La semana pasada, los cincuenta consulados mexicanos en Estados Unidos organizaron la quinta Semana de Derechos Laborales. Durante esos días, todos los consulados invitan a agencias federales, estatales y locales del gobierno estadunidense, organizaciones comunitarias, sindicatos y abogados para difundir información sobre sus servicios enfocados a la protección y defensa de los derechos de los trabajadores. Durante los horarios en los que se expiden pasaportes y matrículas consulares, las varias agencias invitadas dan pláticas y asesorías al público en las salas de espera de los consulados, que en algunos casos atienden a más de 500 personas al día. Algunas agencias también participan en programas especiales fuera del consulado, incluyendo visitas a organizaciones comunitarias y viajes en consulados móviles a comunidades apartadas de las oficinas del consulado.
En la inauguración de la Semana de Derechos Laborales en Nueva York, la representante de la oficina de Administración para la Salud y la Seguridad Ocupacional (OSHA) explicó que la colaboración con el consulado de México es clave para poder hacer llegar la información a quien la necesita:
“Los migrantes tienen mucho temor del gobierno de Estados Unidos y trabajando con el consulado mexicano ayudamos a generar esa confianza para que el trabajador pueda presentar una queja, y así nosotros podemos darles información sobre sus derechos, y que sepan que no nos interesa su estatus migratorio. También les damos adiestramiento sobre el hecho de que tienen una voz y cómo ejercerla”.
Así, por medio de actividades como esta, además de la Semana Binacional de Salud, la Semana de Educación Financiera y otras, los consulados se van estableciendo como un puente entre los migrantes y las organizaciones que ofrecen servicios de apoyo en Estados Unidos. Es ahí donde estas agencias, especialmente las que representan al gobierno estadunidense, pueden generar la confianza necesaria para acercarse a una población que normalmente está fuera de su alcance, principalmente por las barreras culturales, la falta de información y el temor que resulta de no tener un permiso de trabajo o de residencia. En palabras de la representante de la oficina del procurador de la ciudad de Nueva York, “cuando entras a la casa de alguien, es completamente diferente. Estas personas nunca se acercarían a mis oficinas. Aquí en el consulado tienen la confianza que necesitan para hablar con nosotros”.
Es interesante que en la promoción de este programa, México enfatiza que está dirigido a la comunidad latina en Estados Unidos (véase comunicado Lazos). Esto es parte de una estrategia que el gobierno de México ha desarrollado en los últimos años para plantear la discusión sobre el tema migratorio desde una perspectiva más amplia que no se enfoque solamente en el caso mexicano. Esto no sólo para destacar las contribuciones de la comunidad latina en general y evitar reacciones negativas en contra de los mexicanos en particular o en contra de las acciones de México, sino también para crear coaliciones pro-inmigrantes más amplias con los gobiernos de otros países y con las agencias y organizaciones que apoyan los derechos de los migrantes. Como otros programas, esta iniciativa, resultado de un acuerdo entre el gobierno de México y el Departamento de Trabajo de Estados Unidos, se ha extendido a otros consulados latinoamericanos, e incluso a las representaciones de Filipinas en Estados Unidos. Aunque, en su mayoría, estos consulados tienen pocos recursos y espacio limitado para llevar a cabo el mismo tipo de actividades que realiza México, en muchos casos participan en actividades conjuntas. Para las agencias que participan en estos programas, es mucho más rentable anunciar que sus actividades van dirigidas no sólo a los mexicanos sino a la comunidad latina en general; así, en muchos casos la iniciativa para ampliar la Semana de Derechos Laborales más allá del consulado mexicano, viene de las propias organizaciones y agencias que buscan a los consulados de otros países para promover sus servicios. Este es un ejemplo fascinante de cómo las iniciativas de acercamiento a la diáspora que en muchos casos surgen de arriba hacia abajo, es decir que son diseñadas y promovidas principalmente por el gobierno del Estado de origen de los migrantes, se van adaptando, cambiando y extendiendo como resultado de la influencia de una variedad actores dentro de la sociedad del país receptor.
Este año, el lema de la SDL fue “El trabajador del nuevo siglo: ¡Tu educación y trabajo cuentan!”, para conmemorar el primer aniversario del programa de acción diferida (DACA), por medio del cual los jóvenes indocumentados que llegaron al país antes de los 15 años (entre otros criterios) pueden obtener un permiso de trabajo. Parte de las actividades de la Semana de Derechos Laborales se enfocaron en los trabajadores jóvenes que se han beneficiado, o podrían beneficiarse de este y otros programas. Hasta el momento, según los datos recopilados por el Migration Policy Institute, sólo 49% de la población elegible para el programa de acción diferida ha presentado su solicitud. De este total, 85% son de México, El Salvador, Guatemala y Honduras. Sin embargo, 55% de la población elegible para el programa ya forma parte de la fuerza laboral y en muchos casos, con o sin el permiso de trabajo que pueden obtener por medio de DACA, están expuestos a abusos en su lugar de trabajo. Con o sin reforma migratoria, el espacio que proveen los consulados para hacer una conexión entre la población migrante y la variedad de agencias de gobierno y grupos de la sociedad civil seguirá siendo fundamental para educar a la comunidad sobre sus derechos y darles las herramientas para defenderlos.
es profesora de estudios globales en The New School en Nueva York. Su trabajo se enfoca en las políticas migratorias de México y Estados Unidos.