El imperio de lo gili

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Acabo de ver confirmada una de las razones por las que, pese a las nuevas tecnologías, la celeridad, el abaratamiento, el acceso a lo inaccesible, la especialización y el trabajo a destajo de los que trabajan, casi todo funciona mal, o, como dije en un artículo antiguo, nada sale nunca a la primera. Me ha abierto los ojos un reportaje que no deja lugar a dudassobre la veracidad de estos asertos: a) numerosas empresas están dirigidas por gilis (y esta es la palabra); b) esto ocurre a nivel mundial; c) cuanto más importante o multinacional sea la empresa, mayor probabilidad de que ladirijan uno o varios gilis; d) la variedad de gili más requerida y por tanto más contratada es la del gilibabas; luego, la del gili pueril; a continuación, la del gili sádico o en general psicopático; e) el origen de esta giligilez empresarial está, como otras, en los Estados Unidos, pero los gilis españoles que se apuntan entusiásticamente a ella son aún más gilis, porque encima son copiones y carecen de giligilez autónoma. Así va el mundo.
     Según el fúnebre reportaje, sonmuchos los empresarios que han incorporado a la formación de sus ejecutivos lo que llaman pomposamente outdoor training, que sólo quiere decir "instrucción al aire libre", como la de los reclutas, supongo. A la hora de valorar a un alto directivo ya no les basta con su currículum, su habilidad, sus saberes, su rentabilidad y su competencia, sino que también han de medir su capacidad de reacción, liderazgo, autocontrol, perseverancia, comunicación y trabajo en equipo ante una situación de crisis. Pero no sean ingenuos, no se trata de crisis relacionadas con su profesión, sino de crisis al aire libre. Así que las empresas cogen a sus ejecutivos, los meten en una furgoneta o en un avión y los sueltan en el campo, la montaña, el desierto o los hielos, a ver cómo se manejan por allí después de padecer unas cuantas putadas concebidas por la empresa de chorradas contratada al efecto por la empresa gili. Así, un tal Kiko Bofarull o Verteder —no sé, era nombre de disc-jockey—, responsable de montar las chorradas, relataba enfebrecido uno de sus magnos proyectos para altos cargos: "Los subiremos a un avión y simularemos un aterrizaje forzoso en el desierto. Allí los dejaremos en medio de ninguna parte vestidos de traje y corbata. Les daremos a cada uno un trozo de mapa, que deberán juntar para saber dónde están" (muy bueno esto; mucho, Kiko), "y tendrán que buscarse la vida. Eso sí, aparecerán beduinos que les darán ropas o agua a cambio de que realicen algunas pruebas, y estarán en todo momentocontrolados y vigilados por nuestros monitores". La empresa chorras se enorgullece asimismo de haber trasplantado bandas de ejecutivos a Groenlandia y al Polo Norte, imagino quearmados todos con un picahielos como el de Sharon Stone, por lo menos.
     Otras interesantísimas y provechosas actividades a que (¡durante tres o cuatro días!) se ven obligados los directivos son: apagar con extintores unfuego en una piscina de ocho metros llena de gasoil y con llamas de veinte metros (no sé por qué no valen unapiscina de diez y unas llamas de quince, más armónico el incendio); extinguir con mangueras un incendio en un edificio de dos plantas (hay una vena pirómana, que se desea contagiar); construir una balsa con neumáticos, maderos y cuerdas y cruzar un lago (mucha rueda intacta esperan encontrar por ahí); atravesar un barrancosujetos sólo por dos cuerdas (y cuerdas no digamos); conducir motos de cuatro ruedas con los ojos vendados (y por qué de cuatro) y guiados por uncompañero; jugar a la guerra con pistolas que disparan pintura. En fin, temo que, más que medir los recursos de los empleados ante una crisis, se obtendrán datos sobre su resistencia al infarto, su capacidad pulmonar, su paciencia infinita o finita y su grado de mentecatez. Decía el reportaje que muchas de las "aventuras" recordaban a películas como Deliverance, se acuerdan, aquellaen que unos excursionistas con arcos y flechas y horrendos chalecos sobre las axilas se perdían en unos pantanos habitados por granjeros infrahumanos que intentaban sodomizarlos. Me pregunto si los beduinos o los esquimales nosometerán a esa prueba outdoor a losde traje y corbata, y cuál será lareacción "más valorada" ante el compromiso.
     Unos datos complementarios revelaban que el ochenta por ciento de los ejecutivos buscan cambiar de empleo, sufren una fuerte carga emocional y tienen su sentimiento de lealtad a la empresa erosionado. No me extraña. Y un buen porcentaje se confiesa descontento por su "incapacidad para comprender claramente lo que se espera de mí en el trabajo". La verdad, nada raro, si sus jefes gilis se dedican a marearlos por medio mundo, condenarlos achorradas forzadas y quién sabe si a dejarse joder… cómo decirlo… quizá un poco más de la cuenta. –

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(Madrid, 1951-2022) fue escritor, traductor y editor. Autor, entre otras, de las novelas Mañana en la batalla piensa en mí (1994), Tu rostro mañana (tres volúmenes publicados en 2002, 2004 y 2007) y Tomás Nevinson (2021). Recibió premios como el Rómulo Gallegos en 1995, el José Donoso en 2008 y el Formentor en 2013. Fue miembro de la Real Academia de la Lengua.


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