Ya
no habrá tiempo de entregarte
a
lo que esquilma,
a
lo que esquilma y vivifica,
vivifica
y muerde.
Noche
cincelada por la brisa.
Plazas
abiertas al abismo
de
los divertimentos.
Zócalos
labrados
por
el gusano de la contingencia.
Caminas
al encuentro de un amigo
con
bastante demora.
Tal
vez ya no le alcances y la marcha
te
obsequie por lo mismo
una
nueva manera de perderte
en
su intrincado bosque de tabernas.
No
regreses tan pronto. No recules.
No
des media vuelta.
No
renuncies al margen
de
azar que te convida el desacierto:
detrás
del promontorio de la duda
aguarda
la ganancia
de
la revelación o el desengaño.
Anclado
en el desierto
no
habrá ya laberinto en que extraviarse.
Elige,
pues, el más largo trayecto
para
volver a casa. ~