24 horas con Luna

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Morelia,
13:00. Entrevistas para medios locales.

En
ajedrez se llama jaque; en tenis, muerte sรบbita, y en una
entrevista que estรก siendo videograbada se conoce como
respuesta inesperada seguida de un silencio incรณmodo. Tambiรฉn
se le llama, simplemente, un oso.
La reportera del espacio televisivo Dรฉjate
ver
de Morelia se sacude del pasmo con una risa nerviosa.
Ya Diego Luna le habรญa advertido que odiaba los juegos de
palabras y, no obstante, hace el intento. Lo invita a decir lo
primero que venga a su mente tras escuchar la palabra Calderรณn.
โ€œยฟDe la Barca?โ€, contesta el actor. Finalmente cede, un
poco por compasiรณn, y responde con seriedad otras preguntas:
coloca el cine y la literatura en un nivel semejante de escape y
autoconocimiento; se describe como un โ€œgordito de corazรณnโ€,
y asegura que la vida, si no es divertida, no tiene sentido. Deja en
blanco los espacios correspondientes a polรญtica y mujeres
(โ€œVamos a brincarnos รฉsasโ€). Sobre el amor: โ€œHabrรญa
que oรญr una canciรณn de Arjona: รฉl es muy bueno
para definirlo.โ€ Sin embargo, en algรบn punto su respuesta
fluye con un extraรฑamiento y una sorpresa naturales, como si
en el fondo รฉl tampoco hubiera dejado de cuestionarse:
โ€œSupongo que el amor es lo รบnico que sabemos hacer…
realmente.โ€ Confiesa, con una mirada a ratos vaga, que lo que lo
llevรณ a la actuaciรณn fue โ€œhaber estado ahรญโ€,
pertenecer al mundo del teatro, mucho mรกs ameno que la
escuela, y contar con el apoyo de su crรญtico mรกs duro,
su padre, quien, mรกs que negarle las cosas, siempre le ha dado
su opiniรณn.

Su
respuesta mรกs larga y reflexiva es sobre la obra de teatro que
lo llevรณ a Morelia, Festen
[La celebraciรณn],
de gira por la Repรบblica despuรฉs de haber cumplido cien
funciones en el Distrito Federal. En la obra, Diego Luna interpreta a
Christian, quien, en el cumpleaรฑos nรบmero sesenta de su
padre, habrรก de revelar un secreto que, a pesar de que le
arruinarรก la vida a los invitados, no impedirรก que la
fiesta continรบe: โ€œLos mexicanos nos sentimos identificados.
Pase lo que pase, hacemos reven:
celebramos a los muertos, a los vivos, a los que estรกn en
coma… Eso provoca un eco con el pรบblico, al tiempo que es
universal porque habla sobre la familia, la mentira, la falta de
comunicaciรณn entre padres e hijos.โ€

โ€œHuy,
quรฉ bienโ€, es el comentario de la reportera. Con lo que nos
queda claro que ni el guiรณn ni la improvisaciรณn evasiva
son siempre una salida afortunada. Hacia el final de la entrevista,
los papeles se invierten:

โ€“ยฟVas
a ir al teatro?โ€“ pregunta Luna.

โ€“Sรญ…

โ€“ยฟYa
tienes tus boletos?

โ€“Sรญ…

โ€“ยกA
verlos!

Otra
vez nerviosa, la reportera explica que quien los tiene es el
productor y que no puede mostrarlos por ser el mismo que carga la
cรกmara. Parece que a Luna le divierte desarmar al enemigo.

En
la capital michoacana, la venta de entradas para Festen
no ha sido buena: despuรฉs de acumular 240,000 pesos en una
semana en otras ciudades del interior de la Repรบblica, en los
รบltimos cuatro dรญas la venta anticipada ha reunido
apenas diez mil. Las causas posibles, aventura Luna, son que algรบn
empresario haya comprado la funciรณn entera y asuma el riesgo
de vender los boletos al doble de precio, o que algรบn partido
polรญtico, que tenga un arreglo previo con el teatro para no
pagar impuestos, estรฉ enojado: โ€œA alguien le caรญmos
gordos: eso es un hechoโ€, insiste. Cancรบn, la prรณxima
parada, registra un fenรณmeno similar, aunque en ese caso Luna
lo atribuye a su amistad con Lydia Cacho, desde cuya asociaciรณn
tiene programado conceder entrevistas a la prensa local. Previo a
Morelia, la obra se presentรณ en Puebla, con โ€œteatro
atestadoโ€:

โ€“ยฟEstuvo
el gรณber?โ€“
pregunta alguien.

โ€“No,
andaba de viaje. Pero fueron su esposa y sus hijas.

โ€“ยฟY
cรณmo estaban?

โ€“Preciosasโ€“
bromea Luna.

En
el timbre del celular de Diego Luna se escucha el tema de Chรกvez,
que interpreta Lupe, ex vocalista de Bronco, y entonces atiende una
entrevista radiofรณnica en la que lo primero que le dice el
conductor es: โ€œยฟNo que no venรญas a Morelia?โ€
Despuรฉs, alguien le informa que no se estรกn vendiendo
boletos en el Teatro Morelos. Se vive una atmรณsfera en la que
todo alimenta la conspiraciรณn. Una llamada posterior aclara
que la taquilla estรก cerrada por ser la hora del almuerzo y,
entonces, lo que sigue es analizar la coyuntura: no sรณlo se
celebra el Dรญa del Odontรณlogo, tambiรฉn el del
Empleado Pรบblico Federal. Hacia las tres de la tarde, los
รบltimos informes hablan de una venta de un poco menos de la
mitad para la primera funciรณn y de entre sesenta y setenta por
ciento para la segunda.

Enfilamos
al restaurante Girasoles, en el centro de la ciudad, donde tendrรก
lugar una comida con Alejandro Ramรญrez, presidente de
Organizaciรณn Ramรญrez y miembro del Consejo Honorario de
โ€œAmbulanteโ€, la gira de documentales que Luna preside al lado de
Gael Garcรญa Bernal y el productor Pablo Cruz, que tambiรฉn
viaja con nosotros. Van con nosotros igualmente Cuauhtรฉmoc
Cรกrdenas Batel, hermano del gobernador, vicepresidente del
Festival Internacional de Cine de Morelia y miembro del Consejo, y
Elena Fortes, directora general. Todos tienen previsto dar una
conferencia de prensa a las cuatro de la tarde.

Desde
la camioneta podemos ver una veintena de personas a las afueras del
Teatro Morelos, la mayorรญa de ellas adultos mayores. Dudoso
que se trate de pรบblico de la obra, concluye Luna con
serenidad: โ€œOtra es que en realidad Morelia no quiera ver Festen.โ€

Morelia,
14:30.

Comida
en el restaurante Girasoles.

Ramรญrez
Magaรฑa, director de Cinรฉpolis, el emporio de exhibiciรณn
cinematogrรกfica mรกs poderoso del paรญs, aguarda
en una mesa alargada, dentro de un salรณn cuyas ventanas miran
hacia la Calle Real โ€“o Avenida Madero, vaya. Lleva una exquisita
chamarra de gamuza clara. Ya en la mesa, la preocupaciรณn por
la taquilla disminuye; la tรณnica que impera es alegre,
desparpajada. Lo primero que asoma es el tema del narcotrรกfico:
Cuauhtรฉmoc Cรกrdenas Batel reconoce que la presencia del
Ejรฉrcito ha devuelto cierta tranquilidad a Morelia, y cuenta
el caso de un municipio en la Tierra Caliente donde, ante la fuerza
del narcotrรกfico, el mismo presidente municipal habรญa
hecho mutis.

โ€“Quรฉ
locuraโ€“ comenta Luna.

โ€“Pero
ya regresรณ, ya hay autoridad โ€“aclara el hermano del
gobernador.

Ramรญrez
refiere el caso de un grupo de narcotraficantes llamado โ€œLa
Familiaโ€, que se caracterizaba por dejar junto a sus vรญctimas
leyendas que rezaban โ€œPor bocรณnโ€ o โ€œPor tragรณnโ€,
y que publicรณ un desplegado en La
Voz de Michoacรกn
en el cual advertรญa que
estaba protegiendo al Estado de otros narcos โ€œque promovรญan
drogas mรกs heavies,
como el iceโ€,
una suerte de limpia de imagen para โ€œcongraciarse con la sociedadโ€.

Al
fondo suena una versiรณn del Carnavalito.
Llegan los platillos. Luna retira del suyo la guarniciรณn de
aguacate. Una cosa lleva a la otra y en breve la charla gira en torno
a la boda de la hija de Jorge Hank Rhon, presidente municipal de
Tijuana, en la que cantรณ Luis Miguel, y la ocasiรณn en
que le ofreciรณ a Diego Luna beber un mezcal que, en lugar de
gusano, tenรญa una crรญa de boa constrictor al fondo de
la botella. Lo que sigue es un anecdotario de excentricidades de los
polรญticos mexicanos encabezado por Ramรญrez, cuyo agudo
sentido del humor dota la comida de un aire jocundo: desde las veces
en que Sari Bermรบdez, antigua titular de Conaculta, dedicaba
unos minutos de su agenda para pedirle al dueรฑo de Cinรฉpolis
que le โ€œrenovaraโ€ la membresรญa a su sobrino de Metepec,
hasta la actitud sobrada del ex canciller Luis Ernesto Derbez en sus
giras por Europa. Y su informaciรณn se antoja de primera mano:
รฉl fue quien quedรณ a cargo de la representaciรณn
de Mรฉxico en la OCDE en Parรญs una vez que Carlos
Flores, su ex jefe, se vio envuelto en el escรกndalo del
โ€œEmbajador Dormimundoโ€.

De
pronto, cualquiera de estos relatos adquiere un tremendo potencial
para ser llevado a la pantalla a travรฉs del documental. La
sucesiรณn de carcajadas es inevitable, estruendosa, hasta que
Pablo Cruz mira el reloj y comenta: โ€œYa casi son las cuatroโ€.

Morelia,
16:00.

Conferencia
de prensa sobre โ€œAmbulanteโ€.

Nos
dirigimos al hotel en que se llevarรก a cabo la conferencia de
prensa. A nuestro paso, los transeรบntes que caminan distraรญdos
detienen el paso, se dan la media vuelta, se secretean entre sรญ,
sonrรญen a sus anchas y varios se abalanzan cuando descubren al
actor. En ese momento cobra sentido lo dicho por Carrie Bradshaw,
protagonista de la serie Sex
and the City
, en el sentido de que existen en el mundo
hombres guapos y feos, ricos y pobres, altos y bajos… y estrellas
de cine.

Unas
horas antes, Luna habรญa recordado el reencuentro que tuvo en
Puebla con un antiguo maestro, el cual lo invitรณ a comer a su
casa y en el trayecto comenzรณ a inquietarse porque toda la
gente se volvรญa a mirarlos. โ€œPinche, Diego โ€“le dijoโ€“ yo
no te conocรญa asรญ.โ€ El colmo fue que, una vez que
llegaron a su destino, habรญa un grupo de cincuenta alumnos de
la escuela de enfrente, listos para tomarse la foto. โ€œPor favor,
diles que no vives en Puebla, gรผey. Aprecio mucho mi
independencia.โ€

De
hecho, una de las bรบsquedas de Luna al realizar el documental
de Julio Cรฉsar Chรกvez (en el que invirtiรณ ocho
meses de seguimiento del pugilista y nueve mรกs de ediciรณn)
consistรญa en retratar, mรกs que al boxeador, al ser
humano que libra una batalla diaria consigo mismo, especialmente por
lo que se refiere a cรณmo la fama โ€œcrea personajesโ€ que
despuรฉs es muy difรญcil sostener:

โ€“Se
trata de ver ese otro lado, de entender que la gente que es buenรญsima
para hacer una cosa, igualmente tiene problemas para todo lo demรกs.
Julio Cรฉsar fue un mago con los puรฑos, que triunfaba en
cualquier situaciรณn, contra quien le pusieran, asรญ
estuviera dos pesos arriba de รฉl. Bien, eso te sirve para una
cosa. ยฟY luego todo lo demรกs?

Realizar
el documental ha fungido como un juego de espejos para el propio
Luna: el poco tiempo, el ruido y โ€œtodas las moscas que atrae el
รฉxitoโ€.

โ€“ยฟEso
mismo te pasa a ti o estรกs mรกs alerta?

โ€“Me
pasa por etapas. No podrรญamos hacer esto si estuviera
filmando. Ahรญ tienes que estar solo, con tus obsesiones. Las
maneras de encontrar al personaje y encontrarte en รฉl hace que
te vuelvas solitario, rarito. Es un proceso mรกs introspectivo
que el del teatro.

Amenaza
con llover y la conferencia de prensa estรก prevista en un
patio virreinal sin techo. Los reporteros y estudiantes que esperan a
los organizadores hojean la revista Ambulante,
que contiene sinopsis y reseรฑas de los treinta documentales, y
cuya primera pรกgina muestra una imagen de Diego Luna con la
camisa abierta y un pie descalzo: โ€œSu mejor recuerdo, la primera
vez en el escenario; su vida, estar enamorado; su tarjeta, American
Express.โ€ Mitad en serio, mitad en broma, el productor Pablo Cruz
calculรณ que, irรณnicamente, mientras Diego Luna
trabajaba en esta campaรฑa publicitaria, su nombre se barajaba
entre los integrantes del comitรฉ de resistencia pacรญfica
del plantรณn de Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador en el
2006. Al menos a mรญ me consta que una tarde tambiรฉn
lluviosa de julio y desde la explanada de Bellas Artes, se le
mencionรณ despuรฉs de Jesusa Rodrรญguez, Regina
Orozco, Hรฉctor Bonilla, Daniel Gimรฉnez Cacho, Dolores
Heredia, Isela Vega y Elena Poniatowska, y generรณ la mayor
ovaciรณn.

Pocos
minutos despuรฉs de las cuatro, los ponentes ocupan sus
lugares. Es el segundo aรฑo de la gira y los dรญas de
proyecciรณn en las salas del Distrito Federal auguran un รฉxito
muy superior al que tuvo la emisiรณn previa. De hecho, el dรญa
que siguiรณ a la conferencia de prensa inaugural, la pรกgina
de internet recibiรณ mรกs visitas que el total de las de
la emisiรณn anterior.

Arranca
Luna, para quien estรก claro que el pรบblico ya demostrรณ
su interรฉs en ver un cine distinto:

โ€“El
documental va a llenar ese espacio que no llenan las pelรญculas
de ficciรณn y los grandes estudios: un espacio para un cine mรกs
inteligente y real, para una propuesta mรกs personal… Ya
sentรญ las gotitasโ€“ comenta y se apresura a concluir,
consciente de que la chamarra de Alejandro Ramรญrez โ€œse echa
a perder si se mojaโ€.

La
mayorรญa de la concurrencia permanece donde estรก; muy
pocos corren a resguardarse bajo el techo. Pablo Cruz convoca al
pรบblico a inscribirse en el taller de posproducciรณn
documental que impartirรก Samuel Larson, y es Ramรญrez
quien asegura que la gira exhortarรก a las personas a tomar la
cรกmara y contar historias sobre lo que los rodee o los
inquiete. Luna vuelve a tomar el mando durante la sesiรณn de
preguntas y respuestas. Se le inquiere por quรฉ casi no hay
producciones mexicanas y รฉl responde: โ€œMexicano o no
mexicano, el chiste es encontrar quรฉ nos identifica con otros
paรญses y cineastas en el mundo, quรฉ historias nos
cuentan cosas de nosotros, por mรกs que no sucedan aquรญ.โ€
Le preguntan por quรฉ hay temas mรกs recurrentes que
otros y รฉl contesta que, si hay algo que predomina en los
documentales, es el tono: el poder de inmediatez y realismo. Se le
cuestiona si โ€œAmbulanteโ€ considera para el futuro las
producciones de realizadores indรญgenas, que a la fecha
enfrentan restricciones para exhibir su material, y รฉl, aunque
celebra la posibilidad, reconoce que el proyecto โ€œno tiene el
tamaรฑo suficiente para traer todo el cine documental que uno
quisiera ver en la pantallaโ€.

Sus
respuestas han sido puntuales, frontales, por momentos meticulosas, y
la chamarra de Ramรญrez estรก a salvo. Ahora debe atender
un par de entrevistas en la oficina de Cuauhtรฉmoc Cรกrdenas
Batel. Una vez que termina le pregunto cuรกndo viste de
Ermenegildo Zegna,
toda vez que en otoรฑo de 2003 fue la imagen publicitaria del
diseรฑador italiano:

โ€“Esto
no es Zegnaโ€“
ironiza, mientras le da un suave jalรณn a la chamarra que lleva
puesta: es verde, como su camiseta, y holgada, como los jeans. โ€“Eso
fue hace mucho tiempo. Si acaso tengo uno o dos trajes…

Sobre
una mesa antigua de madera sรณlida reposan refrigerios y
licores. Luna toma una botella de agua. Desde el primero de enero no
consume alcohol, carnes rojas ni medicamentos, como parte de un
proceso de desintoxicaciรณn integral por cincuenta dรญas.
Es el tercer aรฑo que lo hace:

โ€“No
es lo mismo despertarte con una cruda de tequila que levantarte con
la lucidez que genera el hecho de que tu organismo estรฉ
utilizando la energรญa en lo que la tiene que utilizar. La
concentraciรณn se da mรกs fรกcil.

โ€œAmbulanteโ€
promete caminar por sรญ solo. La proyecciรณn del
documental de Chรกvez estรก a la vuelta de la esquina.
ยฟPor quรฉ es tan alta la apuesta por este gรฉnero?
Insistir en el tema parece ser algo que no cansa ni exaspera a Luna,
en parte porque, en comparaciรณn con el cine comercial, donde
la historia deja de conmover cuando los hilos se sienten, โ€œaquรญ
no hay artificio alrededorโ€. Pero, sobre todo, significa una gran
vรญa para que los directores encuentren su voz:

โ€“Equivale
a exponerte, confrontarte con lo que tรบ
eres, con las historias que tรบ
quieres contar, con tus miedos, con los viajes que tienes
en la cabeza: eres tรบ. Es mejor que cualquier sesiรณn de
psicoanรกlisis.

Vamos
de regreso al hotel, antes de que Luna se prepare para las funciones
de Festen. Para el
actor, la situaciรณn del cine en Mรฉxico estรก
orillando a producir sin ser productor, a dirigir sin ser director:

โ€“Por
la parte de la industria, todos somos primerizos.

Se
hace una pausa. Cae la tarde y el centro de la ciudad despliega una
iluminaciรณn muy tenue. Luna se vuelve hacia la ventana de la
camioneta y exclama:

โ€“ยกQuรฉ
bonita es Morelia, chingao!

Morelia,
20:00. Doble funciรณn de Festen.

A
lo lejos se escucha la mรบsica de una orquesta en vivo. Quedรฉ
de verme con Luna a las seis y diez en el lobby
del hotel para acompaรฑarlo al teatro. Hago tiempo en el
restaurante. En una de las mesas, Diana Bracho conversa con parte del
elenco de Festen.
Despuรฉs llega Mรณnica Dionne, que se une a la plรกtica.
El mesero me pregunta si espero a alguien.

โ€“A
un actor.

โ€“ยฟA
quiรฉn, a Brad Pitt o a Tom Cruise? โ€“bromea.

โ€“A
Diego Luna. ยฟNo lo ha visto?

โ€“Acaba
de hablarme para decirme que ya viene para acรก โ€“responde,
entre risas, y se aleja.

Lo
distingo a distancia y lo alcanzo. Nos encaminamos, junto con Josรฉ
Marรญa Yazpik, al teatro. Su llegada produce alboroto. Varias
jรณvenes se congregan a su alrededor para tomarse fotos,
primero en grupo, despuรฉs una por una. La mamรก de una
de ellas me pregunta que a quiรฉn interpreto en la obra,
mientras, a unos metros de distancia, un joven me sonrรญe
insistentemente: los ecos del estrellato a mi alcance. Nos adentramos
de sรบbito en el teatro por una de las puertas traseras y el
jovencito se las ingenia para entregarle a Luna la copia de un guiรณn.
No era conmigo.

Un
gafete de producciรณn es la puerta a la invisibilidad. Me
coloco el de Festen
y es como si me hubiera puesto la capa de Harry Potter: Puedo entrar
y salir del escenario, asomarme a los camerinos, recargarme en el
umbral de alguna puerta mientras observo a Bracho hablar por telรฉfono
o a Yรฅezpik caminar de un lado a otro, recitando los diรกlogos
de su personaje. Al fondo, afuera del teatro, se escucha un
escรกndalo.

Salgo
a la calle y veo que en el auditorio contiguo tiene lugar el ocaso de
una gran fiesta con motivo del Dรญa del Empleado Pรบblico
Federal. Estรก por anunciarse el ganador de un automรณvil
Chevy. De vuelta
en el teatro, el pรบblico se queja de que no hay
estacionamiento suficiente, a pesar de que el recinto no estรก
lleno.

Tercera
llamada. Gracias a las prerrogativas de la invisibilidad, observo la
primera funciรณn desde varios รกngulos, de pie o sentada
en alguna butaca o sobre un escalรณn, y la segunda, tras
bambalinas.

Allรญ,
desde el backstage y
en calidad de polizรณn, las salidas de escena son como los
recesos en que los boxeadores escuchan a su entrenador antes de
regresar al centro del ring. Un tรฉcnico me jala del brazo cada
que va a entrar o salir un actor, especialmente cuando se suceden las
entradas intempestivas de Luna y Yazpik. Arriba, al nivel del
escenario, hay algo inquietante para el que siempre ha visto el
teatro desde la butaca: las sombras de los actores se ven proyectadas
sobre el suelo: son de carne y hueso, como nosotros.

Por
lo que puede verse, al pรบblico moreliano le provocan las
escenas mรกs vehementes y violentas, los gritos, los golpes y
las groserรญas. He sido advertida de que el personaje de
Yazpik, a pesar de su misoginia y racismo, suele desatar la risa
entre el auditorio. Y el de Morelia no es la excepciรณn. De
hecho, segรบn Luna, la รบnicas salvedades han sido
Chihuahua y Ciudad Juรกrez, donde el pรบblico permaneciรณ
silente y atรณnito, al grado de que al final de una de las
funciones un hombre se acercรณ lo mรกs que pudo al
escenario para gritarle al elenco: โ€œยกHuevos!โ€ En Morelia no
pasa nada sensacional: una ovaciรณn y todos a casa. En el
vestรญbulo, la gente alaba las actuaciones y reconoce el salto
que da el personaje de Luna del primero al segundo acto.

En
cuanto a la inquietud por la falta de pรบblico, al final se
revelรณ que las dos funciones de Festen
recabaron el mayor nรบmero de entradas en relaciรณn con
todas las exhibiciones de los ocho meses anteriores en el mismo
teatro. El Morelos es, desde siempre, un recinto โ€œduro de llenarโ€.

Es
menester otra salida abrupta del lugar. El coche espera casi trepado
sobre la banqueta, pero ello no impide el ataque en despoblado de
reporteros y cรกmaras de televisiรณn. Le preguntan sobre
cualquier tema. Se muestra amable, pero tajante. Estรก por
sobrevenir una estampida de fans. Siento un tacรณn incrustarse
en mi empeine y me meto como puedo, y entre los jalones, al asiento
de atrรกs. Se cierra la puerta y el silencio es aplastante:
Luna y Yazpik hacen el viaje completamente ensimismados. Volvemos al
hotel y entramos por atrรกs, cruzamos la cocina, subimos las
escaleras de servicio y llegamos al corredor de las habitaciones.
Ambos aspiran, reconfortados, el olor de las alfombras:

โ€“Por
fin en casaโ€“ dice Luna, aliviado, y enseguida se corrige: โ€“Cuando
uno llega a este punto, significa que tiene problemas.

Mรฉxico,
12:00. Liga del Ajusco.

Diego
Luna le habรญa advertido a la reportera de televisiรณn
que, despuรฉs de pasar la noche en Morelia, tomarรญa un
coche de regreso a la ciudad de Mรฉxico a primera hora de la
maรฑana para estar a tiempo de jugar futbol en la liga de ex
alumnos del Colegio Madrid, mejor conocida como la โ€œliga del
Ajuscoโ€. Su equipo, el Sinaia, enfrentarรก al Toledo.

Llego
mรกs o menos temprano a la cancha y me acerco a un grupo de
รกrbitros que se encuentra en receso. Tengo suerte. El partido
empieza en media hora. Luna juega como delantero, con el nรบmero
9. Dicen que en ocasiones ha invitado a Gael Garcรญa y a Jesรบs
Ochoa para sumarse al juego, y, en su momento, a Paola Nรบรฑez,
su ex novia. Un par de compaรฑeros de equipo, vestidos con
camiseta de franjas rojas y blancas y pantalones cortos negros,
conversa en los lรญmites del campo nรบmero cuatro. Uno de
ellos es el actor Osvaldo Benavides. Dice que Luna es muy bueno en la
cancha, pero duda de que llegue โ€œporque anda de giraโ€. En eso
aparece con el uniforme puesto y las rodillas vendadas. Viene
acompaรฑado del tambiรฉn actor Martรญn Altomaro, y
al grito de โ€œยกUno, dos, tres, Sinaia!โ€, arranca el partido
de las estrellas. Las novias, esposas o amigas extienden tapetes a un
extremo de la cancha, mientras las mascotas corren por los
alrededores.

โ€œยกVenga,
Diego!โ€, โ€œยกArriba, rojos!โ€, โ€œยกรbrete,
Sinaia!โ€ En el primer tiempo, el equipo falla un penal y recibe un
gol. Durante la discusiรณn del descanso, Luna se queja de la
actitud de los compaรฑeros:

โ€“Yo
toquรฉ la bola tres veces y en todas me cagotearon.

Hace
diecisรฉis aรฑos que ingresรณ a la liga y ha jugado
en distintos equipos. Las tres horas a la semana que ha podido
compaginar con la actividad teatral le permiten โ€œregresar a algo
para reconocerse en el tiempoโ€. De alguna manera, los amigos que ha
hecho gracias al juego le han ayudado a equilibrar los cambios por
los que ellos tambiรฉn, y a su manera, han atravesado, y con
muchos comparte la sensaciรณn de viajar, de cambiar
constantemente de familia, de andar โ€œmedio huรฉrfanos por el
mundoโ€.

Da
inicio el segundo tiempo y Luna permanece en la banca. Lo miro a
travรฉs de una malla color verde mientras observa con atenciรณn
los movimientos de su equipo. De pronto se levanta: anima a sus
compaรฑeros y se queda perplejo ante una malograda chilena de
Martรญn.

โ€“ยฟPor
quรฉ hizo eso?โ€“ pregunta en voz muy baja.

El
rival anota otros dos goles. Luna se incorpora al juego en los
รบltimos minutos. El รกrbitro da el silbatazo final:
Toledo se impone tres por cero. Los jugadores de ambos equipos se
abrazan y felicitan, y enfilan con paso desahogado hacia las
quesadillas. Me incorporo al grupo: โ€œCuรกnto lo sientoโ€,
comento. ร‰l me toma del hombro y sonrรญe. ~

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