Me seducen las historias de รฉxito. Seguramente por la certeza de que nunca las protagonizarรฉ; tal vez por la esperanza que todas ellas esconden. Una mujer solterona y desempleada llega al estrellado tras cantar I Had a Dream en televisiรณn nacional; una secretaria recibe un adelanto por parte de una editorial por el prestigio de su blog culinario; un joven, tras haber sido rechazado de todas las escuelas de cine del paรญs, gana en Cannes. La estructura de estas anรฉcdotas mรญnimas garantiza no sรณlo el ansiado final feliz, ademรกs se convierten en la coartada idรณnea. Despuรฉs de ver esas historias en la pantalla o leerlas en un libro, pensamos: tal vez un dรญa no lejano el mundo descubra que yo, tambiรฉn, soy un genio escondido.
โShit My Dad Saysโ o, en buen mexicano, โLas pendejadas que dice mi papรกโ, es el tรญtulo de la รบltima historia que me ha cautivado. Ese es el nombre con el que Justin Halpern abriรณ una cuenta en Twitter hace cinco meses para publicar literalmente eso: un fragmento diario de las conversaciones que tiene con su padre, Samuel, un jubilado de 73 aรฑos. En agosto pasado tuvo que volver a vivir bajo el techo familiar y entonces surgiรณ la idea. Siendo Twitter un medio particularmente egรณlatra no impresiona la temรกtica elegida, pero sรญ intriga su multitudinario รฉxito, mรกs cuando consideramos que la mitad de las cuentas en esa red social podrรญan titularse โLas pendejadas que pienso yoโ. Es decir, a primera vista no hay nada novedoso en la propuesta de Halpern, pero a diferencia de lo que ocurre con la gran mayorรญa de los usuarios, estas frases le estรกn diciendo algo a mucha gente, no sรณlo a los familiares o amigos รญnitmos del autor. En menos de medio aรฑo los seguidores de Shitmydadsays alcanzan ya el millรณn de personas.
Entonces comienza la parte inspiracional de la cinta. A un mes de abrir la cuenta la editorial Harper Collins le dio un adelanto a Halpern para que escribiera un libro de cuentos alrededor de la temรกtica de su Twitter. Dos meses despuรฉs, la compaรฑรญa de televisiรณn CBS le comprรณ los derechos para realizar una serie de comedia. Entre ambas ofertas se dio el lujo de rechazar una propuesta cinematogrรกfica. Halpern no es un reciรฉn llegado al oficio de la escritura, se gana la vida publicando artรญculos en la pรกgina de Internet de la revista Maxim, pero jamรกs se imaginรณ tener estas ofertas. Un millรณn de personas son un gran nรบmero de lectores cautivos para cualquier editorial, nada despreciables para una compaรฑรญa de televisiรณn, pero para mรญ es la certeza de que esas citas, aparentemente banales, esconden algo muy particular.
Lo que resalta es su comicidad. Este personaje, Samuel, si es que en realidad existe, es muy divertido. Tal vez no me reirรญa tanto si mi padre me hablara asรญ a mรญ, pero como se las dice a un desconocido yo agradezco el sarcasmo. Balazos de humor negro e ironรญa devastadora, en tres o cuatro palabras este hombre podrรญa destruir la autoestima de cualquiera. โA veces la vida te deja un billete de cien dรณlares en la camisa, pero es hasta despuรฉs que te das cuenta que te pagรณ por una cogidaโ, le dijo a Justin el dรญa en que Harper Collins hizo su oferta; cuando llegรณ el ofrecimiento de CBS, sentenciรณ: โNo lo olvides: sรณlo eres un tipo con mucha pinche suerte. Si la gente empieza a decir que la tienes muy grande recuerda que es mentira.โ Pero aquรญ hay algo mรกs que humorismo, por no decir que sรณlo con una fuerte dosis de sentido del humor podemos sobrellevar lo que verdaderamente estรก pasando. Se trata en realidad de la tragedia de nuestra generaciรณn, que de โXโ algunos han empezado a designar โboomerangโ.
Justin Halpern naciรณ en 1980 y รฉl, como muchos de sus contemporรกneos, tuvo que volver a casa de sus padres tras un fallido intento de independencia. Probablemente emigrรณ cuando entrรณ a la universidad, se mantuvo algรบn tiempo con el dinero de papรก, terminรณ su carrera y empezaron las chambitas. Todos tenemos que pagar nuestra cuota en las trincheras del subempleo, pero un dรญa nos dimos cuenta de que el ascenso dilatabaโฆ mucho. Y fue ahรญ que comenzรณ el regreso. Masivo en los paรญses desarrollados โdonde resultรณ fรกcil hacerse de una deuda y comprar bienes raรญces a plazosโ, discreto, pero igualmente humillante, en el resto del mundo. De repente el cuarto de donde salimos para comernos el mundo volviรณ a ser el โnuestroโ y mamรก tuvo que desmontar la pequeรฑa biblioteca que, en nuestra ausencia, tanto habรญa disfrutado. Sรณlo asรญ se vislumbra el iceberg insinuado en apotegmas como: โOdio pagar las cuentasโฆ y no contestes โyo tambiรฉnโ. No lo dije para platicar contigo, lo hice para no decirte: โยกVete de la casa!โโ, o: โCreo que exageras. Tienes un colchรณn y una pinche tele, a eso no le llamo yo โmucho que perderโโ. Un hijo prรณdigo en los albores del siglo; esta es su tragedia domรฉstica.
Lo que los visores comerciales lograron captar es que en Shit My Dad Says se encuentra, probablemente en germen, un personaje que podrรญa ser espejo prรญstino de la generaciรณn. En Justin aparecen las caracterรญsticas de nuestro anti hรฉroe: es joven pero ya no tanto, vive con sus padres pero no quiere hacerlo, tiene muchos objetivos, incluso grandes aspiraciones, pero la realidad le estรก jugando el viejo truco del fracaso. Y la mejor parte (o al menos la que proporciona el elemento trรกgico) es que no es su culpa, ni es la nuestra, ni la de nadie. Tal vez sรณlo podamos culpar al tiempo que nos tocรณ vivir o a algo tan atroz como maravilloso: ser los hijos mimados de los baby boomers y, por ende, haber crecido con la convicciรณn de que podรญamos lograr cualquier cosa que nos propusiรฉramos. Pero como dice el viejo Samuel Halpern: โNadie es tan importante. Todos comemos, cagamos y cogemos como tรบโฆ o tal vez no cagamos como tรบ, tienes problemas estomacalesโ, o: โAl universo le vales madres, si acaso eres una manchita en su cacaโ.
Todo esto estรก en Shit My Dad Says, argumento que, ademรกs de todo, tiene la decencia del final feliz. El รฉxito culmina la trama como un deus ex machina inverosรญmil que no sรณlo libera a Justin de la penuria econรณmica, ademรกs lo vuelve famoso, virtud รบltima para mi generaciรณn.
โ Guillermo Espinosa Estrada
es profesor de literatura medieval y autor del libro La sonrisa de la desilusiรณn. Administra la bibliothecascriptorumcomicorum.org, un archivo de textos sobre el humor.