Esta es la luz que habla
En susurros pero habla desde el asiento trasero de un plymouth 1956
Rumbo al norte: al Centro de las cosas: donde los ángeles
Son destellos en el cofre del auto: un brillo en la antena
Que oscila a 55 millas por hora
¿Qué escuchamos en este momento
Mis padres y yo? ¿Una canción de los Beatles? ¿Una pieza
de Mantovani? ¿A qué año me refiero cuando digo ahora?
1966 tal vez: no: un poco más adelante: 1968
Un buen año en sus comienzos: dicen que habrá olimpiadas
En México y los astronautas van a intentar descender en la Luna
El futuro está con nosotros y usa casco de superhéroe
El desierto está con nosotros y nos deslumbra con sus destellos
Y sus campos olorosos a fertilizantes: vamos: aprisa:
Quiero llegar a las tiendas repletas de juguetes: a las tiendas
Donde los dulces brillan en su plástico alucinante: vamos
Nos aguarda el buffet a la vaquero gringo con sus panes
Enormes y sus trozos inmensos de cordero asado en salsa
[de barbacoa
Esta es la luz que hablo
En aquellos instantes suspendidos en la nada: como un
[espejismo
Que nos cubriera haciéndonos parte suya: el auto acelera
Y mi padre ríe al ver las mariposas que se estampan en el parabrisas
Mientras mi madre se entristece al ver tanta belleza destruida
Esos colores son los de su infancia en el paraíso del sur
En ese reino donde abundan el agua y sus verdores
Para mí la naturaleza son grillos y lagartijas: la mímesis
Que se vuelve su entorno: así soy: un niño que se esfuma
Entre las reverberaciones del desierto: un fantasma que salta
Hacia otros mundos: un correcaminos atraviesa la carretera
Y mi padre frena para no atropellarlos: ¿y el coyote? –me pregunto–
¿Dónde anda? ¿Por qué nunca alcanza a su presa favorita?
El mundo es injusto: no todo lo soñado incide en la realidad
Ni toda realidad es moldeada a nuestro antojo
¿Qué hago aquí?
¿A dónde me dirijo más allá de un sábado de compras
A las diez de la mañana? Luego vuelvo mi atención
A esos gritos que salen de la radio: “Quita esos berridos”
Dice mi madre y dejo de oír la voz de Janis Joplin
Vuelven las melodías instrumentales que me adormecen
Y luego las noticias de lugares lejanos que dan a conocer
El número de soldados muertos en Vietnam: hoy fueron 37
Y hay lucha en Saigón: tomo mi metralleta de juguete
Y disparo contra el enemigo: nadie queda en pie
Cuando termino de jalar el gatillo: ¿quién lo diría?
He matado a cientos y en clase odio toda disciplina militar
Hacer ejercicios y marchar por horas para el desfile
De la independencia nacional: sólo soy héroe en mi imaginación
Sólo peleo batallas en mi mente: como en una película
Donde la guerra es un espectáculo estruendoso: una fiesta
Explosiva con cohetes al aire y colores luminosos
Cayendo a tierra como relámpagos
Nada es real
Bajo el vidrio: percibo el aire helado que golpea mi cara
Es bueno estar vivo y respirar sin dificultad: ser hijo
De la luz que me cimbra de cuerpo entero
Nueve años es mi edad
Y cada imagen es Babel: un horizonte que se desdobla
En su demasía: una acumulación de surcos y canales
Las casas de madera con sus porches crujiendo de termitas
Las hileras de hombres y mujeres que trasiegan con la cosecha
La maquinaria que no se da abasto mientras pasamos a su lado
¿Quién es la sombra aquí? ¿A cuál fantasmagoría
[pertenecemos?
La vida como savia y sangre: como sudor y lágrimas
Contra un fondo azul donde las pacas de algodón se confunden
Con las nubes que se arrastran a flor de tierra
La autopista sigue hacia el norte
Hacia el paraíso donde los ángeles habitan: un mundo
De muchachas bailarinas y perros que aman a los niños
De vaqueros intrépidos y piratas desalmados: una ciudad
Donde los dibujos animados viven en grandes mansiones
Y en cada garage hay naves del espacio a punto de saltar
Hacia la Luna:
Un mundo de luces inagotables
Que yo veo desde la distancia: como un resplandor creciente
Tras las montañas de piedra: tiempo después sabría
Que por esta carretera pasaron en sus autos
Rodolfo Valentino y Tyrone Power: Lana Turner y Ava Gardner
Los dioses y las diosas de Hollywood en sus días
De impecable poderío: en sus épocas de triunfo
En la pantalla: pero ahora sólo nos acompañan
Los hippies a la easy rider: en sus motos gigantescas
Libres en sus vestimentas y cabelleras: con sus barbas
De profetas bíblicos: son como soles que deslumbran
En su paleta de colores: mariposas que zumban
Mientras el cielo se vuelve diamante puro: un tapiz
De gritos y carcajadas: de música ruidosa y aullidos
De coyotes: libres en una forma exultante: de un modo imprevisto
Y jubiloso: ellos que son apariciones de un espejismo
Que me quita la modorra: por más que los denigren
Son como ventanas entreabiertas a un mundo más extraño
Que la dimensión desconocida: y luego están
Las muchachas que los acompañan: esas ninfas que se visten
Como mi abuela pero con atuendos transparentes: como
Hijas de una danza que es remolino y frescura: eternidad
Y contemplación: en sus ojos hay más universos
Que todos los recorridos en un viaje a las estrellas
Esta es la vida que me rodea
La que me contiene: esbozos: primicias: palabras sueltas
Fragmentos de ritmos trepidantes: mi mundo y los mundos
Que colindan en mi espíritu: Mantovani y esa voz
De hada que me pide alimentar mi cabeza con pastillas psicodélicas
Los trabajadores que recogen la cosecha de legumbres
Y los sueños de Hollywood que encienden sus luces
De neón mientras el Sheik de Arabia galopa entre las dunas
Los pequeños poblados con sus infaltables gasolineras
Los letreros que anuncian el mustang como el auto del año
La vida en su vacío plena de estímulos: de quimeras
Por cumplirse: de hazañas a punto de ocurrir más allá:
En alguna parte donde algún día podré ser yo mismo
¿Pero quién soy ahora?
Sólo este niño abandonado a sus alucinaciones
En el asiento trasero de un plymouth verde 1956
Yendo de su casa fronteriza en Mexicali a El Centro: California
Participando del antiguo ritual del shopping: aprendiendo
Que la luz cambia las cosas: trastoca los reflejos
De la existencia: da otro color a las palabras que pronuncia
Sin entenderlas del todo: Main street: free gift: great opening
Un niño que suma lo intangible con lo tangible: lo oscuro
Con lo luminoso: los cercos de púas con las barras cremosas
De chocolate: los guardias de la aduana estadounidense
Con las camareras blanquísimas que atienden la fuente de sodas
Los camellos de Camel con las dunas que se vislumbran
[desde la carretera
¿Soy acaso un fantasma entre fantasmas? ¿Una aparición
En el horizonte de las arenas? ¿Este hombre adulto
Que repasa su infancia en un parpadeo: que apenas
Rescata para sí unas cuantas verdades que son polvo:
Que son viento y vendaval: resabio y remembranza
Puede darse a la tarea de revivir cada detalle
En el paisaje: cada imagen pasando a su lado?
No sé quién soy ahora
Y sin embargo las arenas se mueven en mi memoria
Y dejo de ser sal y sombra: vida y luz: para volverme
Una distancia que se alarga: una carretera
Que es el propio paraíso: con padre y madre a bordo
En un auto que atraviesa los campos de cultivo y se pierde
Más allá de mí mismo: en ese 1968 que comenzaba
Con los mejores augurios: un mundo sin fisuras: un desierto
Donde el tiempo brillaba para siempre
Como la luz del sol en el parabrisas
Mientras alguien cantaba: “El amor es una cosa esplendorosa”
Y los tres pasajeros de aquel viaje sonreíamos al unísono
Felices de ser quienes éramos: de vivir como vivíamos
Una familia más a la orilla de la civilización
Participando en la misma: inolvidable travesía: con el viento
En la cara y el júbilo brotándonos por cada poro
Eso fuimos: ese fue nuestro signo de los tiempos:
El edén no subvertido aún por las devaluaciones
Esa parcela cultivada con promesas de incalculable
Prosperidad: la edad de oro con casa y auto a la puerta
Y comida refrigerada para todo el mes: pero
La perfección era estar juntos: on the road
Como la divina trinidad que es tres en una
Como la vida misma que habita en cada uno de nosotros
Y aunque ya sea pasado: polvo en tolvanera: sus reverberaciones
Siguen en pie: sobre la autopista sin obstáculos
Como diciéndonos: nada se olvida si tú sabes mantener
El espejismo en tu mirada: el resplandor de la infancia en tu sonrisa
Esta es la luz que hablo
Esta es la canción que canto cuarenta años más tarde
Como una celebración por aquel viaje con mariposas muertas
Y el aire tibio del mediodía que se colaba en el auto
Y las voces de mis padres como la lengua de los ángeles
Que nunca volvería a oír: a disfrutar como en ese
Momento de iluminación: ante ese atisbo de trascendencia
A los nueve años de mi edad: con el sol en la cara:
[en un plymouth verde 1956