar silencio, algo que รฉl no
puede, y otra guardar al silencio, que es lo que รฉl debe.
Valen para รฉl las palabras que dedica a otra testigo, Liana
Millu: โEl autor aparece rara vez en primer plano: una mirada
penetrante, una conciencia admirablemente atenta registran y
transcriben en un lenguaje siempre digno y mesurado esos
acontecimientos que, sin embargo, rebasan toda medida humanaโ 11
.
Levi
pone un tope a la calidad de su testimonio. No puede desvelar toda la
verdad, todo el horror vivido, porque รฉse es el secreto de los
que han bajado al infierno y no han vuelto. Pero lo que dicen es
vital para comprender lo que allรญ ocurriรณ y tambiรฉn
para hacer elocuente el silencio de los que no pueden hablar.
4.
comprender y conocer
Segundo
lรญmite del testimonio: no podemos comprender pero debemos
conocer. Hay otro lรญmite al conocimiento derivado no ya del
comunicante sino del hecho mismo que se quiere comunicar. A รฉl
remite Levi con su habitual honestidad: โQuizรก โdiceโ no
se pueda comprender todo lo que sucediรณ, o no se deba
comprender, porque comprender es casi justificar… En el odio nazi
no hay racionalidad: es un odio que no estรก en nosotros, estรก
fuera del hombre, es un fruto venenoso nacido del tronco funesto del
fascismo, pero estรก fuera y mรกs allรก del propio
fascismo. No podemos comprenderlo, pero podemos y debemos conocer [รฉl
dice comprender] dรณnde nace y estar en guardia. Si comprender
es imposible, conocer es necesario, porque lo sucedido puede volver a
suceder, las conciencias pueden ser seducidas y obnubiladas de nuevo:
las nuestras tambiรฉnโ (Levi, 1987, p.208).
No
podemos comprenderlo porque eso serรญa como justificarlo, pero
debemos conocerlo. ยฟQuรฉ estรก queriendo decir?
Entiende por โcomprenderโ aducir causas que expliquen
adecuadamente lo ocurrido o, mรกs exactamente, que la
explicaciรณn que demos del proyecto nazi detecte una causa
final capaz de convencernos de que para conseguir ese objetivo habรญa
que poner en marcha toda esa fรกbrica de muerte. Al hablar de
โcausa finalโ estamos hablando de una explicaciรณn racional
y moral, como compete a la razรณn prรกctica, de ahรญ
que Primo Levi estime que comprender es justificar. Pero ยฟquรฉ
racionalidad o moralidad puede haber en explicar el genocidio porque
el pueblo judรญo era una raza inferior contaminante o que
controlaba los hilos del poder en el mundo o que habรญa llenado
la vida de exigencias morales excesivas?
La
incomprensividad del holocausto judรญo tiene que ver con su
singularidad. Por supuesto que la humanidad ya habรญa conocido
muchos genocidios, pero ninguno es comparable por una razรณn:
รฉste era, en la mente de los nazis, un proyecto de olvido.
Nada debรญa quedar. Los cuerpos debรญan ser quemados, los
huesos triturados y las cenizas aventadas en las corrientes de los
rรญos o transformadas en abonos de los campos. Ningรบn
rastro fรญsico del crimen para que la humanidad no pudiera
recordar. Se buscaba el exterminio fรญsico de un pueblo y
tambiรฉn el exterminio moral, es decir, borrar de la conciencia
de la humanidad la aportaciรณn del pueblo judรญo a la
cultura del mundo. En eso es รบnico y por eso hubo que crear
una figura jurรญdica nueva que de alguna manera se hiciera
cargo de la inmensidad del crimen. Asรญ entrรณ en el
moderno derecho โel crimen contra la humanidadโ.
Pero
que no podamos comprenderlo no significa que no podamos y debamos
hablar de ello. Podemos conocer cรณmo ocurriรณ y sacar
consecuencias muy ilustrativas โpara un estudio sereno de algunos
aspectos del alma humanaโ (Levi, 1987, p.9).
Hubo,
efectivamente, sagaces โavisadores del fuegoโ que supieron leer
en su tiempo la catรกstrofe que se avecinaba, pero ni siquiera
ellos pudieron pensar lo que ocurriรณ. Lo que ocurriรณ
fue impensado e impensable, y cuando lo impensable ocurre se
convierte en lo que da que pensar. Auschwitz es un laboratorio del
mal y su importancia consiste en que ahรญ podemos descubrir
aspectos del mal que actรบan en otras muchas circunstancias
pero disimuladamente. Auschwitz no rebaja la importancia de otros
genocidios. Al contrario, pone de manifiesto toda su gravedad porque
saca a la luz algo que siempre ha estado ahรญ y nunca le
habรญamos dado importancia: las vรญctimas. En Auschwitz
las vรญctimas se hacen visibles y se convierten en piedra
angular de la justicia humana y, por consiguiente, de una concepciรณn
moral de la polรญtica.
5.
El significado de las vรญctimas
El
testigo que รฉl es es una vรญctima, de ahรญ la
importancia de su palabra para adentrarnos en el significado de las
vรญctimas.
La
รบltima tregua de ETA llenรณ las calles de
manifestaciones protagonizadas por vรญctimas. Es innegable que
las vรญctimas se han hecho visibles. Cierto es, sin embargo,
que esa presencia estรก llena de confusiรณn: las vรญctimas
del terror aparecen divididas por razones polรญticas; de
vรญctimas se habla en las filas de los victimarios que, como es
sabido, dominan el discurso victimista, si por ello entendemos la
utilizaciรณn polรญtica de supuestos agravios cometidos a
antepasados mรกs bien mรญticos.
Para
poner orden en este potente y confuso concepto de vรญctima, la
referencia a Primo Levi puede ser esclarecedora.
a)
Hay vรญctimas y hay verdugos. Hay una tendencia, bien
manifiesta en muchas comisiones de la verdad y de la reconciliaciรณn,
a pasar pรกgina invocando que todo el mundo tiene algo de quรฉ
arrepentirse o que quรฉ hubiรฉramos hecho en sus
circunstancias. Levi se rebela contra esa simplificaciรณn de
los hechos. Por muy degradadas que hayan sido las vรญctimas;
por mรกs que aparentemente parezca que son cรณmplices del
crimen, unos son vรญctimas y otros verdugos. Para explicar su
tesis Levi se adentra por esa zona oscura en la que se difuminan las
diferencias entre vรญctimas y verdugos. Me refiero a sus
anรกlisis de la โzona grisโ, poblada por los judรญos
miembros de los Sonderkommandos,
encargados de las labores mรกs terribles del campo: preparar a
los suyos para la muerte, conducirlos a las cรกmaras de gas,
extraerles luego los dientes de oro, quemar sus cuerpos y tirar las
cenizas. La conclusiรณn de Levi es contundente: โNo sรฉ
ni me interesa si en mis profundidades anida un asesino, pero sรฉ
que he sido una vรญctima inocente y que no he sido un asesino;
sรฉ que ha habido asesinos y no sรณlo en Alemania… y
que confundirlos con sus vรญctimas es una enfermedad moralโ
(Levi, 1987, p.42).
ยฟPor
quรฉ una enfermedad moral? Porque el sufrimiento de la vรญctima
es injusto mientras que el del verdugo no lo es. La vรญctima es
inocente, por eso el daรฑo que sufre es una injusticia.
Confundir esos dos tipos de sufrimiento atenta a la esencia misma de
la moral, por eso afirma que quien niegue esa diferencia es un
enfermo moral.
รste
es un punto capital con el que no transige Primo Levi, por eso
conviene detenerse en รฉl. A este fino observador no ha
escapado el interรฉs que tenรญan los verdugos por borrar
la diferencia. El โhombre nuevoโ al que aspiraba el hitlerismo
tenรญa como precio la deshumanizaciรณn, un precio que,
segรบn el testimonio de Himmler, ellos pagaban gustosamente.
Como contrapartida exigรญan la deshumanizaciรณn de la
vรญctima, y a ello se aplicaban con todas sus fuerzas. Levi
ilustra esta estrategia nazi analizando un partido de fรบtbol
entre los ss y miembros de un Sonderkommando
junto a los hornos crematorios de Auschwitz.
John
Huston estrenรณ en 1981 la pelรญcula Evasion
o victoria, interpretada por Sylvester Stallone, Michael
Caine y el propio Pelรฉ. La acciรณn transcurre en el
campo de concentraciรณn de Gensdorff. Un oficial nazi,
entusiasta del fรบtbol, decide organizar un encuentro entre
carceleros alemanes y prisioneros. Los prisioneros engatusan a los
nazis, dejรกndose ganar en la primera parte para, durante el
descanso, llevar a cabo la fuga prevista. Es una pelรญcula. Ese
partido tuvo lugar de hecho en Auschwitz. Da fe de ello Levi en Los
hundidos y los salvados12,
que se lo oyรณ contar a Miklos Nyiszli, un mรฉdico judรญo
hรบngaro que trabajaba a las รณrdenes de Mengele. Fue un
partido entre las ss que estaban de guardia en el crematorio y
miembros de un Sonderkommando,
encargados de las tareas mรกs miserables. Por un momento
olvidan su condiciรณn inhumana y se entregan a la pasiรณn
del juego, a la camaraderรญa de la competiciรณn, a las
bromas y chanzas del lance, a cruzar apuestas de igual a igual con
sus verdugos.
Es
un juego macabro pues en esa pรฉrdida momentรกnea de su
condiciรณn de vรญctima ven los verdugos el momento de
mรกximo triunfo. Dice Levi: โNada semejante ha ocurrido
nunca, ni habrรญa sido concebible, con las demรกs
categorรญas de prisioneros, pero con ellos, con โlos cuervos
del crematorioโ, las ss podรญan cruzar las armas, de igual a
igual o casi. Detrรกs de este armisticio podemos leer una risa
satรกnica: estรก consumado, lo hemos conseguido, no sois
ya la otra raza, la antirraza, el mayor enemigo del Reich Milenario;
ya no sois el pueblo que rechaza a los รญdolos. Os hemos
abrazado, corrompido, arrastrado al polvo como nosotros. Tambiรฉn
vosotros como nosotros y como Caรญn, habรฉis matado a
vuestro hermano. Venid, podemos jugar juntosโ, comenta Levi (Levi,
1989, p.48).
Los
nazis festejan que el abismo moral que debe separar a vรญctimas
y verdugos se desvanezca de repente. Unos y otros parecen hermanados
en la misma iniquidad. Ahora bien, si eso fuera asรญ, si los
nazis hubieran conseguido borrar la diferencia entre el mal y el
bien, si las vรญctimas acabaran interiorizando el punto de
vista del verdugo, entonces habrรญa que despedir al hombre que
hemos conocido, la polรญtica serรญa la ley del mรกs
fuerte y Hitler tendrรญa razรณn. Camus vio bien el
peligro de ese partido de fรบtbol: โcuando desaparece la idea
de inocencia en el inocente mismo, se impone definitivamente el
diktat de la
violencia (la valeur de
puissance) en un mundo desesperadoโ13.
Esa
partida, que segรบn Agamben no ha terminado14,
no la podemos perder pues lo que estรก en juego es la
distinciรณn entre vรญctimas y verdugos, entre mal y bien,
es decir, estรก en juego la posibilidad de la รฉtica. Es
una partida difรญcil que vamos perdiendo porque seguimos
pensando que podemos ser buenos mirando hacia otro lado, sea hurgando
en nuestra conciencia o respetando principios que nosotros mismos nos
damos. Para ganar hay que cambiar de tรกctica: tenemos que
tener en cuenta al otro o, como dice Levi, tenemos que responder a
โsi esto es un hombreโ. Si las vรญctimas estรกn
deshumanizadas, nosotros, espectadores lejanos, tambiรฉn. No
hay mรกs camino de humanizaciรณn que hacernos cargo de la
inhumanidad del otro.
Eso
significa que no todo el que sufre es vรญctima. Sufrieron los
nazis una vez derrotados, pero โesos sufrimientos suyos no son
suficientes para incluirlos entre las vรญctimasโ (Levi, 1987,
p.43) porque no eran inocentes. Lo mismo cabe decir de los presos
etarras o del sufrimiento de sus familiares: son sufrimientos
derivados de una culpabilidad. Hay que tener mucho cuidado con la
invocaciรณn del โsufrimiento pluralโ o la โequidistancia
respecto a los sufrimientosโ, porque eso lleva a afirmar que todos
los sufrimientos son iguales y, al final, que todos โsomos
vรญctimasโ, es decir, todos vรญctimas y verdugos.
b)
Para hacer justicia a las vรญctimas hay que tener en cuenta los
pliegues del daรฑo, es decir, las distintas injusticias que se
concitan en la producciรณn de vรญctimas.
Para
entender los pliegues del daรฑo conviene tener en cuenta que
los nazis no estรกn interesados sรณlo en matar sino en
expulsar antes al judรญo de la condiciรณn humana, en
degradarle. Hay que distinguir entre el daรฑo fรญsico
(muerte, tortura, hambre, trabajos agotadores, etcรฉtera) y
otro daรฑo que trasciende lo fรญsico y alcanza la
dignidad y la ciudadanรญa, es decir, cuestiona la pertenencia a
una comunidad polรญtica y a la condiciรณn humana.
El
daรฑo fรญsico inferido a la persona del deportado es el
mรกs visible porque es el primero que salta a la vista.
Quisiera llamar la atenciรณn sobre el daรฑo meta-fรญsico.
A รฉl se refiere Jean Amรฉry, โcompaรฑero de
barracaโ de Primo Levi: โcon el primer golpe… cae lo que
nosotros llamamos provisionalmente la confianza en el mundo… Aquel
que ha sido sometido a la tortura es desde entonces incapaz de
sentirse en casa en el mundo. El ultraje del aniquilamiento es
imborrable… Haber visto a su prรณjimo volverse contra รฉl
engendra un sentimiento de horror para siempre incrustado en el
hombre torturadoโ (Amรฉry, 2001, p.90). Ese daรฑo es
indeleble y eso podrรญa explicar el suicidio de Jean Amรฉry
o del propio Levi.
Pero
antes de llegar ahรญ, ยฟquรฉ sentido podรญan
tener las humillaciones y crueldades con gente que iba a morir?
Antel-me esboza la respuesta: โEra necesario que fuรฉramos
totalmente despreciables. Eso era vital para ellos… tenรญan
que degradarnosโ15
Y Levi avanza una primera razรณn: โAntes de morir la vรญctima
debe ser degradada con el fin de que el asesino sienta menos el peso
de su falta… es la รบnica utilidad de la violencia inรบtilโ
(Levi, 1989, p.108). Habรญa que degradarlos para calmar la mala
conciencia del verdugo. No es lo mismo matar a un insecto o a un ser
humano reducido a esa condiciรณn, que a otro semejante a la
apariencia que ellos tienen.
Pero
hay mรกs. Lo que se busca con esa degradaciรณn es
expulsar al deportado de la comunidad polรญtica y tambiรฉn
de la condiciรณn humana. Podemos interpretar este atentado a la
dignidad como una negaciรณn del carรกcter ciudadano de la
vรญctima. Se le estรก diciendo que no forma parte de la
comunidad polรญtica, que carece de la condiciรณn de
ciudadano.
Este
doble daรฑo (fรญsico y meta-fรญsico) conviene
tenerlo muy presente a la hora de hablar de memoria de las vรญctimas.
Si queremos que esa memoria sea algo mรกs que recuerdo de lo
que pasรณ, es decir, si entendemos la memoria de las vรญctimas
como afirmaciรณn de una injusticia cometida, entonces hacer
memoria es hacer justicia, y eso significa reparar el daรฑo
personal y tambiรฉn reconocer su carรกcter ciudadano.
Memoria es reparaciรณn de lo reparable y reconocimiento de su
ser ciudadano.
ยฟQuรฉ
significa el reconocimiento de la ciudadanรญa a seres humanos
declarados y tratados como in-humanos? Significa entender que no
podemos pensar ya la polรญtica con exclusiones; que no podemos
aceptar una lรณgica polรญtica que produzca vรญctimas.
En una palabra, que no podemos hacer polรญtica con violencia,
cualquiera que รฉsta sea. Cuando Levi dice que รฉl quiere
dar testimonio ante nosotros es para ayudarnos a detectar lo que hay
de violencia larvada en nuestra lรณgica polรญtica.
Estas
reflexiones deberรญan acabar con las simplezas que tanto
abundan en el debate espaรฑol sobre historia y memoria. El
empeรฑo de muchos en reducir la memoria a un asunto privado y
sentimental, privando a la memoria de su valor polรญtico y
cognitivo, se cae por su base en este preciso momento: la memoria no
es recuerdo subjetivo de cรณmo este o aquel individuo viviรณ
un acontecimiento, Auschwitz por ejemplo, sino la proyecciรณn
de esa experiencia sobre el presente. Esa proyecciรณn quiere
ser pรบblica porque afecta a la โcondiciรณn humanaโ o
a los โpeligros presentesโ, como dice Levi.
Deberรญa
quedar claro de una vez que la โmemoria histรณricaโ no es
la evocaciรณn de cรณmo le fue a cada cual en la Guerra
Civil o en la posguerra, sino poner sobre la mesa de nuestra
reflexiรณn polรญtica una violencia pasada sobre cuyo
olvido se ha construido el presente. Si queremos cancelar ese pasado,
si queremos una polรญtica que no marche sobre nuevas vรญctimas,
tenemos que asumir como propia la responsabilidad histรณrica,
el hacerles justicia.
c)
En esta reflexiรณn sobre el significado de las vรญctimas
hay un tercer factor que no debemos perder de vista: lo realmente
significativo no son sus ideas ni sus creencias, ni siquiera su
conducta, sino el hecho objetivo de padecer violencia siendo
inocente.
Levi
es de un crudo realismo cuando reconoce que โlos compaรฑeros
en desventura… salvo en casos excepcionales, no eran solidarios: se
encontraba uno con incontables mรณnadas selladas, y entre ellas
una lucha desesperada, oculta, continuaโ (Levi, 1987, p.33). Y mรกs
adelante: โEs ingenuo, absurdo e histรณricamente falso creer
que un sistema infernal, como era el nacionalsocialismo, convierta en
santos a sus vรญctimas; por el contrario, las degrada, las
asimila a รฉl, tanto mรกs cuanto mรกs vulnerables
sean ellas, vacรญas, privadas de un esqueleto moral o polรญticoโ
(Levi, 1987, p.35). โLos salvados de Auschwitz no eran los mejores,
los predestinados al bien, los portadores de un mensaje; cuanto yo
habรญa visto y vivido me demostraba precisamente lo contrario.
Preferentemente sobrevivรญan los peores, los egoรญstas,
los violentos, los insensibles, los colaboradores de la โzona
grisโ, los espรญas. No era una regla segura… pero era una
regla. Yo me sentรญa inocente, pero enrolado entre los
salvados, y por lo mismo en busca permanente de una justificaciรณn,
ante mรญ y ante los demรกs. Sobrevivรญan los
peores, es decir, los mรกs aptos; los mejores han muerto todosโ
(Levi, 1987, pp.71-72).
Pero
eso no empece a su significaciรณn de vรญctimas: seres
inocentes objetos de violencia. Esto es importante a la hora de
hablar de justicia de las vรญctimas. No se debe confundir la
โjusticia de las vรญctimasโ con la idea de que sean las
vรญctimas las que decidan la polรญtica sobre el
terrorismo, sino que la polรญtica que se haga tenga como centro
de gravedad una polรญtica que se haga cargo de los daรฑos
que se ha hecho a las vรญctimas, es decir, una polรญtica
que sea reparaciรณn, reconocimiento y reconciliaciรณn.
6.
justicia y memoria y “suerte รฉtica”
Quisiera
detenerme en dos cuestiones de la mรกxima actualidad: la
relaciรณn entre justicia y memoria y la โsuerte รฉticaโ.
a)
Justicia y memoria.
Primo
Levi responde a unos jรณvenes deseosos de hacer algo: โlos
jueces sois vosotrosโ ( Levi, 1987, p.185), un encargo extraรฑo
porque ยฟquรฉ justicia puede impartir el lector?
Sรณlo
se me ocurre una explicaciรณn: sin testigo no hay constancia de
la injusticia y por tanto, sin testigos no hay justicia.
La generaciรณn de testigos directos se estรก
acabando y si queremos que haya constancia de las injusticias
pasadas, es necesario que alguien recoja el testigo que los testigos
dejarรกn el dรญa que mueran. Eso es lo que pide Levi al
lector: memoria de la injusticia como condiciรณn de la
justicia.
Pero
ยฟde quรฉ justicia estamos hablando? No de una justicia
divina, porque eso implicarรญa considerar como asunto de la
justicia devolver la vida a un asesinado. Estamos hablando de una
justicia terrenal y, mรกs exactamente, de una justicia
polรญtica, es decir, de un modo justo de hacer polรญtica
o, si se prefiere, de una polรญtica basada en la justicia.
Para
poder hablar de polรญtica justa la polรญtica tendrรญa
que empezar por hacerse memoria para hacer presente las injusticias
pasadas. Esto es de la mayor importancia para una teorรญa
polรญtica y no sรณlo para una รฉtica con sentido de
la responsabilidad histรณrica. Expliquemos bien este punto.
Hacer presente y hacerse cargo de las injusticias cometidas por
nuestros abuelos o a nuestros abuelos es una exigencia รฉtica
que parece comprensible si desplegamos el sentido de la solidaridad
no sรณlo hacia adelante sino tambiรฉn hacia atrรกs.
Pero es sobre todo capital para una comprensiรณn moral de la
polรญtica actual, porque gracias a esa memoria podemos
comprender sobre quรฉ bases estรก construido nuestro
presente: una historia sembrada de vรญctimas, decisiones
violentas, lecturas triunfalistas de la historia, olvidos
imperdonables y memorias manipuladas. Si queremos que la polรญtica
actual, la que nosotros estamos haciendo, no se base en la violencia
ni la reproduzca, entonces tenemos que cambiar de lรณgica
polรญtica, no podemos continuar la trayectoria recibida porque
eso significa caminar sobre nuevas injusticias.
El
lector convertido en testigo, si quiere ser consecuente, tendrรก
que proclamar la vigencia de una injusticia pasada, proclamaciรณn
que se substanciarรก en ese doble gesto de responsabilidad
hacia el pasado y cambio de lรณgica presente.
b)
La โsuerte รฉticaโ.
Los
testimonios coinciden en seรฑalar que sobrevivir fรญsicamente
era cuestiรณn de suerte. Semprรบn: โSobrevivir no era
una cuestiรณn de mรฉrito, era una cuestiรณn de
suerte. O de mala suerte, segรบn las opiniones de cada cual.
Vivir dependรญa de cรณmo habรญan caรญdo los
dados, de nada mรกs. Eso es lo que, por lo demรกs,
significa la palabra โsuerteโ. Los dados me habรญan sido
favorables, eso era todoโ16.
Lo mismo Levi: โentraban en el campo los que el azar hacรญa
bajar por un lado del convoy; los otros iban a la cรกmara de
gasโ (Levi, 1987, pp.20-21).
Pero
Levi va mรกs lejos. Para sobrevivir moralmente tambiรฉn
hacรญa falta suerte17.
Dice Levi: โMuchรญsimos han sido los caminos imaginados y
seguidos por nosotros para no morir: tantos como son los caracteres
humanos. Todos suponen una lucha extenuadora de cada uno contra
todos, y muchos, una suma no pequeรฑa de aberraciones y de
compromisos. El sobrevivir sin haber renunciado a nada del mundo
moral propio no ha sido concedido, si exceptuamos aquellos casos en
los que la fortuna ha intervenido de una manera directa y poderosa,
mรกs que a poquรญsimos individuos superiores, de la
madera de los mรกrtires y de los santosโ (Levi, 1987,
pp.98-99).
Su
suerte se llamaba Lorenzo, el obrero italiano que durante seis meses
le proporcionรณ pan y sopa sin nada a cambio: โEs a Lorenzo a
quien le debo el estar todavรญa vivo a dรญa de hoy, no
tanto por su ayuda material como por haberme recordado constantemente
con su presencia, con su manera tan simple y tan fรกcil de ser
bueno, que existรญa todavรญa, fuera del nuestro, un mundo
justoโ. Gracias a la bondad de Lorenzo โvalรญa la pena
conservarse vivo… Es a Lorenzo a quien le debo el no haber olvidado
que yo era un hombreโ (Levi, 1987, pp.129).
ยฟQuรฉ
significa exactamente eso de la โsuerte รฉticaโ? ยฟEn
quรฉ sentido el encuentro con Lorenzo le salvรณ de la
degradaciรณn moral? No desde luego porque el albaรฑil
Lorenzo fuera un maestro socrรกtico que le obligara a un curso
sobre virtudes a cambio del pan que recibรญa gratis.
Para
entenderlo recordemos que estamos hablando en y desde el Lager,
un lugar del ultraje y de la degradaciรณn moral en el que la
dignidad era posible sรณlo hasta un determinado momento de
sufrimiento a partir del cual era impensable. Wiesel lo dice de una
manera muy elocuente: โLos santos son los que mueren antes del
finalโ18.
Esta
situaciรณn obliga a cuestionar la idea tan asumida de que el
fundamento de la รฉtica moderna es la dignidad, porque si en
Auschwitz no hay dignidad o condenamos al deportado a la inmoralidad
o nos lo pensamos de otra manera. Ese fundamento moral hay que
desplazarlo mรกs bien hacia la vรญctima degradada. Si nos
fijamos bien lo que sale de la vรญctima es una pregunta, una
vieja pregunta: โsi esto es un hombreโ, que dice el poema que da
tรญtulo al libro de Levi, o โยฟno son รฉstos
acaso hombres?โ, que decรญa Antรณn Montesinos a modo de
protesta por el trato de los conquistadores espaรฑoles a los
indios. Luc Nancy ha tematizado esta pregunta bajo el tรฉrmino
โecceitasโ, que toma su nombre de otro episodio en el que el
sufrimiento de un inocente se convierte en interpelaciรณn: Ecce
Homo19.
La
โecceitasโ muestra al hombre desprovisto de todos sus atributos,
como puro objeto a disposiciรณn no de un sujeto sino de una
orden. El contenido de la
โecceitasโ
serรญa un ahรญ, entendido como abandono, un espacio sin
sujeto que puede tener dos destinos: a) ser ocupado por el poder que
impone una orden o b) ser entendido como la condiciรณn
histรณrica del ser humano, esa pobreza o desnudez que demanda
acogida para su realizaciรณn. La โecceitasโ serรญa
una forma histรณrica o historizada de la alteridad levinasiana.
La
รฉtica consistirรญa entonces en responder de esa
inhumanidad que se nos pone delante. La actitud รฉtica a la
altura del campo consiste en hacerse cargo de la inhumanidad del
otro. En esa responsabilidad humanitaria nos constituimos en sujetos
morales.
El
talรณn de Aquiles de este planteamiento es que la รฉtica
derivada de la โecceitasโ nos afecta a nosotros, a los
โprรณjimosโ, a los que estamos fuera del campo, no al de
dentro. Por eso hay que preguntarse quรฉ significa ser sujeto
moral al caรญdo, al deportado, a Levi.
Porque hasta ahora sรณlo aparece โvalga la
paradojaโ como sujeto de la inhumanidad. Quien vive la ignominia
queda tocado en su humanidad, de ahรญ la inhumanidad en la que
se encuentra.
Es
aquรญ donde aparece la โsuerte รฉticaโ. Levi salva su
dignidad gracias al gesto humanitario de Lorenzo. Es Lorenzo el que
le permite encontrarse con la humanidad, es decir,
-Que
nuestro gesto de responsabilidad no sรณlo nos โbeneficiaโ a
nosotros, al constituirnos en sujetos morales.
-Sino
tambiรฉn a la propia vรญctima, que como en el caso de
Levi con Lorenzo le reconcilia con la condiciรณn humana.
Que
Levi llame a esto โsuerteโ denota hasta quรฉ punto la
humanidad es algo extraรฑo no sรณlo al interior del
campo, sino al mundo exterior al campo. Si hubiera fuera del campo mรกs gestos humanos como
los de Lorenzo, muchos mรกs habrรญan salvado su dignidad
de seres humanos.
7.
El suicidio del sobreviviente
โEl
ultraje del aniquilamiento es imborrableโ habรญa escrito Jean
Amรฉry. Aunque Levi no cesaba de decir, de acuerdo con Amรฉry,
que la ofensa es incurable, รฉl parecรญa curado, pero no
era asรญ: muriรณ de una enfermedad contraรญda
cuarenta y tres aรฑos antes llamada Auschwitz. Como el decรญa,
su vida antes y despuรฉs de Auschwitz estaban โen blanco y
negroโ, pero Auschwitz โen tecnicolorโ20.
Cayรณ por el hueco del ascensor en su casa de Turรญn un
11 de abril de 1987.
Del
suicidio habรญa hablado รฉl, como Kertesz, como Semprรบn.
Decรญa que en el Lager
pocos se suicidaban porque la inminencia constante de la muerte no
deja tiempo โpara concentrarse en la idea de la muerteโ. El morir
era tan familiar que no habรญa posibilidad de vivir la muerte.
Para suicidarse hay que estar libre.
En
Los hundidos y los salvados
habla del suicidio de Amรฉry y pasa deprisa diciendo que para
รฉste como para cualquier otro suicidio โhay una multitud de
explicacionesโ, pero comenta los suicidios fuera del Lager
y habla del sentimiento de una falta cometida por sobrevivir. La
vergรผenza del sobreviviente que se incrusta en uno โcomo un
gusano: no se la ve desde el exterior, pero carcomeโ. Bruno
Bettelheim, otro superviviente, seรฑala que las ganas de vivir
que se cultivan en el campo para dar testimonio pierden esta razรณn
de ser despuรฉs de la liberaciรณn. ยฟQue por quรฉ? Puede ser que porque todo lo que tenรญan que decir
estรก dicho. En unas conversaciones con Giovanne Tesio Levi
โlamentaba ya no tener mรกs que decirโ. Pero tambiรฉn
porque โel espectรกculo del sufrimiento y de la muerte de las
personas se vuelve intolerableโ (Bettelheim). Intolerable porque es
la prueba de que su sufrimiento en el campo es inรบtil. La
historia sigue con la misma lรณgica. De nada han servido sus
testimonios. Al contrario, hasta ellos mismos han sido devorados por
esa lรณgica implacable. Es terrible su reencuentro con Lorenzo:
โBebรญa para salir del mundo. El mundo, รฉl lo habรญa
visto, no le querรญa. Muriรณ en el hospital en soledad.
รl, que no era un deportado, muriรณ del mal de los
deportadosโ21.
Sofรญa
Gandarias cierra el conjunto de su obra sobre Levi con una pintura
que le representa cubierto por una tela de araรฑa, una
pesadilla que atormentรณ efectivamente a Levi en sus รบltimos
aรฑos. Es tambiรฉn una forma de llamar la atenciรณn
sobre el olvido que amenaza a pasados peligrosos. Si eso ocurriera
quedarรญamos a merced del panรณptico nazi que disputa a
la mirada de Levi la iluminaciรณn del campo de visiรณn. O vemos el mundo con los ojos del testigo o con los del
verdugo. La tela de araรฑa que ensombrece la mirada penetrante
de Primo Levi es un aviso del olvido que amenaza incluso a nuestra
forma de recordar. ~
1
Primo Levi (1987), Si esto es
un hombre, Muchnik, Barcelona, p.210. Recomendable para un
estudio sobre Primo Levi y problemas relacionados con la educaciรณn
despuรฉs de Auschwitz es J.F. Forges, Educar
contra Auschwitz, Anthropos, 2006, pp.197-223.
2
P. Levi (1988), La tregua,
Muchnik, Barcelona, pp.21-22.
3
Ver el comentario en J.F. Forges, 2006, p.208.
4
Primo Levi (1989), Los
hundidos y los salvados, Muchnik Editores, Barcelona, 73.
5
Declaraciones de Paul Steinberg al diario El
Paรญs, 2 de octubre de 1999. Steinberg es el duro
โHenriโ, descrito por P. Levi en Si
esto es un hombre, autor de Crรณnicas
del mundo oscuro, Montesinos, Barcelona, 1999.
Jean Amรฉry se aplica con particular crudeza a
desmitificar al superviviente: โEn Auschwitz no nos hemos hecho mรกs
sabios… tampoco en el campo
hemos llegado a ser mรกs profundos… ni siquiera nos hemos
hecho mejores, mรกs humanos, mรกs filรกntrรณpicos,
ni mรกs maduros moralmente… Del campo
salimos desnudos, expoliados, vacรญos, desorientados, y tuvo
que pasar mucho tiempo antes de que reaprendiรฉramos el
lenguaje cotidiano de la libertadโ, Amรฉry, 2000, p.79.
6
Citado por Philippe Mesnard y Claude Kahan,
Giorgio Agamben ร lโรฉpreuve dโAuschwitz,
Editions Kime, Paris, 2001, p.45.
7
J. Amรจry, Mรกs
allรก de la culpa y de la expiaciรณn,
Pre-textos, Valencia, 2001, p.63.
8
G. Agamben, Lo que queda de
Auschwitz, Pretextos, Valencia, 2000, p.64.
9
P. Levi, Si esto es un
hombre, Muchnik, Barcelona, 1988, p.96. Poco antes ha
escrito en una nota al pie de pรกgina: โcon el tรฉrmino
musulmรกn,
ignoro por quรฉ razรณn, los veteranos del campo
designaban a los dรฉbiles, los ineptos, los destinados a la
selecciรณnโ, p.94.
10
El relato quizรก mรกs sobrecogedor del musulmรกn lo
ofrece Trudi Birger, Ante el
fuego. Una memoria del Holocausto, Aguilar, Madrid, 2000,
p.115.
11
Prรณlogo de Levi a Liana Millu,
La fumรฉe de Birkenau, Le Cerf, Paris, 1993, pp.7-8.
12
Primo Levi, Los hundidos y
los salvados, Muchnik, 1989, p.46.
13
Albert Camus, Lโhomme
revoltรฉ, Gallimard, Parรญs, 1951, p.22.
14
โPero ese partido no ha acabado nunca, es como si todavรญa
durase, sin haberse interrumpido nunca. Representa la cifra perfecta
y eterna de la โzona grisโ, que no entiende de tiempo y estรก
en todas partesโ, en G. Agamben,
Lo que queda de Auschwitz, Pretextos, 2000, p.25.
15
Antelme, R., Lโespรจce
humaine, Gallimard, Parรญs, 1957, p.105.
16
Jorge Semprรบn, La
escritura o la vida, Tusquets, Barcelona, 1995, p.156.
17
Hay que agradecer al libro de J.M. Gonzรกlez La
diosa fortuna. Metamorfosis de una metรกfora polรญtica,
Machado Libros, Madrid, 2006, la atenciรณn al costado moral de la fortuna,
particularmente pp. 468-493.
18
Elie Wiesel, Le Jour,
Seuil, Parรญs, 1961, p.57. Por supuesto que hubo excepciones:
la amistad de Jean el Pikolo, de sus amigos franceses Charles y
Arthur. Ha inmortalizado a su amigo Alberto y ha recordado al bueno
de Lorenzo. Pero lo que domina, lo normal, es la eficacia de la tarea
de deshumanizaciรณn llevada a cabo por los nazis.
19
J.L. Nancy, Lโimperatif
catรฉgorique, Flammarion, Parรญs, 1983.
20
Myriam Anissimov, Primo Levi,
p.480
21
Primo Levi, en el cuento โLa vuelta de Lorenzoโ, en Lilith,
pp.78-79
Reyes Mate es filรณsofo y profesor ad honorem del Instituto de Filosofรญa del CSIC. En 2009 recibiรณ el Premio Nacional de Ensayo por su obra 'La herencia del olvido' (Errata Naturae). Su libro mรกs reciente es 'El tiempo, tribunal de la historia' (Trotta, 2018).