La revoluciรณn evaporada
Tรบ vienes y, a quemarropa, sin ninguna anestesia, me preguntas: ¿quรฉ sucede en Venezuela? No se entiende nada, dices. Las palabras, por unos segundos, quedan flotando entre nosotros. Tal vez, de pronto, siento que un erizo de mar se ha sentado sobre mi lengua. Vivir aquรญ no nos hace inmunes al desconcierto. Nadie sabe demasiado bien lo que pasa. Nadie puede saberlo. Cuรญdate de aquel que sepa claramente quรฉ ocurre. Sospecha del que pretenda explicar nuestra realidad con dos esplรฉndidas ecuaciones. En historias como รฉstas, no tener dudas suele ser lo mรกs peligroso.
Somos un estado de confusiรณn en pleno desarrollo. Cualquiera que se asome ahora a nuestra geografรญa tendrรก que respirar tres veces para tratar de soportar la cotidiana intoxicaciรณn polรญtica, el exceso mediรกtico, la lujuriosa producciรณn de informaciones. Si te separas de los medios, quizรกs te pierdas el final de la historia. En esa frase llevamos ya tantos meses. Somos una videocracia con una programaciรณn de 24 horas que se niega a reducir sus niveles de intensidad. Asรญ tambiรฉn naciรณ, en parte, este proceso. En el instante en que, el 4 de febrero de 1992, tras un intento de golpe de Estado mรกs cercano a la chapuza que a la estrategia militar, las cรกmaras de televisiรณn se posaron sobre un teniente coronel. En esa brevรญsima apariciรณn, Hugo Chรกvez reconociรณ su derrota y estrenรณ, al mismo tiempo, su estrellato polรญtico. Visto a la distancia, mรกs que una rebeliรณn casi fue un segmento de nuestra, adelantada y particular, Operaciรณn Triunfo.
El modelo bipartidista que durante las รบltimas dรฉcadas del siglo XX habรญa gobernado a Venezuela era ya un fracaso, un agotamiento desbordado. El paรญs vivรญa en una exigente e impostergable necesidad de cambio. Que alguien reconociera su desesperaciรณn ante el sistema, y asumiera ademรกs su fracaso pรบblicamente, significรณ una acciรณn aun mรกs importante que el burdo ensayo de subir las escalinatas del Palacio de Miraflores con un tanque de guerra. El verdadero golpe del 2 de febrero de 1992 fue mediรกtico. La clase polรญtica tradicional, tras haber demostrado contundentemente su falta de probidad y su incapacidad para administrar el Estado, comenzรณ a perder, desde ese dรญa, uno de sus monopolios mรกs importantes: la gerencia de la esperanza popular.
Te cuento: eso de que somos un paรญs rico no es joda. Al menos, lo fuimos. Como idea, como concepto. Casi como un ardid matemรกtico: geografรญa + petrรณleo es igual a nosotros con muchos dรณlares. Y, probablemente, alimentamos un regocijo cultural propio de todo aquel que se ha ganado la loterรญa. La noticia de que, con algo de mรกs de veinte millones de habitantes, รฉramos el primer paรญs importador de whisky escocรฉs del planeta animaba nuestra estima. Pensรกbamos con el orgullo o, en el mejor de los casos, con el hรญgado. Asรญ, tambiรฉn, fuimos tristemente cรฉlebres en Miami: "Ta barato, dame dos" —nos llamaban—. Mรกs allรก de estampas como รฉstas, y de la promociรณn de corruptelas en las รฉlites polรญticas y empresariales, para la mayorรญa de los venezolanos la riqueza petrolera siempre fue una abstracciรณn incomprensible: ¿cรณmo un paรญs tan rico mantiene a cerca del 70% de su poblaciรณn en situaciรณn de pobreza?
En ese escenario, Hugo Chรกvez podรญa danzar perfectamente. Su discurso feroz en contra de la corrupciรณn era un himno que todo el paรญs estaba deseando escuchar. El perfil de un ex militar decidido a intervenir en la polรญtica asomaba la ilusiรณn de un orden y de una disciplina que tanto se anhelaba en las funciones de gobierno y de control social. Su sorprendente talento comunicacional, ademรกs, dejaba vacรญas las nociones de representatividad y legitimidad con las que, hasta ese entonces, se habรญan manejado los polรญticos tradicionales. Chรกvez saboteรณ de manera natural la solemnidad, la pompa, el protocolo de lo pรบblico. Dejรณ a sus competidores sin promesas y se apropiรณ de una nueva idea de futuro. Cuando ganรณ las elecciones, en 1998, tenรญa un abrumador 80% de popularidad. Los grupos econรณmicos y los medios de comunicaciรณn estaban de su lado. El paรญs de pronto fue una novedad.
(Te confieso que yo no votรฉ por รฉl. Era imposible no identificarse con alguna de las verdades que estallaban en su discurso, pero a mรญ me pudo mรกs lo militar. Todo lo castrense siempre me ha producido mรกs de un escozor. Tal vez sean prejuicios muy bรกsicos pero, genuinamente, desconfรญo de alguien que se viste de la misma manera todos los dรญas, que entiende su relaciรณn con los otros a partir de la dinรกmica de dar o de recibir รณrdenes. Jamรกs, tampoco, me ha entusiasmado nuestra cosmogonรญa bolivariana. Me parece francamente cursi. Es como una sobreactuaciรณn en nuestra identidad. Cuando, en pleno debate electoral, a Chรกvez le preguntaron por su ideologรญa, รฉl contestรณ que no era de izquierda ni de derecha: "yo soy bolivariano". A veces, por cosas asรญ, uno vota o deja de votar por alguien.)
En todo caso, no se trataba, ya se sabe, de un fenรณmeno aislado: la llegada de Chรกvez al poder forma parte de la misma crisis que, de muy diversas maneras, ha ido moviendo las bases polรญticas del continente: el triunfo de Lagos en Chile, la derrota del pri en Mรฉxico, el naufragio argentino, las recientes victorias electorales en Ecuador y en Brasil… Esa bรบsqueda que llamamos historia y que, en Amรฉrica Latina, mรกs que avanzar, parece siempre demorarse con respecto a nuestras grandes utopรญas. Vale escribir lo que Miguel Canรฉ escribiรณ sobre Colombia en 1884: "El porvenir es inmenso, pero desgraciadamente remoto".
Miserias de la lรณgica revolucionaria
No exagero si te digo que hay quien piensa que, cada maรฑana, Fidel Castro le envรญa por fax una hoja de instrucciones a Hugo Chรกvez. Conozco a mรกs de un afecto al gobierno que en verdad cree que toda la gente que va a las marchas de la oposiciรณn recibe dรณlares del imperialismo yanqui. Sรฉ tambiรฉn de una mujer que realiza canalizaciones. Es una suerte de mรฉdium, un instrumento de la ventriloquia trascendental. Ha recibido un mensaje de Simรณn Bolรญvar para Hugo Chรกvez. Pero, segรบn parece, el presidente no acepta intermediarios. Ya nada nos sorprende. El paรญs se ha convertido en un delirio efervescente. Para los que vivimos aquรญ es muy difรญcil quedarse al margen. Ya hasta nos estamos peleando los refuerzos celestiales: Chรกvez ha asegurado, apretando un crucifijo como quien empuรฑa un bisturรญ, que Dios tambiรฉn apoya al gobierno. "Si Cristo redentor estรก con nosotros, ¿quiรฉn puede enfrentarnos?" —le ha gritado a la oposiciรณn—.
Probablemente ahรญ se encuentre algรบn origen de toda esta maraรฑa, cuyos argumentos son, en gran parte, afectivos. Suele el fantasma de la revoluciรณn convocar a otros fantasmas, mรกs viscerales e impacientes. Chรกvez llegรณ al poder como quien llega a cambiar la historia. No pretendรญa administrar un buen quinquenio sino transformar la patria. En sus palabras: "¡Por fin la revoluciรณn es gobierno!" Nada de esto ha debido sorprender al paรญs. Alberto Garrido, uno de los expertos en esa nueva materia denominada chavologรญa, ha hecho una biografรญa afinada de los antecedentes de este proceso. El origen se remonta a una estrategia del Partido Comunista de Venezuela en 1957, cuando se planteรณ "la inserciรณn o captaciรณn de cuadros revolucionarios en las Fuerzas Armadas Nacionales". Sin embargo, sรณlo es en 1964 cuando aparece por primera vez la idea de un movimiento bolivariano. Segรบn el ex lรญder guerrillero Douglas Bravo, se intentรณ "la nacionalizaciรณn del pensamiento revolucionario". En esa fecha, Hugo Chรกvez era un mocoso de diez aรฑos. Dicta la historia que es en 1977 cuando el actual presidente se integra a estas lides, y en 1982 cuando junto a otros militares forma el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200.
Para gran parte de la poblaciรณn, lo bolivariano o revolucionario en Chรกvez era percibido como un aderezo simpรกtico, como parte de su carรกcter pintoresco, dicharachero, o como una fรณrmula vรกlida para su victoria electoral. La Asamblea Constituyente, primera gran acciรณn del gobierno, produjo una constituciรณn moderna, fraguada con la participaciรณn de todos los sectores del paรญs, con buenos avances en la construcciรณn de un nuevo marco legal; pero tambiรฉn introdujo dos elementos que comenzaron a calentar algunos sistemas de alarmas: la extensiรณn del periodo gubernamental a seis aรฑos y la posibilidad de una reelecciรณn inmediata. El presidente, ademรกs, tampoco se ahorrรณ sutilezas. En sus frecuentes intervenciones pรบblicas comenzรณ a hablar de un futuro revolucionario por etapas: estรกbamos en "la dรฉcada de plata", nos dirigรญamos hacia "la dรฉcada de oro". Finalmente sentenciรณ que se retirarรญa en el 2021, en la efemรฉrides de la Batalla de Carabobo, a doscientos aรฑos de la reyerta que le dio la independencia a Venezuela.
Aunque, en concreto, en el sentido estricto de las condiciones objetivas de la realidad, la revoluciรณn no hubiera transformado nada, simbรณlicamente ya habรญa producido un cataclismo: acabรณ con el sentido de la alternancia polรญtica. El gobierno hablaba como si fuera eterno, como dispuesto a no dejar el poder hasta haber conquistado sus objetivos. La democracia habรญa sido una ruta, pero podรญa comenzar a transformarse en un estorbo para el proyecto bolivariano. Las primeras acciones reforzaron esta visiรณn: la emergencia por cambiarle el nombre al paรญs (¿por quรฉ el gobierno, con esas cifras de pobreza, se ocupa de rebautizarnos como Repรบblica Bolivariana de Venezuela?, se preguntรณ alguno), el nombramiento a dedo de gente fiel al frente de todos los poderes pรบblicos (¿cรณmo es posible que el vicepresidente, de un dรญa para otro, se convierta en fiscal general de la Repรบblica?, inquiriรณ alguien), la inclusiรณn de la formaciรณn premilitar en las escuelas (¿quรฉ decirte de mi cara cuando mi hija de 16 aรฑos me anunciรณ que el prรณximo martes le iban a enseรฑar a armar y desarmar una 9 milรญmetros?, preguntรณ otro alguien, tan cualquier alguien como yo)… El carรกcter inflamable del discurso de Chรกvez, tan provechoso en la contienda electoral, se convirtiรณ en un irritante desmesurado. Todavรญa bendecido por la popularidad, se mofaba o satanizaba la crรญtica, la diferencia. Decretรณ que cualquiera que no se plegara mansamente a su proyecto era un oligarca, un traidor. Promoviรณ un saludo que hasta el dรญa de hoy distingue a los chavistas: los brazos en alto sobre los hombros, el puรฑo cerrado de una mano golpea la palma abierta de la otra mano. Una y otra vez. Como una campana seca. Como un mudo ritmo de guerra. Pero, del otro lado, una incipiente oposiciรณn tambiรฉn desarrollรณ angustias propias de la cubanidad mayamera. Algunos periodistas se convirtieron en elementos protagรณnicos del enfrentamiento en contra del gobierno. Algunos de los viejos polรญticos reaparecieron, dispuestos a cualquier cosa con tal de recuperar sus antiguos empleos. La idea de la revoluciรณn desnudรณ y azuzรณ lo peor de cada uno de nosotros. Trabucรณ la necesidad de cambio en resentimiento. Alentรณ los prejuicios de todo tipo. Fomentรณ la divisiรณn. Propuso la intolerancia como dinรกmica de relaciรณn social. Nos enfermรณ socialmente. Asรญ son, con harta frecuencia, estos procesos. No conciben el consenso. Toda negociaciรณn les parece una derrota. Mรกs que superar las contradicciones, sรณlo desean suprimirlas.
Ni la oposiciรณn es una caterva de neonazis, ni Hugo Chรกvez Frรญas es una aleaciรณn de Pinochet con Milosevic. No hay una dictadura en Venezuela. Pero tampoco existe un equilibrio de poderes. No hay censura, pero el gobierno es un continuo ejercicio de intimidaciรณn, de amedrentamiento. Todo puede ser tan legal como inadmisible. De lado y lado. Ni Chรกvez es Hitler, ni la oposiciรณn es el Ku Kux Klan. (Ambas definiciones se han suscrito. No pienses que esto es un invento personal, por favor.) Todo forma parte de una misma singularidad, de una complejidad que cierto pensamiento crรญtico europeo —cuyo emblema bien podrรญa ser Ignacio Ramonet— nunca podrรก comprender. No hay nada mรกs frรญvolo que Le Monde Diplomatique a la hora de analizar la "crisis venezolana". Recurre a los estereotipos mรกs inocentes de la dulce izquierda europea, como si nos tomara como excusa para ajustar cuentas con su mala conciencia, con la propia historia colonialista de Francia.
Somos rehenes de un sueรฑo. Ahora, mรกs que nunca, estamos cercados por todas nuestras mรบltiples miserias. Nada es totalmente lo que parece. Todo se le asemeja demasiado. La mรกs cรญnica paradoja es que la revoluciรณn tampoco es una revoluciรณn. Ni siquiera.
La incertidumbre como รบnica certeza
El lenguaje es gratis y estรก al alcance de todos. Por eso es democrรกtico y promiscuo. Es el territorio ideal para cualquier rebeldรญa. Asรญ me pasรณ: fui a recibir a un periodista mexicano al aeropuerto y me detuve unos minutos a platicar con los obreros que trabajan en la reconstrucciรณn de todas las instalaciones. Estaban estacionados, en plan de eterno mediodรญa, cuando les preguntรฉ cรณmo iban las obras. "La vaina estรก parada", dijo uno. Y despuรฉs hubo una pausa como una gota. Como si el sol sudara, como si una gota del sudor del sol pudiera caer y aplastarse sobre el asfalto. Un silencio amarillo. Bastante lento. Hasta que otro de los trabajadores, aflojando una sonrisa, rematรณ: "Dicen que ya no hay dinero. Que se lo gastaron en los viajes. Tรบ sabes, como esto es una roboluciรณn…"
Al dรญa siguiente de la toma de posesiรณn, en 1999, Hugo Chรกvez criticรณ los lujos de su cargo. Se quejรณ amargamente de la piscina y de la sala de cine que tenรญan la residencia presidencial. Puso en venta limosinas y aviones. Se presentรณ como un espรญritu franciscano, sin otra apetencia que la justicia. Varios meses mรกs tarde, sin embargo, ya en la vanidad de creerse un hรฉroe tercermundista en contra de la globalizaciรณn, comprรณ un airbus de setenta millones de dรณlares. Esa fue la primera bofetada en contra de nuestra pobreza. Los cรกlculos seรฑalan que, a estas alturas, Chรกvez le ha dado la vuelta al mundo tres veces. Que, por lo menos, ha pasado doscientos dรญas fuera del paรญs, coleccionando sellos en su pasaporte.
La ilusiรณn de castigar a los corruptos del pasado se desvaneciรณ rรกpidamente. Tampoco el nuevo gobierno pudo controlar su propio ejercicio. La gestiรณn revolucionaria ya cuenta con infinidad de denuncias de corrupciรณn, algunas de ellas tan significativas como la que seรฑala al Plan Bolรญvar 2000, que involucra a algunos de los actuales altos jefes militares del gobierno chavista y representa la malversaciรณn de cientos de millones de bolรญvares dirigidos a prestar ayuda social a los estratos mรกs pobres de la poblaciรณn venezolana. Segรบn Transparencia Internacional, "el fracaso del gobierno con respecto a su promesa de ponerle coto a la corrupciรณn ha resultado ser una amarga ironรญa para el presidente Hugo Chรกvez, quien llegรณ a la presidencia impulsado por sus mensajes anticorrupciรณn".
Puedes escuchar lo que dice Chรกvez. Siempre serรก magnรญfico manoseando verbos. Realmente admirable. No obstante, el idioma de las cifras no dirรก lo mismo. En estos cuatro aรฑos de gestiรณn, con unos ingresos petroleros mayรบsculos (hablamos de mรกs de 130 mil millones de dรณlares), los indicadores de pobreza han aumentado. Las estadรญsticas seรฑalan que dos millones de personas en Venezuela pasaron a pertenecer a nuevos hogares pobres, al elevarse en 200.160 el nรบmero de hogares en situaciรณn de pobreza, mientras que unas 293 mil personas cayeron en situaciรณn de pobreza crรญtica, es decir, unos 56.506 hogares. Mientras, los impuestos aplicados por la revoluciรณn son de un rigor neoliberal que espanta. El paรญs rico sigue en su caรญda libre hacia la miseria mรกs radical. Ni siquiera Bolรญvar pudo salvarnos de nosotros mismos.
La revoluciรณn es un vapor, una humedad que nos envuelve y nos tensa. Un fuelle invisible que ha ido quemando la temperatura del paรญs. El gobierno ha concentrado el poder, ha generado su propio partido desde el Estado. Olvรญdate de la organizaciรณn popular, de la autogestiรณn, de la formaciรณn cooperativa. El gobierno entiende al pueblo como brigadas de choque. Es parte de la filosofรญa rottweiler: o se quedan quietos o les suelto a los desdentados. En el otro bando, hay ciertos sectores de la oposiciรณn que ya estรกn ganados por la histeria, que aรบn no han entendido en quรฉ paรญs viven. No han comprendido que Chรกvez tambiรฉn es un paradigma cultural. Es una versiรณn de la venezolanidad con la que, largamente, nos tocarรก debatir. Chรกvez es una ejecuciรณn exitosa de una de las maneras de nuestra identidad. En el 92 fue un golpista inacabado. Fracasรณ pero cayรณ de pie. No le hizo falta arriesgar el pellejo. Tan sรณlo fue parcamente sincero frente a la tele. Obtuvo la popularidad y el poder con rapidez. Casi saltรณ de la prisiรณn a la presidencia, cumpliendo con el guiรณn de cualquier bolero. Chรกvez es la demostraciรณn palpable de que hay un sueรฑo venezolano posible. Es parte de un ideal patriรณtico: su trabajo es hablar. Es lo รบnico que hace. Cobra su sueldo y tiene prestigio a cuenta de sus palabras. Goza de todas nuestras รญntimas utopรญas: lanza un strike en el estadio de los Yankees de Nueva York, viaja a Tokio y abraza al emperador, baila en Repรบblica Dominicana, canta donde lo asalte la inspiraciรณn, echa un chiste apenas se le ocurre…¡Jamรกs ha tenido la necesidad de cambiar nada! ¡Siendo รฉl mismo es todo un รฉxito! Para una parte del difรญcil universo de la miseria, se trata de un sueรฑo, de todas las vergรผenzas vengadas, de una probable felicidad. Para alguna parte de ciertos sectores medios y de la antigua clase polรญtica, se trata de una agresiรณn inaceptable. Lo que empezรณ como una pugna se ha trastocado en feroz intolerancia. Chรกvez se atornilla al poder mientras sigue prometiendo el firmamento que nos merecemos. Nada ha cambiado pero nada es igual. Ahora, a cuenta de las mejores causas, ya somos capaces de destruirnos.
No hay salidas fรกciles. No hay recetas. Escribo estas lรญneas sobre los primeros dรญas de enero de 2003. Ya llevamos mรกs de un mes en "Paro Cรญvico Nacional". El paรญs es casi una quiebra. La terquedad, un buen mรฉtodo de destrucciรณn. Ninguna de las partes se muestra dispuesta a ceder y, sin embargo, cada dรญa que pasa, es mรกs evidente que la รบnica salida posible es la negociaciรณn. Aun mรกs allรก de cualquier consulta electoral, se hace necesario un acuerdo nacional que incluya a todos los sectores y a todas las corrientes polรญticas. Sรณlo asรญ serรก aceptado ese acuerdo por toda la poblaciรณn. Lo otro es la violencia. La cruda estadรญstica que va dejando cada vez mรกs muertos en los enfrentamientos entre las marchas del gobierno y de la oposiciรณn. La ignorancia de no haber vivido, de no saber cรณmo empieza una guerra civil.
Si vinieras ahora a Venezuela, si pasearas estas calles, podrรญas tocar la incertidumbre en el aire. Aun detrรกs de nuestros gritos, de la bulla, de esa incapacidad natural que tenemos para el silencio; aun asรญ, podrรญas palpar la respiraciรณn de las preguntas. Van y vienen. Saltan. Se despeรฑan. Se estiran, se arrugan. El futuro sรณlo es un blanco mรณvil. Ya no promesa. Ya, cada vez mรกs, tan sรณlo una probable amenaza. ~
RELATO DEL ANGLรFILO Y EL GOLPISTA
1.
El teniente coronel de paracaidistas Hugo Chรกvez animรณ durante casi diez aรฑos una logia militar secreta.
Uno de sus ritos de iniciaciรณn requerรญa acampar la vรญspera del natalicio de Simรณn Bolรญvar bajo el legendario samรกn de Gรผere y hacer allรญ una vela de armas.
En tiempos del barรณn de Humboldt, el samรกn era paradero obligado en el camino que llevaba de Caracas a los llanos. Podรญa dar cobijo a un centenar de viajeros con sus cabalgaduras.
Lo que hoy se alza en medio de la Carretera Panamericana es un retoรฑo suyo, tambiรฉn centenario. A pocos metros de allรญ hay una gasolinera, una vulcanizadora, un baldรญo donde destazan chatarra y una fonda de camioneros.
Una noche —pronto harรก veinte aรฑos—, Chรกvez y otros cuatro de sus compaรฑeros se sustrajeron a la vigilancia de sus superiores para ir a vivaquear bajo el samรกn, que hace tiempo fue declarado enfermo terminal por los fitรณlogos del Ministerio del Ambiente.
Aquella noche Chรกvez propuso a sus compaรฑeros de jamboree hacer un juramento. ¿No jurรณ acaso Bolรญvar en una colina de Roma, en 1804, en presencia del preceptor de su infancia, Simรณn Rodrรญguez?
Nuestros escolares aprenden un apรณcrifo fraudulento atribuido por los expertos al propio Simรณn Rodrรญguez, รบnico "testigo" de la improbable efusiรณn romana. Lo han repetido desde el รบltimo cuarto de siglo XIX, cuando el dictador Guzmรกn Blanco inaugurรณ el culto oficial al Libertador.
La fรณrmula que Chรกvez propuso a sus compaรฑeros es una mezcla del "Juramento en el Monte Sacro", fijado por la escuela elemental en tiempos de Guzmรกn, y de consignas agraristas del decimonรณnico —y hoy extinto— Partido Liberal de Venezuela. Asรญ se fundรณ el "Movimiento Revolucionario Bolivariano 200". La cifra comenta el bicentenario del natalicio de Bolรญvar. Corrรญa, justamente, el aรฑo de 1983.
En febrero de 1992 los conjurados del samรกn de Gรผere salieron a la luz embarcรกndose en una cruenta intentona que buscaba derrocar al presidente Carlos Andrรฉs Pรฉrez. Actuaron simultรกneamente en Maracaibo, Valencia, Maracay y Caracas.
Entre los facciosos se contaba el teniente de paracaidistas Octavio Almarza. Su misiรณn era penetrar en el palacio presidencial de Miraflores y hacerse con el presidente Pรฉrez, vivo o muerto.
Al cabo de varias horas de combate los asaltantes se convirtieron en asediados y, al agotar la municiรณn, terminaron por rendirse a las tropas leales. Tendido bocabajo, cautivo y esposado, el teniente Almarza debiรณ presenciar cรณmo una agente de la seguridad del Estado ajusticiaba prisioneros y remataba heridos. La mujer le disparรณ a quemarropa con una pistola de alto calibre y lo dio por muerto.
El caso de la rubia no identificada que, en atuendo swat, asesinรณ a sangre frรญa a varios paracaidistas ya rendidos, moviรณ la simpatรญa del pรบblico hacia el joven oficial rebelde que, milagrosamente, salvรณ la vida. Luego de dejar el hospital, Almarza purgรณ condena por rebeliรณn, al igual que Chรกvez y los demรกs insurgentes.
Las causas por rebeliรณn militar fueron sobreseรญdas por el presidente Rafael Caldera, sucesor de Pรฉrez en el cargo. Con ello dio por cerrado el caso de la logia bolivariana, que en diez aรฑos logrรณ captar a mรกs de trescientos oficiales del Ejรฉrcito, la Aviaciรณn y la Marina. Muchos habรญan jurado alguna vez bajo el samรกn; todos, sin excepciรณn, fueron dados de baja y puestos en libertad.
Las mujeres encuentran sumamente atractivo al teniente Almarza, quien, con gafas ahumadas y el cabello segado casi al rape, parece un Bruce Willis espigado y mestizo. Campeรณn de nataciรณn en la Academia Militar, Almarza podrรญa posar con el torso desnudo para la portada de un manual de ejercicios abdominales. El teniente no ha hecho nunca un secreto del haber actuado como stripper en las noches "sรณlo para damas" de un sitio de copas caraqueรฑo mientras anduvo caรญdo en desgracia y sin empleo.
Por aquel tiempo, mucho antes de decidirse a lanzar su candidatura a la presidencia, Chรกvez se limitaba a vagar por el interior profundo de la repรบblica. Predicaba ante pequeรฑos grupos la abstenciรณn electoral y propugnaba la fundaciรณn de una internacional bolivariana, una especie de liga Baath trasandina. Llegรณ a hacerse por completo invisible a la prensa, a las agencias encuestadoras, a la clase polรญtica. Mientras tanto, las columnas de chismes de farรกndula hacรญan del oficial stripper una celebridad nacional.
Con rara impavidez, Almarza retaba a los presentadores de los programas de trasnocho a hacer a un lado las preguntas de asunto sicalรญptico y abordar un temario "mรกs serio" que รฉl mismo proponรญa: la pobreza crรญtica, la corrupciรณn de los partidos, la bancarrota de las instituciones, los efectos perversos de las polรญticas del Fondo Monetario Internacional…
Por eso, porque el desnudista bolivariano era una celebridad mediรกtica, todos lo reconocimos en el acto la tarde de 1996 en que llegรณ al auditorio del "Instituto Rรณmulo Gallegos de Estudios Latinoamericanos" para asistir a una conferencia del profesor Luis Castro Vieira.
2.
Nadie en Hispanoamรฉrica ha denunciado tan sistemรกtica y lรบcidamente como Castro Vieira el culto a Bolรญvar, no sรณlo como martingala militarista, sino como el misticismo moral que ha envenenado durante mรกs de un siglo nuestra idea de la repรบblica, de la polรญtica y del ciudadano.
Para Castro Vieira el bolivarianismo es un historicismo de la peor especie que entraรฑa una moral inhumana e impracticable y, por lo mismo, tremendamente corruptora de la vida republicana. Se lamentaba de que la biografรญa ejemplar de Simรณn Bolรญvar haya sido la รบnica filosofรญa polรญtica que los venezolanos fuimos capaces de discurrir en siglo y medio. Esa "filosofรญa" no es, segรบn su expresiรณn, mรกs que una perversa "escatologรญa ambigua" que sรณlo ha servido para alentar el uso polรญtico del pasado. ¿Un ejemplo?
La fallida polรญtica de sustituciรณn de importaciones, ensayada en 1960 por el gobierno de Rรณmulo Betancourt, empapelรณ los muros de Venezuela con afiches plagiarios del aviso reclutador del Tรญo Sam. Simรณn Bolรญvar, en uniforme de generalรญsimo, ceรฑudo e imperioso, nos increpaba con el รญndice. La leyenda al pie rezaba: "Yo la hice libre. Hazla tรบ prรณspera. ¡Consume productos venezolanos!" Bolรญvar, trasmutado en pionero del proteccionismo cepalista; alguien de quien Raรบl Prebisch no vendrรญa a ser sino un epรญgono.
A su vez, la izquierda insurreccional criolla nos dio, en esos mismos aรฑos, un Bolรญvar protoguevarista y antiyanqui. รltimamente, el Libertador ha sido exaltado como remoto mentor intelectual de la OPEP.
Dos advocaciones recientes, aparecidas en la prensa caraqueรฑa, al cierre de esta ediciรณn: el Bolรญvar ambientalista, defensor del bosque tropical de lluvia desde los tiempos de la Gran Colombia, y el Bolรญvar visionario antiglobalizador, enemigo jurado del NAFTA y del ALCA.
3.
A Castro Vieira se le atribuye la introducciรณn de la prรกctica del rugby en este paรญs de jugadores de bรฉisbol.
Su padre habรญa sido profesor en la Academia Militar de Venezuela y estuvo entre los pocos militares que permanecieron leales a la Constituciรณn y al presidente Rรณmulo Gallegos cuando รฉste fue derrocado en 1948. Lo pagรณ con el exilio en Santiago de Chile. Fue allรญ, en un colegio inglรฉs —The Grange School—, donde su hijo se aficionรณ al rugby.
De ojos azules y atezado por el tenis y la nataciรณn, su bigote chorreado lo hacรญa parecer un Robert Louis Stevenson (saludable, claro) que entrenase para un equipo polinesio de triatlรณn. Doctorados por La Sorbona y Cambridge. E.G. Moore, Gilbert Ryle. Tradujo al castellano La รฉtica y los lรญmites de la filosofรญa, de Bernard Williams.
Apenas un aรฑo antes de la intentona de Chรกvez, apareciรณ en Caracas su libro capital: La teologรญa bolivariana. Allรญ puede leerse que "el fracaso de Venezuela como repรบblica liberal [en el siglo XIX] se agravรณ con el culto bolivariano. Ese culto se ha prolongado en el siglo XX como nuestra รบnica historiografรญa polรญtica. Ese culto aplazรณ sine die el ejercicio de la razรณn entre nosotros. Su inhumana moralidad es imposible de alcanzar, como no sea a travรฉs de un proceso de 'revoluciรณn permanente'; esto es, al precio de una conmociรณn polรญtica y de una anomia permanentes."
El teniente Almarza trajo consigo a la conferencia en el "Rรณmulo Gallegos" un ejemplar de La teologรญa bolivariana para hacerlo autografiar.
Los que quisimos felicitar al profe tuvimos que esperar a que el militar desnudista y el deportista filรณsofo conferenciasen sentados en butacas de primera fila del auditorio ya vacรญo.
Cuando al fin salieron al vestรญbulo, el teniente habรญa sido admitido al seminario de filosofรญa moral que el profe dictaba en la Universidad Simรณn Bolรญvar, donde, irรณnicamente, dictรณ cรกtedra antibolivariana toda su vida. La verdad, no nos sorprendiรณ demasiado, porque el profe era asรญ, repentista y reservado al extremo.
Una vez desapareciรณ de pronto, durante tres dรญas inexplicables, y regresรณ al posgrado sin contarnos que habรญa ido a las Islas Caimรกn britรกnicas, en busca de un balsero cubano varado en un centro de detenciรณn para inmigrantes ilegales. En virtud de un tratado entre Cuba y el Reino Unido, el balsero —un adolescente, casi un niรฑo— se hallaba en riesgo inminente de ser deportado a Cuba.
El muchacho era pariente de un amigo suyo en el exilio cubano quien, sabedor de los vรญnculos del profe con nuestra Cancillerรญa, habรญa solicitado discretamente su ayuda para obtener una visa venezolana que salvara al muchacho de la deportaciรณn. Se hicieron complicados arreglos para que Castro Vieira fuese oficiosamente por el chico, cuyo hermano habรญa muerto en la aventura, devorado por los tiburones al lanzarse al mar, delirante de sed. De todo esto vinimos a enterarnos de modo casual, muchรญsimo tiempo despuรฉs —y sรณlo por boca del balsero—, pues el profesor regresรณ impenetrable y lacรณnico —volviรณ en plan "decรญamos ayer"— de su misiรณn en las West Indies.
4.
El seminario Carรกcter y fortuna moral sesionaba en un centro de posgrado que ocupaba los terrenos de una antigua ganaderรญa de toros de lidia en las afueras de Caracas.
El centro se llamaba IDEA (por "Instituto de Estudios Avanzados") y otrora habรญa sido el nรบcleo de un proyecto acadรฉmico, concebido en el delirio de uno de nuestros booms petroleros. Se suponรญa que debรญa equipararse con el tiempo al Colegio de Mรฉxico, pero un derrumbe imprevisto de los precios de la cesta de crudos OPEP (y la devaluaciรณn del bolรญvar en el aรฑo bicentenario del Libertador) matรณ esas pretensiones. Luego de una hora en IDEA, la incertidumbre y la decadencia te hacรญan sentir en el astillero de Juan Carlos Onetti.
Los burรณcratas vendรญan a escondidas el mobiliario y el equipo de oficinas y laboratorios. Empleaban los alojamientos para profesores invitados como hotel de citas y las instalaciones del centro de convenciones como sala de fiestas. Asรญ complementaban sus salarios. Todo a espaldas pero a sabiendas de la directiva acadรฉmica; no sรฉ si me explico. Lo รบnico allรญ con rango verdaderamente internacional y avanzado era el profesor Castro Vieira.
Partidario del mรฉtodo digresivo, Castro Vieira nos alentaba a compartir nuestras lecturas. Harry Altuna abrirรญa la tanda. Despuรฉs Sandra, despuรฉs el teniente Almarza, despuรฉs yo, despuรฉs Tamayo, despuรฉs Ponce y vuelta a empezar.
Altuna declaraba ser un estudioso de todo lo que Hilary Putnam tuviese que decir sobre el realismo, la razรณn y la incertidumbre. Como tambiรฉn le gusta mucho el cine, Harry propuso una "lectura" de Crimson Tide (1995), la pelรญcula de guerra submarina dirigida por Tony Scott que protagonizan Denzel Washington y Gene Hackman.
A pesar de juzgarla un poco laxa para su gusto, el profesor aprobรณ la experiencia que quizรก sirviese para calentar motores, si permanecรญamos atentos a los temas del seminario: carรกcter, adversidad, la pregunta por la vida buena, fortuna moral.
Pasamos una tarde de cineclub muy chรฉvere. Ingenio, risa, refrigerio, compaรฑerismo; si alguien iba al baรฑo paraban la pelรญcula. Al final, todos simpatizamos con Denzel Washington y aprobamos sus decisiones. Menos el teniente, que estuvo por Hackman.
A Sandra la seducรญa por entonces el trabajo de Martha Nussbaum y, al llegar su turno, nos propuso un texto de la gringa, titulado: "El discurso de la Hรฉcuba de Eurรญpides sobre la firmeza del carรกcter bueno en la adversidad". La jeva llegรณ, como se dice, con piedras en la mano: se acabaron las tertulias vespertinas.
Hรฉcuba, segรบn Martha Nussbaum, vino tan a propรณsito que ni el propio Castro Vieira habrรญa dado, creo yo, con cosa tan hard boiled, tan pertinente y nutritiva. Tuvimos suficiente para un par de semanas de trabajo intenso. Hasta que le tocรณ al teniente enseรฑar su naipe y nos leyรณ el relato de su captura.
Era un parte de guerra: "a las cero cuatrocientas horas reportรฉ por radio la novedad de dos heridos graves entre el personal", y cosas asรญ. Pero una vez traspuso el pasaje de la rendiciรณn —estaba ya esposado, estaba bocabajo— dejรณ de leer y todo el cuento de la rubia con la 9 milรญmetros y del tiro por la espalda se tornรณ realismo sucio oral. Terminรณ mostrรกndonos el costurรณn que le hicieron en el hospital.
El profesor parecรญa muy abochornado por la exhibiciรณn y tambiรฉn muy triste. Cabeceaba de adelante hacia atrรกs, con las piernas cruzadas, quizรก componiendo mentalmente un comentario, quizรก no, cuando Sandra preguntรณ, con mucha sorna y a nadie en especial, quรฉ convendrรญa atender primero en aquel ejercicio, si el carรกcter o la fortuna moral. Con la misma sorna se volviรณ hacia Almarza y le dijo, amigable: "Chamo, nosotros vamos a salir a dar una vuelta mientras tรบ te vistes, ¿okey?" Todos la seguimos, muy agradecidos.
Dos o tres semanas mรกs tarde, cuando la tanda de lecturas regresรณ al teniente, el hombre volviรณ a leernos el parte de guerra, sin ninguna variante, salvo que esta vez prescindiรณ de mostrarnos el costurรณn.
—Oye, tremendo guayabo el tuyo, pana, con ese asalto tan chaborro al palacio. Pero, ¿tรบ sabes?, esto no es una terapia de apoyo para golpistas —protestรณ Sandra, dulcemente—.
Las rubias la tenรญan tomada con el teniente. No he contado que Sandy es hija de argentinos refugiados que llegaron a Venezuela en los aรฑos 70, huyendo de la dictadura militar. Sandy se criรณ en los bloques de Artigas. Es catira de pelo lacio. Como ver y escuchar a una Melanie Griffith que hablase caraqueรฑo barrial.
—Todavรญa me falta un pedacito —dijo รฉl—. El remate.
Y leyรณ de carrerilla el faltante, que era una cita que habรญa encontrado, dijo, en un comentario de Italo Calvino a la Anรกbasis de Jenofonte: "el hombre puede verse reducido a ser una langosta y aplicar sin embargo a su situaciรณn de langosta un cรณdigo de disciplina y de decoro —en una palabra, un 'estilo'— y confesarse satisfecho, no discutir ni mucho ni poco el hecho de ser una langosta sino sรณlo el mejor modo de serlo".
—¿Y cuรกl es tu mejor modo de ser plaga de langosta? —preguntรณ Sandy—. ¿Asaltar el palacio de Miraflores a media noche para darle bollete al presidente? Sacude, paquetero. "Plaga de langosta", "estilo", "Italo Calvino". Cuidado me cortas con ese cuchillo de cartรณn, Jenofonte. Mejor picha bajito que hay ropa tendida, disfraz: tรบ lo que eres es tremendo golpista.
El teniente, muy digno, dijo: "Ah, no. Sin insultar, vamos a respetarnos". Despuรฉs se levantรณ y se fue, muy cejijunto. Pero a ninguno nos pareciรณ que estaba realmente disgustado. "Aliviado" lo describe mejor. Sandy aprovechรณ el impulso y comenzรณ a descargarse tambiรฉn a Castro Vieira. Hablรณ con el falso miramiento que la lisura venezolana cree suficiente cortesรญa:
—Chamo, discรบlpame pero perdรณname —dijo, moviendo la cabeza—. Tas vuelto un redactor de Le Monde Diplomatique. Tas igualito a Ignacio Ramonet: no puedes ver un militar que se diga nacionalista y de izquierda porque se te sale la babita y te me vas de lado, caballo.
No bien Sandy lo reconvino, el profe comenzรณ a sangrar copiosamente por la nariz.
Todos volamos a socorrerlo, en un revuelo de paรฑuelos y escritorios apartados estrepitosamente para hacerle sitio, tenderlo en el piso, echarle hacia atrรกs la cabeza. No era la primera vez, pero invariablemente Castro Vieira rehusaba hacerse ver aquello que bien podรญa ser la tensiรณn arterial. El sangrado le puso un final de zitcom al incidente de la plaga de langosta: Sandy dice lo suyo, el profesor sangra por la nariz, fade out.
5.
Antes de la siguiente sesiรณn del seminario Chรกvez cambiรณ de idea, se dejรณ de abstencionismos y lanzรณ definitivamente su candidatura a la presidencia.
El teniente Almarza se retirรณ del seminario para unirse a la campaรฑa electoral. Llegado el momento, fue electo a la Asamblea Constituyente, promesa primordial de la campaรฑa de Chรกvez. Como diputado, estuvo entre los promotores de la idea de cambiar el nombre oficial de Venezuela a Repรบblica Bolivariana de Venezuela.
Tiempo despuรฉs fue designado director del mismo cuerpo policial al que habรญa pertenecido la rubia de la 9 milรญmetros. Estuvo a cargo de la custodia de Vladimiro Montesinos mientras รฉste permaneciรณ oculto en Venezuela. La prensa venezolana —que no es precisamente de las mรกs probas del planeta, todo hay que decirlo— lo ha acusado, sin aportar evidencia, de ser el oficial de enlace ante los agentes cubanos que asesoran la seguridad personal de Chรกvez.
La victoria de Chรกvez y sus bolivarianos zarandeรณ duramente a Castro Vieira; su abatimiento moral afectรณ para siempre y para mal el desempeรฑo del seminario. En el otoรฑo de 1999 aceptรณ una invitaciรณn a hacerse profesor visitante de un centro de estudios latinoamericanos en la Universidad de Chicago.
Allรญ muriรณ, en la primavera de 2000, a causa de un shock hipertensivo que le provocรณ un derrame cerebral. Los sangrados nasales, ¿recuerdan? El mejor atleta puede tener aneurismas ocultas. De cualquier maya sale un ratรณn, dice la guaracha.
A la muerte del filรณsofo, el teniente —siempre una celebridad de gafas ahumadas— declarรณ a los medios que sus mentores intelectuales habรญan sido Hugo Chรกvez y Luis Castro Vieira y que, desde luego, no esperaba que ello fuese cabalmente comprendido.
Un aรฑo mรกs tarde acudiรณ a la presentaciรณn pรณstuma de Bolรญvar de izquierda, Bolรญvar de derecha, una serie de ensayos hasta entonces dispersos, promovida por sus antiguos alumnos, Sandy a la cabeza. El teniente anunciรณ entonces lo que serรญa su homenaje pรณstumo al desmitificador de Bolรญvar: la biblioteca de la policรญa polรญtica venezolana lleva hoy el nombre del autor de La teologรญa bolivariana.
En 1829, en carta a un polรญtico liberal venezolano, Simรณn Bolรญvar escribiรณ: "Si algunas personas interpretan mi modo de pensar y en รฉl apoyan sus errores, me es bien sensible pero inevitable; con mi nombre se quiere hacer en Colombia el bien y el mal. Y muchos lo invocan como texto de sus disparates". ~
(Caracas, 1960) es narrador, poeta y guionista de televisiรณn. La novela Rating es su libro mรกs reciente (Anagrama, 2011).