Las películas que suceden en tribunales (courtroom movies) constituyen uno de los géneros más rentables de Hollywood; su mezcla de drama e intriga admite, y continuará admitiendo, infinidad de variaciones. Hoblit, curtido en series policiacas, lanzó su carrera en la pantalla grande justo dentro de este género (La raíz del miedo, 1996); ahora vuelve a los juzgados de la mano de Anthony Hopkins, que aplica la sagacidad y ciertos tics de Hannibal Lecter al personaje de Ted Crawford, un ingeniero que dispara contra su mujer al descubrir que le es infiel con un policía. Su contrincante es un joven fiscal de distrito (Ryan Gosling) que, con todo y su triunfo final, no está a la altura del duelo de inteligencia planteado por Crawford. Un filme entretenido pero sin mayor relieve, ideal para un domingo. ~
(Guadalajara, 1968) es narrador y ensayista.