El choque de civilizaciones

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Han pasado casi trece aรฑos desde que mi colega y vecino, Samuel Huntington, publicรณ su seminal ensayo โ€œยฟChoque de civilizaciones?โ€ en Foreign Affairs. Entre los trabajos de profecรญa acadรฉmica, ese texto ha sido uno de los ganadores, junto con el ensayo de 1947 con que George Kennan hizo รฉpoca, โ€œLas fuentes de la conducta soviรฉticaโ€, sobre las maneras de contener a la Uniรณn Soviรฉtica.

โ€œEn este nuevo mundo,โ€ escribiรณ Huntington, โ€œlos mayores conflictos de la polรญtica global ocurrirรกn entre naciones y grupos de distintas civilizaciones… Las lรญneas que delimitan la cancha de cada civilizaciรณn serรกn las lรญneas de batalla del futuro.โ€

La otra gran reflexiรณn del periodo posterior a la Guerra Frรญa, โ€œEl fin de la Historiaโ€, de Francis Fukuyama โ€“publicada en el verano de 1989, antes de la caรญda del Muro de Berlรญnโ€“ pasรณ de ser considerada clarividente a demasiado optimista en sรณlo unos cuantos aรฑos. En particular, la sangrienta guerra civil en Bosnia mostrรณ cรณmo la historia regresa con รกnimos de venganza en algunas sociedades postcomunistas.

En contraste, la visiรณn de Hun-tington de un mundo dividido por antiguas lรญneas de demarciรณn cultural parece haber resistido mucho mejor el paso del tiempo. De hecho, la guerra bosnia fue un buen ejemplo de lo que Huntington pensaba, pues constituyรณ un conflicto localizado precisamente en la lรญnea divisoria entre el cristianismo occidental, el ortodoxo griego y el islam.

Los musulmanes fueron los perdedores en Bosnia, aunque la tardรญa intervenciรณn internacional evitรณ su completa expulsiรณn del territorio. El punto de vista de Huntington, sin embargo, era que en otros aspectos el islam era una civilizaciรณn en ascenso, debido a varios factores โ€“uno de los mรกs importantes, la extraordinariamente alta tasa de natalidad prevaleciente en la mayor parte de las sociedades musulmanas. Los ataques terroristas de septiembre de 2001 fueron interpretados por muchos estadounidenses en los tรฉrminos de Huntington; se trataba de un ataque a la civilizaciรณn judeocristiana de Estados Unidos a cargo de los fanรกticos seguidores de un profeta desdeรฑado tanto por judรญos como por cristianos.

Igualmente en ascenso, argumentaba Huntington, estaba el confucianismo, la civilizaciรณn de China. Tambiรฉn esta predicciรณn ha sido reivindicada por el aparentemente incontenible crecimiento de la economรญa china. ยฟCรณmo pueden los chinos contar con lo que parece una dinรกmica economรญa de mercado, sin instituciones de estilo occidental como el imperio de la ley y el gobierno representativo? La respuesta fรกcil es que el confucianismo permite la coexistencia de la economรญa liberal y la polรญtica patriarcal.

El modelo de Huntington se aplica a una impresionantemente alta proporciรณn de las noticias. Cuando jรณvenes musulmanes organizan disturbios en protesta contra las caricaturas danesas de Mahoma, parece que se trata de otro caso mรกs de civilizaciones en conflicto. No es de sorprenderse que tantos congresistas se queden perplejos ante la buena disposiciรณn de la administraciรณn de Bush para permitir que una compaรฑรญa asentada en Dubรกi se haga cargo de las operaciones en seis puertos de Estados Unidos: lo sentimos, civilizaciรณn equivocada. Y cuando el comisario europeo de comercio, Peter Mandelson, anuncia medidas proteccionistas contra las importaciones de calzado chino, tambiรฉn estรก representando un papel en la gran guerra de culturas: lo que pasa es que esos tenis confucianos estรกn muy baratos.

ยฟLuchas entre musulmanes nigerianos y cristianos? Hay que palomearle otra a Huntington. ยฟProblemas en el Cรกucaso? Que sean de una vez dos. ยฟDarfur? Tres, y las que vengan. Todo apunta a una conclusiรณn mucho menos tranquilizadora que la de Fukuyama. Lejos de triunfar en 1989, Occidente parece condenado a retroceder frente al doble desafรญo, no de una, sino de dos civilizaciones orientales.

Y sin embargo, con todo y su seductora simplicidad, nunca he creรญdo por completo en la teorรญa de que el futuro estarรก dominado por el conflicto de las civilizaciones. Por mencionar una cosa, el tรฉrmino โ€œcivilizaciรณnโ€ siempre me ha parecido demasiado vago. Sรฉ lo que es una religiรณn, sรฉ lo que es un imperio. Pero, como habrรญa dicho Kissinger, ยฟa quiรฉn le llamo cuando quiero hablar con la civilizaciรณn occidental? Cualquiera que cruce el Atlรกntico tan frecuentemente como yo, aprende rรกpidamente cuรกn vacua se ha vuelto esa fรณrmula.

Como Robert Kagan afirmaba โ€“en otro gran ensayo estadounidenseโ€“, โ€œlos estadounidenses son de Marte, los europeos, de Venusโ€, al menos en lo que respecta a la legitimaciรณn del uso de la fuerza militar. De muchas maneras โ€“desde el modo en que practican la religiรณn hasta el modo en que trabajanโ€“ los estadounidenses y los europeos estรกn separados por algo mรกs que un ocรฉano. En cuanto a la civilizaciรณn โ€œjudeocristianaโ€ (una frase popularizada por Bernard Lewis, otro profeta del gran conflicto), no recuerdo que haya sido una entidad particularmente armoniosa en los aรฑos cuarenta.

Pese a todo, el verdadero gran problema con la teorรญa estรก justo frente a nuestras narices. Pregunta: ยฟQuiรฉn ha matado mรกs musulmanes en los รบltimos doce meses? La respuesta es, por supuesto, otros musulmanes.

Llevo cierto tiempo prediciendo que Iraq podrรญa acabar como el Lรญbano, elevado a la dรฉcima potencia, si la guerra civil que ya tiene lugar experimenta una escalada. El atentado del mes pasado en la mezquita de Samarra se sigue viendo como el gatillo que dispararรก esa escalada. Cientos de personas mueren cada semana en una rรกfaga de asesinatos por represalias, con agitadores como Moktada al-Sadr atizando las llamas del odio desde el principio. El meollo estรก en que la guerra civil en Iraq no se da entre civilizaciones sino dentro de la civilizaciรณn islรกmica: entre la minorรญa sunรญ del paรญs y la mayorรญa chiรญta.

Ahora bien, Huntington es un tipo demasiado listo como para no blindar sus apuestas. โ€œEste artรญculo no refutaโ€, escribiรณ en 1993, โ€œque haya grupos dentro de una civilizaciรณn que entren en conflicto e incluso luchen entre sรญ.โ€ Pero va mรกs lejos al asegurar que โ€œlos conflictos entre grupos de distintas civilizaciones serรกn mรกs frecuentes, mรกs prolongados y mรกs violentos que los conflictos entre grupos de la misma civilizaciรณnโ€.

Incorrecto, lo sentimos.

Es bien sabido que la inmensa mayorรญa de los conflictos a partir del fin de la Guerra Frรญa han sido guerras civiles. Lo interesante es que sรณlo una pequeรฑa fracciรณn entra en el modelo de Huntington de guerras entre civilizaciones. La mayor parte de las veces, las guerras del Nuevo (des)Orden Mundial han sido enfrentamientos entre grupos รฉtnicos dentro de alguna de las civilizaciones huntingtonianas.

Para ser precisos: de los treinta mayores conflictos armados que hasta la fecha persisten o terminaron recientemente, solamente diez u once se pueden clasificar de alguna manera como luchas entre civilizaciones, en el sentido de que una de las partes es predominantemente musulmana y la otra no es islรกmica. Pero catorce de ellos fueron, en esencia, conflictos รฉtnicos, de los cuales el peor es la guerra que continua plagando el รfrica central. Mรกs aรบn: muchos de esos conflictos, que tienen una dimensiรณn religiosa, tambiรฉn son conflictos รฉtnicos: la afiliaciรณn religiosa tiene mรกs que ver con el รฉxito acotado de los misioneros en el pasado que con la pertenencia duradera a la civilizaciรณn cristiana o musulmana.

En mi libro Colossus,1 argumentaba que los problemas de Oriente Medio no tienen nada que ver con un conflicto de civilizaciones, y sรญ mucho que ver con la โ€œcivilizaciรณn de conflictosโ€ del mundo รกrabe, la propensiรณn de su cultura polรญtica a resolver las disputas mediante la violencia y no a travรฉs de la negociaciรณn. Lo mismo se aplica a fortiori al รfrica subsahariana.

Dicho esto, no estoy sugiriendo que โ€œel Occidenteโ€ tampoco tenga fisuras internas. El antagonismo entre los conservadores de la zona fundamentalista protestante y los liberales secularizados es la grieta mรกs importante en la sociedad estadounidense. China, por su parte, tambiรฉn estรก lejos de ser una civilizaciรณn monolรญtica; allรก, la divisiรณn mรกs importante de nuestra รฉpoca es la brecha que se amplรญa exponencialemente entre los ricos burรณcratas comunistas y los campesinos pobres. Pese a todo, en ninguno de los dos casos parece que los conflictos vayan a transformarse en una guerra civil propiamente dicha.

Asรญ pues, lo que parece mรกs probable es que el futuro traiga mรบltiples guerras locales โ€“la mayor parte, conflictos รฉtnicos en รfrica, el sur de Asia y el Oriente Medioโ€“ en lugar de una colisiรณn global de sistemas de valores.

De hecho, mi predicciรณn serรญa que precisamente esas tendencias centrรญfugas, que en la actualidad se dejan ver con mรกs claridad en Iraq, acabarรกn por desgarrar las civilizaciones identificadas por Samuel Huntington.

En resumidas cuentas, en lugar de โ€œel choque de civilizacionesโ€, habrรญa que decir โ€œlas civilizaciones chocadasโ€. ~

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