Fui a ver a Bob Dylan en San Diego y sobra decir que fue todo un acontecimiento. El repertorio fluctuó entre temas recientes de discos como Modern Times y obviamente Tempest, así como temas clásicos como “Tangle up in blue”, “It ain’t me, babe”, “Visions of Johanna” y, para cerrar, “Blowin’ in the wind”. Por primera vez vi a un Dylan condescendiente con sus fans, con esporádicas sonrisas y extraños y hasta cierto punto enternecedores bailes sobre el escenario, pasando del piano a la armónica y la guitarra eléctrica. El público lo ovacionaba, pedía más pero no era suficiente. La gente aún quiere a Bob Dylan, aún lo estima. Ir a verlo a sus ya 71 años fue un recordatorio de que Dylan continúa reinventándose, sin dejar de ser él mismo. Nunca decepcionante, siempre magistral. Toda una experiencia. ~
Pobre Bloomsbury
En su buen libro Neither peace nor freedom. The cultural Cold War in Latin America (Harvard, 2015), Patrick Iber propone que, en el caso de México, las inversiones de la CIA –congresos,…
Mella y criba de Ida Vitale
En una entrevista, Ida Vitale comentaba sobre el día en que entendió por primera vez un poema: “Desde ese momento la poesía fue, cada vez más, ese…
Heffelfinger, primer futbolista profesional
Dicen las historias que entre 1890 y 1905 la práctica del futbol americano mató a trescientos treinta estudiantes universitarios. No se especifica si los decesos ocurrieron en el campo durante…
Occidente siempre tiene la culpa
Los países occidentales son culpables de ignorar la tragedia en Siria si no actúan y de imperialismo si hacen algo.
RELACIONADAS
NOTAS AL PIE
AUTORES