Don Silvio Zavala cumplirรก cien aรฑos de edad el prรณximo 7 de febrero. Conquistador y misionero de la historia social, jurรญdica y espiritual de la Amรฉrica hispana, maestro de generaciones, ha sido un oficiante enciclopรฉdico, severo, laborioso y lรบcido de la historia patria. Ha recibido muchos reconocimientos. Le debemos uno mรกs, del tamaรฑo de su obra.
Estar en deuda con Yucatรกn es una vieja costumbre del altiplano. De ese polo excรฉntrico hemos recibido un legado perdurable: joyas arqueolรณgicas de valor universal; tradiciones mรญticas y literarias, no inferiores a las de las grandes civilizaciones de Asia; casas seรฑoriales de tiempos de la Conquista; elegantes ciudades y portentosas edificaciones conventuales, testigos silenciosos del virreinato; una cocina tan inconfundible y sutil como su paisaje, su mรบsica, su imaginaciรณn poรฉtica y su esmerada cortesรญa en el trato y la convivencia. Esas y otras bendiciones debemos a ese rincรณn del Sureste, pero en Mรฉxico nunca hemos tenido un presidente yucateco.
Esa desconfianza, anclada en una historia de dignidad, honra a Yucatรกn. Acaso por su densidad cultural, quizรก tambiรฉn por su lejanรญa geogrรกfica o por el descuido que resintiรณ durante las primeras dรฉcadas de la era independiente โcuando debiรณ librar sola guerras รฉtnicas de una ferocidad y magnitud sin precedenteโ, Yucatรกn desarrollรณ una conciencia exacerbada de la libertad individual y de la propia gestiรณn y administraciรณn de los asuntos del estado (que entonces comprendรญa las tres entidades de la penรญnsula) que la llevรณ โen perรญodos de crisisโ a afirmar su autonomรญa polรญtica separรกndose de la federaciรณn. Pero esa misma condiciรณn le permitiรณ tambiรฉn realizar aportes extraordinarios a nuestra tradiciรณn jurรญdica como el Juicio de Amparo de Manuel Crescencio Rejรณn o los Cรณdigos de Derecho Civil redactados por Justo Sierra O’Reilly. Y no sรณlo las leyes e instituciones liberales deben mucho a Yucatรกn: tambiรฉn las sociales. En respuesta a los aspectos mรกs oscuros de su historia โcomo la marcadรญsima desigualdad entre la condiciรณn de la minorรญa blanca y la mayorรญa indรญgena, o el rรฉgimen esclavista de muchas de sus haciendas hasta bien entrado el siglo XXโ, Yucatรกn serรญa escenario de algunos de los mรกs profundos experimentos de reivindicaciรณn social ensayados por la Revoluciรณn, desde el Partido Socialista del Sureste de Felipe Carrillo Puerto hasta el reparto de tierras de Lรกzaro Cรกrdenas.
Con toda esa historia a cuestas, no es casual que Yucatรกn produjera al menos dos grandes historiadores en el siglo XIX โLorenzo de Zavala y Justo Sierra Mรฉndez (nacido en 1848, cuando Campeche era todavรญa yucateca)โ y, en el siglo XX, a don Silvio, historiador de la misma estirpe y dimensiรณn. “Yo nacรญ en tierra de los mayas โrecordaba en 1997, en una publicaciรณn de El Colegio Nacional, instituciรณn de la que es miembro desde 1947โ, una regiรณn que tiene catedral, arcos, murallas, conventos, calles de cuadrรญcula, viejos cascos de haciendas, convivencias de gentes y lenguas distintas; elementos heredados de la colonizaciรณn hispana, que poco a poco me hicieron sentir la atracciรณn por el ayer”. Pero la presencia de aquel pasado actuรณ tambiรฉn sobre รฉl de formas menos evidentes: a todo lo largo de su fructรญfera carrera (su primera publicaciรณn formal es de 1935, y seguirรญan mรกs de cien) don Silvio ahondรณ en los temas jurรญdicos, polรญticos y sociales de la vida de Yucatรกn que tanto desvelaron a aquellos ilustres personajes del XIX y el XX (la libertad individual, las instituciones jurรญdicas, la esclavitud, el trabajo, el problema agrario, el drama de los indรญgenas), imprimiรฉndoles una dimensiรณn histรณrica enteramente original: la dimensiรณn hispรกnica. La vastรญsima obra de don Silvio Zavala ha reivindicado como ninguna otra la raรญz hispรกnica del liberalismo social iberoamericano.
Si en los treinta del siglo XIX su polรฉmico predecesor Lorenzo de Zavala volteรณ la espalda a esa tradiciรณn hispรกnica (y catรณlica) para sustanciar โmirando exclusivamente a Estados Unidosโ la corriente mรกs radical de nuestro liberalismo, una centuria mรกs tarde (guiado en Madrid, en sus inicios, por su maestro don Rafael Altamira), don Silvio comenzaba a estudiar la vida y obra de Fray Bartolomรฉ de las Casas y varios otros teรณlogos y misioneros espaรฑoles de los siglos XVI y XVII para demostrar por quรฉ en nuestros paรญses las aristas de la servidumbre humana fueron mucho menos afiladas y crueles que en los de tradiciรณn sajona. La clave estรก en las nociones fundacionales de “libertad cristiana” e “igualdad natural” que Zavala rescata en un precioso libro que todavรญa puede leerse con gran provecho intelectual y deleite literario: La filosofรญa polรญtica de la conquista de Amรฉrica (Fondo de Cultura Econรณmica, 1947).
Los grandes temas de la historia yucateca โespejo dramรกtico de la mexicanaโ recorren desde el inicio su obra entera: su trabajo pionero sobre las Instituciones jurรญdicas en la conquista de Amรฉrica y La encomienda indiana (ambas de 1935), su revelador aporte sobre Los intereses particulares en la conquista de la Nueva Espaรฑa (1933), sus entraรฑables estudios sobre Vasco de Quiroga (que hizo el milagro de construir la utopรญa de Tomรกs Moro en la Meseta Tarasca), los cinco volรบmenes de Fuentes para la historia del trabajo en Nueva Espaรฑa (1940) y sus posteriores escritos sobre Fray Alonso de la Veracruz (primer maestro de derecho agrario en la Universidad de Mรฉxico y predecesor del agrarismo). Un hecho notable en Zavala es la dimensiรณn americana de su obra, no sรณlo de investigaciรณn sino editorial (la Revista de Historia de Amรฉrica) y magisterial: fundรณ y dirigiรณ el Centro de Estudios Histรณricos de El Colegio de Mรฉxico, sucediรณ a Cosรญo Villegas en la presidencia de ese instituto e impartiรณ infinidad de cursos en universidades y academias del continente.
Hace unos aรฑos, don Silvio se embarcรณ en una noble cruzada por completar el sentido histรณrico del Paseo de la Reforma. Entre otras ideas, su proyecto consistรญa en erigir en esa calle emblemรกtica de nuestra historia un monumento a la gestaciรณn de la mexicanidad en el perรญodo de 1521 a 1821, con alusiones a la primera imprenta, la primera universidad, la obra de Sor Juana. Recoger el espรญritu de ese proyecto para el Bicentenario serรญa un gran paso hacia la reconciliaciรณn de Mรฉxico con su pasado โcon sus pasadosโ que tanto predicรณ Octavio Paz. Y serรญa el mejor homenaje al sacerdocio intelectual de Silvio Zavala, decano de nuestra historia, yucateco eminente.
– Enrique Krauze
Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.