Para Adele Pressman
Escribo con tristeza, pues ha muerto Robert Gardner. Fue un amigo al que quise mucho, como lo quisieron otros que tuvo aquรญ, en especial Octavio Paz, y luego Nicolรกs Echevarrรญa y luego todos los documentalistas que en Mรฉxico (y, para el caso, en todo el mundo) se formaron en su pericia para “hacer un tipo de antropologรญa que utilizase el cine y la fotografรญa en vez de palabras”, como lo explicรณ alguna vez. Gardner lo hizo con enorme solvencia, integridad moral y belleza soberbia. No hay un solo documentalista dedicado a la antropologรญa que no haya aprendido de รฉl (para asomarse a su obra invito a visitar su pรกgina robertgardner.net). En 2008, cuando la Cineteca Nacional organizรณ una retrospectiva de su trabajo, estaba felizmente sorprendido por la cรกlida recepciรณn de un pรบblico que nunca imaginรณ tan cuantioso y รกvido.
Miembro de una familia patricia de Boston (la casa de su abuela, Isabella Gardner, es el museo mรกs hermoso de la ciudad), Bob se formรณ como antropรณlogo en la Universidad de Harvard. Comenzรณ a fotografiar y filmar en sus primeros trabajos de campo y no tardรณ en conciliar ambas actividades. Muy joven, fue invitado a sumarse a una expediciรณn al Kalahari en ese doble papel y despuรฉs, a su regreso, decidiรณ formalizarlo fundando en la Universidad de Harvard el Film Study Center, donde produjo y dirigiรณ sus grandes documentales como Rivers of Sand, (los Hamar de Etiopรญa) y Deep Hearts (sobre los espectacularmente coquetos Bororo fulani de Nigeria) y muchos mรกs. Quizรกs el mรกs famoso sea Dead Birds, su primera obra maestra (1964), sobre la tribu Dani de Nueva Guinea, durante cuya filmaciรณn sucediรณ la extraรฑa desapariciรณn del antropรณlogo Michael Rockefeller. No hace mucho traduje ese documental al espaรฑol e hice la respectiva narraciรณn.
Conocรญ a Bob primero por escrito, pues Octavio Paz escribiรณ un texto sobre sus documentales: “La pluma y el metate: Robert Gardner”. La admiraciรณn de Paz se sintetiza en un pรกrrafo: “Su cรกmara mira con precisiรณn y siente con simpatรญa: objetividad de etnรณlogo y fraternidad de poeta”. Se habรญan conocido en la Universidad de Harvard, entre 1970 y 1974, cuando el poeta iba a enseรฑar ahรญ. Durante esas estancias (y las suyas en Mรฉxico), Bob filmรณ a su amigo y le mostrรณ sus documentales, como en esta escena,en inglรฉs).
Apenas hace un par de meses me escribiรณ que se atareaba en terminar un pequeรฑo documental sobre Paz y acompaรฑarlo con un libro de fotografรญas. Ojalรก que sus ayudantes culminen el proyecto.
Nos hicimos amigos en 2007, cuando pasรฉ un semestre en la Universidad de Boston. Cenรกbamos en su casa con su Adele y mi Lorena; paseรกbamos frente al Charles rumbo a casa de Teresa Guillรฉn, la hija de don Jorge; en su estudio, me mostrรณ el pietaje de una formidable sesiรณn en Cambridge donde se ve a Octavio consultando el I Ching, ansioso y muy concentrado. Era formidable charlar con Bob, uno de los รบltimos exploradores que penetraron en el corazรณn de las tinieblas, un hombre que en las zonas mรกs recรณnditas del mundo filmaba y estudiaba sociedades que, en su diminuta escala, en las periferias de las periferias, decantaban lo humano esencial. Al filmar esos pueblos suspendidos en el tiempo y fuera de la historia, escribiรณ, “ahondaba en su aislamiento, pero sobre todo en el mรญo”.
En el aรฑo 2006, Gardner publicรณ un hermoso libro sobre su vida de cientรญfico y cineasta que se titula The Impulse to Preserve. En uno de los ensayos narra un viaje de 1996 a visitar al pueblo Dani. Treinta y cinco aรฑos despuรฉs de haberlos filmado, alcanzada por la “cultura”, la tribu no preserva mรกs su impecable carรกcter neolรญtico. En una fotografรญa, bajo el sol feroz de Nueva Guinea, dos hombres caminan abrazados por una vereda: el viejo dani Weyak, que aparecรญa en el filme, descalzo y con su taparrabos, y el bostoniano Gardner. La amistad los une a su manera indescifrable. Caminan juntos en la vereda/verdad a cuya descripciรณn Gardner dedicรณ su vida: en el centro de nuestra confusa naturaleza, imรกn y brรบjula, nada realmente esencial nos separa de nuestros antepasados.
Es un escritor, editorialista y acadรฉmico, especialista en poesรญa mexicana moderna.