Luego de generar desde un tsunami editorial hasta un tour en el Museo del Louvre, el blockbuster de Dan Brown invade la pantalla precedido por el rechazo de grupos tan disímiles como el Opus Dei y la Organización Nacional para el Albinismo y la Hipopigmentación. Encabezada por un Tom Hanks lacio en el papel de Robert Langdon, suerte de MacGyver de la simbología religiosa, la película constata que Hollywood es mucho ruido publicitario y pocas nueces fílmicas. Es un thriller torpe y predecible: el secreto más celosamente guardado de la historia de la humanidad –un hipotético linaje de Cristo– puede develarse en una noche, la más larga de la historia del cine. Howard ofende no al cristiano sino al espectador en pos de entretenimiento inteligente. ~
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