Crucรฉ muy pocas palabras con รฉl. Era hombre de pocas palabras. De pocas palabras pero de muchos libros, leรญdos y escritos. Una de mis primeras reseรฑas la dediquรฉ a su libro Cinco haciendas mexicanas, en el que, con un estilo claro y puntual, el seรฑor Bazant (como le decรญamos) recreaba admirablemente la vida rural en San Luis Potosรญ a lo largo de tres siglos. Emparentado con el gรฉnero microhistรณrico que entonces (gracias a la obra y la prรฉdica de Luis Gonzรกlez) comenzaba a estar de moda, Bazant abrรญa ventanas a la vida cotidiana de esas haciendas, su cultura y costumbres, sus creencias religiosas y sus jerarquรญas sociales, pero sobre todo su detallada marcha econรณmica. Gracias a su pluma e ingenio, aquellos รกridos libros de contabilidad cobraban vida. Jan Bazant era un practicante sรณlido -acaso el mรกs sรณlido- de la historia econรณmica en Mรฉxico (ahรญ estรกn para probarlo sus libros Estudio sobre la productividad de la industria algodonera mexicana e Historia de la deuda exterior de Mรฉxico 1823-1946) pero su tratamiento (riguroso en lo cuantitativo) era sobre todo humanista, como lo fue en los libros histรณricos de Marx.
De la historia econรณmica pasรณ a la historia econรณmica de la Iglesia. Bazant probรณ con cifras y argumentos (no con dogmas) que la desamortizaciรณn propuesta por los liberales de la Reforma no representaba un atropello irracional contra la Iglesia sino un proyecto coherente con las reformas europeas en la materia (incluso en Espaรฑa) y adecuado a las presiones sociales que comenzaba a vivir el paรญs. En los aรฑos setenta, Bazant publicรณ su Concise history of Mexico (luego traducida al espaรฑol) que para mรญ sigue siendo la mejor y mรกs objetiva en el gรฉnero.
La revista Historia Mexicana, fundada por Daniel Cosรญo Villegas en 1951, tuvo en Bazant un colaborador estrella de los sesenta a los ochenta. En la mejor tradiciรณn historiogrรกfica inglesa, Bazant no rehuyรณ el modesto pero fundamental gรฉnero de la reseรฑa. Y escribiรณ sobre los temas mรกs diversos: un ensayo clรกsico sobre las "Tres Revoluciones Mexicanas" (Independencia, Reforma y Revoluciรณn), textos sobre los negocios de la familia Alamรกn, los de Anastasio Bustamante y el primer Limantour, una microhistoria de San รngel, sobre el acueducto de Ixtapan de la Sal, un bosquejo de los vascos en Mรฉxico y hasta un ensayo sobre el centenario de James Joyce. Los grandes historiadores contemporรกneos suyos, sobre todo los dedicados de alguna forma a la historia econรณmica (Costeloe, Brading, Chevalier), contaron con una reseรฑa suya, cuidadosa y sustancial.
El seรฑor Bazant recorrรญa los pasillos de El Colegio de Mรฉxico con paso rรกpido. Alto, delgado, erguido siempre e impecablemente vestido de traje claro, chaleco y corbata, tenรญa una cara cincelada por trazos rectos: la quijada cuadrada, la frente amplรญsima, la breve lรญnea horizontal de la sonrisa. Era gentil y discreto. Un caballero centroeuropeo. ¿De dรณnde habรญa salido este Conde checo? Aรบn recuerdo el estupor que me provocรณ saber que Bazant habรญa llegado a Mรฉxico como uno de los secretarios de Leรณn Trotski. Yo habรญa leรญdo la trilogรญa de Isaac Deutscher (publicada por Era) con tal emociรณn que ese fue uno de los motivos por los cuales mi hijo Leรณn lleva ese nombre. (El otro gran Leรณn en nuestra vida fue Leรณn Felipe.) ¡Cรณmo lamento ahora no haberme acercado al seรฑor Bazant para hablar de sus aรฑos con el gran revolucionario ruso en Coyoacรกn! ¿Quรฉ secretos guardaba? Varios, y quizรก dolorosos, como me ha dejado entrever su hija Milada en una carta reciente: Fue secretario de Trotski, viviรณ en la casa del "viejo", comรญa diario con รฉl con otros cinco secretarios, al parecer "el viejo" cambiรณ muchรญsimo despuรฉs del suicidio de su hija en Parรญs: dejรณ de hablar prรกcticamente de polรญtica. Mi papรก le traducรญa artรญculos en alemรกn, que hablaba tan bien que alguna vez alguien le dijo que si en su casa hablaban alemรกn o checo. Trotski le dijo a mi padre que parecรญa poeta y se sintiรณ halagado. Mi padre tuvo una vida muy interesante de la cual sรฉ poco, increรญble pero asรญ es… Cuantas veces le preguntรฉ de esa y otras etapas previas de su vida, preferirรญa no hablar de ello. Creo que se derrumbaron sus sueรฑos de juventud y preferirรญa no hablar de las cenizas. ¡Quรฉ huecos enormes dejamos los seres humanos!
Por su traducciรณn (en 1951) del libro Verdad e ideologรญa de Hans Barth, sospecho que el seรฑor Bazant descubriรณ al lado de Trotski el daรฑo que una visiรณn ideolรณgica (y utรณpica) del mundo puede infligir a la realidad. Por eso, al revisar su rica bibliografรญa (en la que no hay texto de compromiso o insustancial) advierto que en su vejez volviรณ creativamente al origen y escribiรณ un retrato biogrรกfico de tres compatriotas suyos, ligados a la historia de la libertad: Tomรกs Masaryk, Eduardo Benes y Alejandro Dubcek.
Muriรณ hace unos meses a los 96 aรฑos de edad. Me enterรฉ de su muerte de forma circunstancial: por una carta de John H. Elliott, con quien habรญa convivido en Cambridge. Teniรฉndolo tan cerca, leyendo sus libros, no se me ocurriรณ irlo a ver. Uno lamenta siempre no ver a los viejos cuando ya es demasiado tarde, cuando uno mismo se aproxima a la vejez. El homenaje natural para el noble y elegante seรฑor Bazant estรก en manos de El Colegio de Mรฉxico, instituciรณn a la que tanto contribuyรณ como maestro y autor: reeditar en un volumen sus ensayos y notas.
Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.