La bestia de Aristófanes

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"Todos los hombres tenían formas redondas, la espalda y los costados colocados en círculo, cuatro brazos, cuatro piernas, dos fisonomías, unidas a un cuello circular y perfectamente semejantes."
     — El Banquete
      
      
     Era un solo animal,
     desorbitado y terco.
     Sus ocho patas lo llevaban
     cada una a un lugar,
     como si hubiera un ojo
     que en sus puntas
     se abriera hacia otros reinos.
      
     La inmovilidad es a veces
     tensión de la discordia.
     Y cada pata tirante
     anulaba a la otra,
     y entonces se diría —desde lo alto, lejos—
     la rosa de los vientos
     erizada.
      
     Pero qué distensión también,
     ¡qué tardes de sosiego!
     Un animal al sol,
     sonriente, esférico;
     un único animal, tendido en la lisura,
     las patas anudadas
     a un pulso solamente.
      
     Qué saciedad de luz,
     qué elemental vislumbre.
     Cada ojo perdido en una misma nada,
     mirándose al espejo sin saberlo.
      
     Pero entonces
     las patas despertaban,
     cada cual hacia un lugar distinto,
     nuevamente en tensión,
     la piel hasta su límite;
     era un solo animal,
     desorbitado y terco. ~

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(ciudad de México, 1971) es poeta, ensayista y editor.


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