No ves la tinta
No ves la tinta con que escribo.
Es otra la que ves,
y no la miras,
evaporada por la forma
de las letras,
ya seca en el papel
que ahora ves, llamado por la tinta.
No es tu voz
No es tu voz
lo que escucho pasar
por estas líneas
sino el temblor que dice
en ellas su caricia.
No mueve
No mueve el viento
las hojas a mi espalda
sino una mano,
pero el rumor que escucho
es de un jardín más claro.
Yo no te busco
Yo no te busco
pero estas palabras
van a tu encuentro.
Yo te tengo en las manos
como a ellas el pulso.
Te tengo como tiene
la mano que se da
la mano que se tiende. –