El viacrucis del Ejercicio plástico de Siqueiros

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San Justo es la cabecera del municipio de La Matanza, el más grande de todo el Gran Buenos Aires. Por su nivel de inseguridad suele vérselo como la capital del delito. Hasta no hace mucho, allí había destacados ochenta policías para velar, con poco éxito, por la seguridad de más de cien mil personas. Uno de esos agentes custodia dos contenedores en un playón de grúas, que es donde desde hace dieciséis años agoniza el mural Ejercicio plástico de David Alfaro Siqueiros. Esta vergüenza argentina es la que llevó a la senadora, primera dama, candidata presidencial y a partir de diciembre seguramente presidenta Cristina Fernández de Kirchner a prometer rescatar el mural. Asumió el compromiso ante figuras de la cultura mexicana, en un encuentro no exento de glamur intelectual, en la residencia del embajador en las Lomas de Chapultepec. De tan patética, la historia del mural mereció la atención de escritores y cineastas argentinos.

En 1933, luego de ser expulsado de Estados Unidos, Siqueiros recaló en Buenos Aires, donde al amparo del poeta Oliverio Girondo, la escritora Victoria Ocampo y el empresario periodístico Natalio Botana intentó dar conferencias, algo que el fascismo vernáculo en el poder impidió cuando éstas se revelaron políticamente virulentas. Luego de amenazas de quemar las salas donde expondría, el “agitador bolchevique” mexicano recibió la protección de Botana, fundador del diario Crítica. Éste le pagó para que ilustrara el primer número de la revista semanal, dirigida nada menos que por Jorge Luis Borges, y que se entregaba con el ejemplar del sábado. También lo contrató para que pintara un mural, y le ofreció hacerlo en el sótano bodega de su quinta.

Siqueiros formó el “Equipo Poligráfico Ejecutor” con quienes más tarde se transformarían en próceres de la plástica argentina: Antonio Berni, Lino Enea Spilimbergo y Juan Carlos Castagnino. También formaría parte del proyecto el escenógrafo uruguayo Enrique Lázaro. El desarrollo del mural se pudo seguir a través de Crítica. Siqueiros pintaba mientras discutía violentamente con su mujer. Ésta, que era la principal, erótica y excluyente figura de Ejercicio plástico, se convirtió en la amante de Botana. Todos, incluyendo la esposa del editor, estuvieron presentes en la fiesta en la que se inauguró el mural, de ciento veintitrés metros cuadrados.

Después de eso, Siqueiros instruyó a los militantes del Partido Comunista en la utilización del aerógrafo, y cuando aparecieron en la calle leyendas pintadas con esta técnica contra la dictadura gobernante, se le canceló la residencia y así concluyeron sus seis meses en la Argentina –que se preocupó por hacerlo escarmentar más allá de su muerte.

En 1941 murió Botana y la quinta cambió de propietarios reiteradamente. El mural llegó a ser blanqueado. En 1989, un tal Héctor Mendizábal lo desmontó, luego lo quebró, pero dijo que antes lo había vendido. Comenzó un juicio, aún en progreso, debido a que se lo acusó de simular ventas de la obra. En 1992 el juez confinó a Ejercicio plástico a los contenedores que, en 1998, 2003 y 2007, fueron abiertos para que diversos peritos consignaran, con diferentes muecas de dolor artístico, su deterioro. En 2003 Mendizábal presentó su libro sobre el mural. Ese mismo año, se lo tasó en 1.5 millones de dólares.

En 2001, el Congreso había declarado el mural patrimonio artístico, pero sorpresivamente el Poder Ejecutivo vetó la ley. Dos años después, la Secretaría de Cultura pidió su custodia para restaurarlo y exhibirlo. La Justicia lo negó, pero a fin de año fue declarado Bien Artístico Nacional. En 2006 el gobierno mexicano presionó y, días antes de la promesa de Cristina Fernández de Kirchner en México, peritos y funcionarios volvieron a abrir los contenedores. Dijeron que el mural no estaba mucho peor que la última vez. Semanas atrás, el gobierno le pidió al juzgado que le permitiera restaurarlo, trasladarlo y exhibirlo. La Cámara de Diputados aprobó un proyecto de ley para expropiar el mural. Esta iniciativa debe ser tratada en el Senado, donde está a consideración de la comisión que preside, precisamente, la senadora Cristina Fernández. ¿Será el fin del calvario? ~ 

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