Incorregibles argentinos

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Ya es clรกsica la respuesta de Jorge Luis Borges a una pregunta sobre los peronistas. โ€œNo son ni buenos ni malos โ€“contestรณโ€“: son incorregibles.โ€

Creo que los argentinos merecemos que semejante afirmaciรณn se extienda a todos nosotros, porque excede a los peronistas. Lo escribo con una aguja atravesรกndome el pecho. Tantas marchas y contramarchas, contradicciones, picardรญas tramposas, felonรญas, incumplimientos, errores, soberbia y confusiรณn nos hacen merecedores de tamaรฑo descrรฉdito.

Por cierto que tambiรฉn desarrollamos innumerables virtudes. Pero la suma algebraica no parece resultarnos favorable por ahora. Hace unos aรฑos escribรญ el libro que titulรฉ Argentina, un paรญs de novela. La novela es un delta donde caben colores, frutas, gusanos, suspenso, flores, muerte, perfume, amor, alegrรญa y desesperaciรณn. Luego, mรกs apasionado aรบn, escribรญ otro ensayo cuyo tรญtulo es un oxรญmoron que habrรญa deleitado a Borges โ€“lo digo porque no resucitarรก para aplastarme con una refutaciรณn eruditaโ€“: El atroz encanto de ser argentinos. Cuando se tradujo al portuguรฉs tuve el honor de que lo presentara el entonces presidente Fernando Henrique Cardoso. Pero mรกs importante, creo, fue la pregunta que me costรณ responder: โ€œยฟCรณmo puede ser atroz un encanto?โ€ Incรณmodo, atinรฉ a balbucear: โ€œDรฉse una vueltita por mi paรญs y se darรก cuenta.โ€

A mediado del siglo XX la Argentina era un desierto con casi noventa por ciento de analfabetismo, sin agricultura y una ganaderรญa lastimosa. No existรญa un solo kilรณmetro de vรญa fรฉrrea, gobernaban caudillos โ€œdueรฑos de vidas y haciendasโ€ y se adoraba a un dictador como Juan Manuel de Rosas, que los revisionistas โ€“malditos seanโ€“ tratan de convertir en paradigma. Rosas fue destituido en 1852 y ya cuatro aรฑos antes Marx y Engels habรญan publicado su Manifiesto comunista donde hablaban de que en el รบltimo siglo, gracias al vapor, las comunicaciones, la industria, el crecimiento urbano y otras cosas, se habรญa progresado mรกs que en miles de aรฑos. No era el caso de Argentina, por supuesto fuera del mapa.

En ese momento ocurriรณ un milagro. El informado intelectual Juan Bautista Alberdi escribiรณ Las Bases para una Constituciรณn, donde aplicaba duras crรญticas a otras constituciones latinoamericanas que saboteaban el progreso. Marcaba con estilo claro y punzante el rumbo por seguir. Quien habรญa derrocado a Rosas era tambiรฉn un caudillo provincial, pero dotado de percepciรณn. Leyรณ el libro de Alberdi, lo reimprimiรณ y presionรณ para que fuese de veras la base de la Constituciรณn Nacional. Se produjo una fructรญfera alianza entre la mente lรบcida y el brazo fuerte. Significรณ una bisagra de increรญble trascendencia. Se ataron cabos con el breve tiempo en que habรญan soplado enรฉrgicos los aires de la Ilustraciรณn, llenos de polen creativo. La Argentina cambiรณ su tendencia gracias a la Constituciรณn inspirada, moderna, liberal. Ocurrรญa una nueva fundaciรณn. Primero en forma lenta, luego mรกs acelerada. Recibiรณ inmigrantes de forma aluvial y convirtiรณ la educaciรณn en una obsesiva polรญtica de Estado hasta el punto de tener un presupuesto educativo tan grande que equivalรญa a la suma de los presupuestos educativos de toda Amรฉrica Latina. Fue perfeccionando la democracia. Se puso a la cabeza del arte, la moda y la ciencia en nuestro subcontinente. Durante setenta aรฑos no sufrimos un solo golpe militar.

Pero tenรญamos en nuestros genes elementos del absolutismo monรกrquico y sus infinitas corruptelas. Tambiรฉn las castraciones efectuadas por la Inquisiciรณn, de la que ni se querรญa hablar. Por eso hubo lapsos en los que predominรณ la Ilustraciรณn y lapsos en los que predominรณ la regresiรณn oscurantista. Durante algunos capรญtulos de nuestra historia se pueden disecar los campos de prevalencia entre esos dos polos, pero luego se mezclaron y confundieron, hasta llegar al punto actual.

Paul Samuelson manifestรณ hace unas dรฉcadas que los paรญses podรญan ser clasificados en cinco categorรญas: โ€œLos capitalistas, los socialistas y los del Tercer Mundo; pero ademรกs estรกn Japรณn y la Argentina; no se entiende porquรฉ a Japรณn le va bien y a la Argentina le van tan mal.โ€

Cuando aรบn estรกbamos en la subida, y era lo mismo para los emigrantes europeos dirigirse al puerto de Nueva York o al de Buenos Aires, ya habรญa encantos atroces. Ya รฉramos incorregibles. No se hicieron los debidos esfuerzos para erradicar los defectos y ahora pagamos las consecuencias. Por eso โ€“es uno de tantos ejemplosโ€“ nos damos el lujo de tolerar una situaciรณn tan absurda como que el presidente Kirchner invite al presidente Chรกvez para que desde aquรญ agreda al presidente Bush que visita al presidente Tabarรฉ Vรกzquez en Uruguay, ofenda a otros presidentes de paรญses vecinos que habรญan decidido hospedarlo y, ademรกs, que el presidente de Venezuela invite a Buenos Aires al presidente de Bolivia para que lo acompaรฑe en su show, como si fuese el dueรฑo de casa. Todo esto, mientras se brama โ€œยกla soberanรญa nacional!โ€ Semejante bodrio sรณlo estรก descrito en el tango Cambalache que, por alguna razรณn, naciรณ en la Argentina.

A principios del siglo XX la Argentina era un fenรณmeno. Muchos adictos a la bola de cristal aseguraban que serรญa la mayor potencia del mundo. Por eso se armรณ una larga fila de visitantes ilustres. Pero cada uno, al tomar contacto con la realidad, comprendieron que โ€œno comprendรญanโ€, o que las cosas no iban a ser como pensaban.

Conforman un catรกlogo que produce escalofrรญos.

Cantinflas expresรณ antes de regresar a Mรฉxico: โ€œLa Argentina estรก compuesta por millones de habitantes que quieren hundirla, pero no lo logran.โ€ Mรกs adelante realizรณ por aquรญ una gira de conferencias Albert Einstein y su cerebro no pudo sino rendirse: โ€œยฟCรณmo puede progresar un paรญs tan desordenado?โ€

Uno de los administrativistas mรกs famosos de Europa, Gastรณn Jeze publicรณ en 1923 su libro Las finanzas pรบblicas de la Repรบblica Argentina, cuyas conclusiones aรบn hoy erizan los pelos. โ€œExiste una profunda y radical oposiciรณn y contraste entre la prosperidad econรณmica y el desarreglo de las finanzas pรบblicas.โ€

Otro invitado ilustre, el italiano Giuseppe Bevione publicรณ en Turรญn, en el aรฑo 1911, una obra titulada Lโ€™Argentina. Vio la corrupciรณn, vio el despilfarro, vio la demagogia, vio un despreciable exhibicionismo. Registrรณ que el costo de los servicios pรบblicos duplicaba los de Londres. Denunciรณ la creciente burocracia y la peste del clientelismo electoral, siempre en aumento. Le asombrรณ la voracidad de la gente por recibir pensiones del erario pรบblico, como si fuese un derecho natural. Tambiรฉn encontrรณ graves fallas en la justicia y cerrรณ el anรกlisis del tema con una frase lapidaria: โ€œEs un paรญs donde el poder judicial no tiene independencia y el poder ejecutivo no tiene frenos.โ€

ยกEsa frase la podrรญa haber escrito hoy!

A Bevione tambiรฉn le impresionaron otros rasgos que algunos quizรกs estimen positivos: una incontinencia arquitectรณnica, con tendencia a lo suntuoso y la hipรฉrbole. Por doquier surgรญan palacios, teatros, monumentos, se abrรญan avenidas, bulevares y se diseรฑaban parques que aspiraban a generar la envidia de Parรญs. Algo consiguieron. Por un tiempo corto.

Muchas dรฉcadas antes nos habรญa visitado Charles Darwin, cuando realizaba su histรณrico viaje en el Beagle. Se dio cuenta de algo que deberรญa causarnos preocupaciรณn. Dijo que โ€œlos habitantes respetables del paรญs ayudan invariablemente al delincuente a escapar; parecerรญa que piensan que el hombre ha pecado contra el gobierno y no contra el puebloโ€. ยฟNo serรก que continรบa esa interpretaciรณn? Como los gobiernos suelen comportarse en forma muy criticable, no estarรญa mal quitarle algo. โ€œQuien roba a un ladrรณn tiene cien aรฑos de perdรณnโ€, reza un antiguo y universal apotegma.

Sobre el mismo tema fue mรกs directo Georges Clemenceau: โ€œLa Argentina crece gracias a que sus polรญticos y gobernantes dejan de robar cuando duermen.โ€ Me parece que se ha quedado corto… Pero Keyserling escandalizรณ en su รฉpoca al referirse a un aspecto que no se habรญa tocado: la melancolรญa argentina, que se expresa de maravillas en el tango. Dijo que โ€œel argentino es un animal triste, como sucede despuรฉs del coitoโ€.

Cierro con una anรฉcdota de Jacinto Benavente, como lo hice al final del primer capรญtulo de El atroz encanto…

Benavente habรญa venido al paรญs en 1922 y recorrรญa en ferrocarril las ciudades del interior junto a la celebrada actriz Lola Membrives. Cuando se detuvieron en la ciudad de Rufino ella bajรณ a recoger cartas y telegramas. En uno de los cables le anunciaban a Benavente que acababa de ganar el Premio Nobel de Literatura. Lola Membrives comprรณ una botella de champรกn y fue a despertar al escritor. Benavente recibiรณ la noticia con calma y, contra lo que esperaba la actriz, decidiรณ completar su gira antes de retornar a Europa. En cada localidad Jacinto Benavente fue interrogado sobre la Argentina. Los argentinos somos curiosos e insistentes para enterarnos cรณmo nos ven los de afuera. Es como recibir la confirmaciรณn de una buenaventura que en el fondo de nuestra alma consideramos inmerecida. Pero el espaรฑol se negaba a contestar. Su recato, lejos de aminorar el acoso, lo estimulaba. Los periodistas, colegas y actores le preguntaban siempre quรฉ opinaba de los argentinos, sin variar la monocorde cuestiรณn.

Cuando llegรณ la hora de su partida y el carruaje dejรณ en el muelle al dramaturgo, se redoblaron las demandas. Entonces Jacinto Benavente inspirรณ hondo y disparรณ un caรฑonazo: โ€œArmen la รบnica palabra posible con las letras que componen la palabra argentino.โ€ El escritor trepรณ la escalerilla y se introdujo en el barco. Su figura desapareciรณ mientras quienes lo habรญan escuchado armaban sobre trozos de papel palabras organizadas con las letras de argentino. La รบnica que encontraron fue ignorante.

ยกQuรฉ sablazo!

ยฟPor eso hacemos lo que hacemos, nos va como nos va y convertimos un paรญs maravilloso como Argentina en algo muchas veces atroz? ยฟPor eso somos incorregibles? ~

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