La vida no es bella

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Un filme merece atenciรณn por su calidad o quizรก, si carece de autรฉntica calidad, por el sitio que ocupa en la historia de un gรฉnero, por las incidentales composiciones visuales, por una sola y notable actuaciรณn.
Y hay filmes que no se inscriben en ninguno de estos criterios y sin embargo merecen mรกs que una mirada fugaz โ€”como una cicatriz en un rostro por lo demรกs insรญpidoโ€”, debido a cierta revelaciรณn psicolรณgica o sociolรณgica que pueden ofrecer acerca de los desรณrdenes del pรบblico o tal vez del mundo contemporรกneo. La vida es bella de Roberto Benigni ha recogido premios como una aspiradora de caricatura, รบltimamente tres ร“scares, incluido “Mejor pelรญcula extranjera” (imponiรฉndose a Central do Brasil, que es muy superior). En fechas recientes se me informรณ que un miembro de la Academia Estadounidense de Artes Cinematogrรกficas insta a su hija de ocho aรฑos a que llene la papeleta. ยฟAlguien sabe por quiรฉn habrรก votado? ยฟO por quรฉ? Con todo, se da por sentado que el resto de la Academia tiene la edad suficiente para votar en las elecciones polรญticas de Estados Unidos (una idea estremecedora). Y muchos de ellos sรญ eligieron este filme, que habรญa acumulado, entre otros muchos laureles, el Premio del Jurado de Cannes y el de Mejor Pelรญcula de 1997 en la misma Italia de Benigni, en la que sabemos cuรกnto les fascinan a los niรฑos pequeรฑos sus estridentes y bufonescas payasadas.
ย ย ย ย ย El escaso valor estรฉtico de La vida es bella โ€”elemental, de segunda mano y segunda claseโ€” puede ubicarse en la primera mitad de la actuaciรณn de Benigni, claramente inspirada en el cuento de hadas. Con una lacรณnica y repugnante voz meliflua fuera de cuadro que menciona dos veces la palabra “fรกbula” para justificar (en vano) el rumbo que tomarรก finalmente la pelรญcula, se nos lanza a la carretera con Guido Orefice (Roberto Benigni) que, acompaรฑado por un amigo, conduce por la verde campiรฑa de la Toscana con destino a un nuevo empleo. Estamos en 1939 y su automรณvil se ha quedado sin frenos. De inmediato accedemos al mundo convencional de la inane comedia italiana que hace referencia a la era del fascismo: uno de los tres ingredientes principales de este ligero soufflรฉ preliminar combinado con el vulgar sentido del humor tradicional propio de la comedia silente en los Estados Unidos (huevos almacenados por casualidad en un sombrero que baรฑan el rostro de los personajes desagradables), y la peculiar ediciรณn que va del blanco y negro al color y los largos y amplios movimientos de cรกmara (ademรกs de chistes rรกpidos y simples) que se pueden definir fรกcilmente como falso Fellini (en cuyo รบltimo filme, por cierto, La Voce della Luna, Benigni interpretรณ un papel relevante).
ย ย ย ย ย El coche avanza por la carretera, ingobernable por supuesto, hacia el sitio donde estรกn reunidos los habitantes de la aldea para vitorear el paso del rey de Italia; Guido trata de hacer a un lado a la multitud con el brazo extendido, ademรกn que confunde con el saludo fascista (la interpretaciรณn equรญvoca del brazo extendido como saludo fascista es un lugar comรบn y corriente en la comedia italiana de la posguerra). Por supuesto, los aldeanos creen que esos dos ridรญculos personajes vestidos con modestia deben ser el rey y, ยฟquiรฉn? Y vitorean y los saludan y el filme se convierte ya en un peรกn a la ignorancia โ€”lo cual autoriza que lo imposible se acepte como divertido, que se nos venda el panorama de una humanidad casi del todo estรบpida a cambio del precio de la entradaโ€” y muy pronto se vuelve algo peor, incluso en aquellos momentos al parecer inocentes del filme: la insinuaciรณn de que el engaรฑo es la virtud mรกs elevada, de que las mentiras (y su expresiรณn verbal: charla rรกpida y vacรญa, retรณrica) son el medio mรกs propio y adecuado de recoger los frutos de la tierra.
ย ย ย ย ย Una mujer โ€”una maestra llamada Dora, interpretada por la esposa de Benigni, Nicoletta Braschiโ€” cae de un henal a sus brazos. La perseguรญan las abejas. Ostenta la frรกgil belleza de una heroรญna de Chaplin y (por ninguna otra razรณn imaginable que la aficiรณn de Guido por los chistes de mal gusto y torpes a cada paso) es ganada a un ampuloso burรณcrata fascista (otro lugar comรบn de la comedia italiana de la posguerra) en una serie de escenas algo agitadas: Guido, el camarero poco atractivo que rรญe constantemente; Dora, la maestra justamente impresionada; el resto del mundo hincado de rodillas ante el encanto de su destino. Un Woody Allen mรกs maniaco que depresivo conquista a la “princesa” โ€”el apodo con el que Guido se refiere a Dora y que repite una y otra vez para que entendamos que esto es una “fรกbula”. Hay un momento de modesta belleza visual cuando Guido estรก de pie con Dora en la noche lluviosa y se hace de un tapete rojo que extiende en un largo tramo de escaleras para que puedan descender como reyes.
ย ย ย ย ย Pero entre la futilidad de la primera hora โ€”entretenida para algunos, tediosa para otros como yo y para ambos olvidable como el algodรณn de azรบcarโ€” otra especie de asunto vulgar comienza a aparecer en foco muy lentamente, insinuando que algo mucho mรกs ignominioso en el plano cinematogrรกfico estรก por venir (y vendrรก.) Guido es judรญo (un italiano podrรญa conjeturarlo por el apellido Orefice, “orfebre”, pues las familias judรญas en Italia con frecuencia llevan el apellido de los oficios que alguna vez ejercieron o de las ciudades donde se establecieron). Sรณlo podemos adivinar su condiciรณn racial por el hecho de que los antisemitas italianos llevan a cabo actos tan brutales โ€”ยกhorror de horrores!โ€” como pintar de verde el caballo de su tรญo y luego, violentando aรบn mรกs la comodidad del equino, agregar “caballo judรญo” al verde. Como parte del cortejo y a fin de pedir a Dora que salga con รฉl (en una escena simplificada y hurtada a Europa! Europa! de Agniezka Holland), Guido finge ser un conferenciante fascista y pronuncia un discurso โ€”ante una reuniรณn de niรฑos en la escuela de Doraโ€” sobre las caracterรญsticas fรญsicas distintivas del italiano ario. En Europa! Europa!, un adolescente judรญo alemรกn que se oculta de los nazis en el grotesco contexto de un colegio de adiestramiento para la รฉlite de jรณvenes hitlerianos es llamado a pasar al frente de su clase, por azar, a fin de ser medido fรญsicamente โ€”con reglas y calibradoresโ€” en calidad de demostraciรณn de la superioridad aria sobre las presuntas razas inferiores, en especial la judรญa. Su temor a que exista alguna precisiรณn en la seudociencia nazi de medidas raciales se disuelve en una leve sonrisa al ser declarado ario sin lugar a dudas. El humor estรก presente pero es un humor profundo, condicionado por la realidad y el miedo. Guido acaba bailando en ropa interior sobre una mesa frente a los niรฑos y parloteando disparatadamente del ombligo italiano puro. El escenario estรก dispuesto. El filme estรก a punto de hundirse en la segunda mitad: la parte que ha obtenido dinero y premios en abundancia, lรกgrimas sensibleras y los elogios entusiastas de varias mafias defensoras de los “valores familiares” por este espectรกculo en solitario de un payaso.
ย ย ย ย ย Cuatro aรฑos despuรฉs, Guido y el consiguiente hijo de su resplandeciente y feliz matrimonio parten a Auschwitz. Cuando Dora (que no es judรญa) descubre que los han llevado con otros judรญos de la comunidad (en un camiรณn bastante cรณmodo, con asientos para todos los pasajeros) a la estaciรณn de ferrocarril para ser amontonados (tambiรฉn con singular amabilidad) en los furgones, se apresura hacia la plataforma de carga. Los instantes siguientes son los รบnicos (a menos que se prefieran las alfombras rojas) que tienen algรบn valor en este filme. Son producto de una breve secuencia que casi podrรญa calificarse de profunda โ€”aunque claro que es banal por definiciรณn dado el ambienteโ€” pero incapaz de brindar una imagen penetrante (รบnica en La vida es bella) gracias a la capacidad de un actor secundario, que interpreta a un oficial alemรกn rubio y apuesto a cargo de esta deportaciรณn en miniatura. Dora le dice que su esposo y su hijo deben estar en el tren por equivocaciรณn; el oficial verifica su lista y dice que no ha habido error alguno; ella pide que la suban al tren y, cortรฉs como un aristรณcrata alemรกn, รฉl le aconseja amablemente que regrese a su casa; ella levanta la voz e insiste. Entonces รฉl, como el รกngel de la muerte, sin perder su cortesรญa prusiana, la dirige al tren con un ademรกn. Este gรฉnero de oficial nazi que realiza una suerte de funciรณn cuasi simbรณlica (provisto de los atavรญos visuales y gestuales de su clase) hace su apariciรณn en filmes muy superiores acerca del Holocausto โ€”me refiero, por supuesto, a todos los otros filmes que abordan el Holocausto, incluso la aguada telenovela que presentรณ la serie estadounidense Holocausto a fines de los aรฑos setenta, la cual, a pesar de sus incontables debilidades, tuvo el efecto beneficioso de despertar nuevamente la conciencia de los crรญmenes nazis cuando se transmitiรณ por televisiรณn en Alemania (Occidental). Pero una vez que Dora ha sido conducida al tren โ€”y la clรกsica trรญada familiar se dirige al campo de exterminioโ€” La vida es bella se convierte (en tรฉrminos de calidad) en nada mรกs que una รญnfima nota al pie en el canon estรฉtico de Los tres chiflados.
ย ย ย ย ย La obra estรก filmada en una parte de la secciรณn de prisioneros de guerra del campo principal de Auschwitz (o en un modelo que lo reproduce), en el que se encuentran edificios construidos con solidez โ€”pues aรบn existenโ€” para brindar algรบn resguardo del feroz invierno polaco. Guido y su hijo (interpretado por Giorgio Cantarini, que habrรญa estado โ€”acasoโ€” esplรฉndido en un filme sobre un hermoso y tierno perrillo que salva la fortuna de la familia, pero cuyo encanto y remilgo resultan absurdos en el contexto de Auschwitz) no son enviados (como debiรณ haber sido) al enorme campo subsidiario para judรญos en Birkenau, a unos veinte minutos a pie, donde los habrรญan remitido a casuchas bajas de un piso, calentadas durante el cruel invierno por una estufa central รบnica. Es decir, Guido habrรญa sido remitido allรญ.
ย ย ย ย ย Todos los niรฑos judรญos eran muertos de inmediato cuando llegaban a un campo de exterminio, ya sea que se les enviara con sus madres y todos los ancianos a las largas filas que conducรญan a las cรกmaras de gas o bien โ€”en el caso de los bebรฉsโ€” simplemente se les quemara vivos en hogueras claramente visibles para los horrorizados y hambrientos deportados que descendรญan de los trenes entre gritos y golpes โ€”segรบn lo describe Eli Wiesel en Night, sus memorias, cuando fue deportado a Auschwitz avanzada la guerra y vio cรณmo un camiรณn repleto de bebรฉs judรญos vivos eran arrojados, como si fuesen carbรณn o papas, a una hoguera.
ย ย ย ย ย Entonces Guido procede a elaborar una mentira para “proteger” la psique de su hijo โ€”que realmente nunca se ve obligado a ver los horrores cotidianos de Auschwitz porque en La vida es bella no existen. Todo esto (explica Guido) es un juego, un concurso, y si el niรฑo se porta bien, obtendrรก un premio: un tanque de verdad. (El guiรณn estรก tan mal escrito y concebido que todo se plantea y subraya repetidas veces: ya se nos ha dicho en dos ocasiones que el niรฑo, en los tiempos pasados anteriores a la deportaciรณn, habรญa perdido su tanque de juguete). Vaya, es evidente que estos alemanes no son muy agradables. Son proclives a parecer crueles, gritan, hablan un extraรฑo idioma gutural y no pierden el tiempo mintiรฉndole a los niรฑos, lo cual, en la escala de “valores” de La vida es bella, es una actividad moralmente insuperable. Una vez mรกs la apoteosis de la ignorancia, pero no solamente la desdeรฑosa visiรณn de la estupidez del mundo entero y la unidad familiar, los รบnicos valores vรกlidos y sabios (de Los tres chiflados), sino que literalmente se nos pide que admiremos el acto de mentirle a un niรฑo pequeรฑo que se encuentra en el umbral mismo de la muerte.

ย ย ย ย ย Pero claro que el campo es en realidad una gran casa de la risa para Guido, el cual parece capaz de hacer prรกcticamente todo lo que quiere. Al parecer los prisioneros tienen comida suficiente y lindos cortes de cabello. Guido puede encontrar el sistema megafรณnico abandonado (con un repertorio de discos que por casualidad incluye la canciรณn favorita de Dora y de รฉl, y puede emitirla hacia donde ella se encuentra, en la secciรณn femenina del campo en el que “la vida” parece bastante menos difรญcil que un fin de semana sin vino en el bosque). Resulta lo mรกs fรกcil del mundo ocultar todos los dรญas a Giosuรฉ, el pequeรฑuelo, en las barracas, que carecen de vigilancia (al igual que los lugares de trabajo) y รฉste puede de hecho visitar a Guido un dรญa, luego de haber recorrido el campo sin ser visto y despuรฉs de que todos los demรกs niรฑos (a los que tambiรฉn con toda cortesรญa se les permitiรณ sobrevivir a su llegada) han sido atraรญdos a las cรกmaras de gas por los alemanes, con la promesa de un baรฑo. Y por supuesto Giosuรฉ siempre tiene comida (sรณlo se le ha indicado, como parte de las reglas del “juego”, que nunca pida postre a fin de que no pierda la oportunidad de obtener un tanque). Su padre incluso le lleva raciones adicionales: el primer dรญa una gran porciรณn de un pan muy apetecible y no el diario plato de sopa de papa aguada y el pedazo de pan como serrรญn que debรญa de mantener vivos a los prisioneros de Birkenau hasta que pudiesen ser gaseados, golpeados o trabajados hasta la muerte o ser sujetos a cualquiera de las otras inventivas modalidades de la tortura sin lรญmites que azotaba diariamente a estos esqueletos humanos; trozos de pan que no podรญan descuidarse pues alguien los robaba, mรกs preciosos que el amor o que cualquier otro objeto valioso (una sobreviviente que conozco y resistiรณ milagrosamente dos inviernos en Auschwitz, mientras su familia morรญa a su alrededor o era asesinada, encontrรณ una vez un diamante que brillaba en la nieve y lo intercambiรณ por aรบn menos pan de รญnfima calidad que la ayudara a resistir siquiera un dรญa).
Una tarde, luego de que Giosuรฉ se divirtiรณ ese dรญa y Guido lo introduce furtivamente a una buena cena con algunos niรฑos alemanes que de hecho visitan el campo, e indiferente a los cadรกveres y a los gritos y al tifus que se propaga sin freno porque, por supuesto, el director Benigni no los ha incluido, Guido lo lleva dormido en brazos y mira โ€”a travรฉs de una densa nieblaโ€” una montaรฑa de cadรกveres tan postizos (manifiestamente pintados) como cualquier otra secuencia del filme (aquรฉllos han sido modelados a partir de fotografรญas de los dรญas postreros en los campos, cuando los alemanes huรญan a toda prisa y no tenรญan tiempo de quemar los varios miles de muertos mรกs recientes, aunque no olvidaran llevarse a sus esclavos moribundos โ€”vestidos de algodรณn y pesando apenasโ€” en letales marchas forzadas a travรฉs de la nieve profunda rumbo a Alemania). Cierta seriedad se apodera del rostro de Guido. Por supuesto que el niรฑo estรก dormido y no ve ni huele nada. Y entre 1943 y 1945, nunca llega el invierno.
ย ย ย ย ย Esta oda a Auschwitz concluye (ยกpor fin!) con la muerte de Guido cuando, vestido de mujer, intenta comunicarse con su esposa durante el รบltimo dรญa en el campo. Desde luego, es llevado a un sitio totalmente desolado โ€”y a una distancia considerableโ€” para ser ejecutado (fuera de cuadro), por lo visto para no ofender la sensibilidad de los prisioneros o a algรบn guardia de las ss. Y llega un tanque, estadounidense, en el que el niรฑo da un paseo. (El ejรฉrcito ruso fue el que liberรณ Auschwitz, pero los absurdos histรณricos y de contexto son ya tan tajantes que sรณlo es posible encoger los hombros y recordar del gran escritor Primo Levi la imagen del primer jinete ruso, solitario y triste, que observa en silencio โ€”desde un riscoโ€” el horror de los muertos y los moribundos o de los cadรกveres ambulantes que apenas podรญan reconocerse como seres humanos del otro lado de la alambrada โ€”interrumpida al fin la corrienteโ€” de Auschwitz.) El filme concluye con otra voz meliflua (es Giosuรฉ, adulto ya, que habla sobre “el sacrificio de su padre”: lo que ello pueda significar) y con la madre y su hijo, los cuales en modo alguno exhiben el mayor deterioro, que se encuentran casi de inmediato. El filme cesa con la imagen fija de ambos, regocijados, pues han “ganado”, dice el niรฑo. Se supone que debemos aceptar el planteamiento de que estรก hablando de su tanque, pero tal vez se refiera en realidad a que al fin se han librado de la necesidad de celebrarle los pรฉsimos chistes y agudezas a Guido. En el mundo fabuloso de Los tres chiflados, acaso dos sean menos desagradables que tres.
ย ย ย ย ย Buena parte de lo reprobable en La vida es bella nada tiene que ver con una ideologรญa estรฉtica o con juicios rรญgidos y excluyentes. El Holocausto (tรฉrmino aplicado a ese sector del genocidio nazi que comprende a cinco o seis millones de judรญos) no es un asunto sagrado, aislado e intocable. Somos humanos y la verdadera lecciรณn de Auschwitz es que nada es meramente sagrado. Una secuencia ferozmente cรณmica (y muy eficiente) de un campo de concentraciรณn nazi se ofrece en Siete bellezas de la directora italiana Lina Wertmรผller. Underground de Emir Kusturica propone un sentido del humor delirante y maniaco al presentar de modo surrealista la sangrienta historia de la moderna Yugoslavia. Pero, en ambos casos, el humor respeta el horror, lo incrementa (cuando estรก presente) por medio de un proceso muy especรญfico. En una verdadera obra de arte que se desarrolla en el tiempo (un filme, una novela, un poema รฉpico) en la cual, por elecciรณn del creador, el humor y el horror, la muerte y la exaltaciรณn de la vida coexisten, el humor puede abrir las puertas de la percepciรณn, nos sensibiliza y a la vez desmantela nuestras defensas por medio del placer. Y de pronto el horror se desata y sacude nuestras emociones con enorme fuerza, pues no tuvimos tiempo para apartarnos. La alegrรญa y el terror se conjuntan y nada se elude. El efecto contrario exacto es el sentimentalismo simplista, en el que todo se suaviza, nada es real, y se suscitan emociones superficiales โ€”que luego se desechan y olvidan como si de basura afectiva se tratase. Este filme insignificante en lo estรฉtico, inexistente en lo intelectual y repugnante en lo moral es el ejemplo perfecto de una prolija mentira sentimental: lo opuesto exacto al arte. Y, no obstante, allรญ estรก el fenรณmeno de los premios, los elogios y el lucro de su popularidad.
ย ย ย ย ย Haciendo caso omiso de los inveterados admiradores de Benigni y de las reacciones superficiales a las referencias cinematogrรกficas de grupos excluyentes, haciendo caso omiso de los millones de dรณlares invertidos por Miramax Films en la embestida de sagaces y bien orquestadas campaรฑas de relaciones pรบblicas, haciendo caso omiso del hecho de que las abominaciones (al margen de su atrocidad) se desdibujan en el pasado a medida que se presentan nuevas generaciones (y nuevas atrocidades), me parece que al menos hay dos explicaciones importantes.
ย ย ย ย ย En los รบltimos cuarenta aรฑos hemos comenzado a vivir en un mundo cada vez mรกs saturado por las sensaciones y por la informaciรณn de los medios de comunicaciรณn. Los mรกs jรณvenes, sobre todo, aceptan que el mundo de los medios es una mezcla siempre inestable como el aire mismo (en la cual la letra impresa es un componente mรญnimo) o como los muros de aire entre los que nos desplazamos. En tรฉrminos tรฉcnicos, la juventud ha aprendido a responder y a reconocer toda una gama de rรกpidos efectos visuales, los cuales, en ocasiones, crean en los mรกs mayores y en los conservadores una equรญvoca aรฑoranza por ritmos artรญsticos casi porfirianos. Pero existe una tendencia complementaria a recelar del juicio, a suponer que todo lo que se desprende de los medios (y que es vendido como “popular”) tiene un valor, es parte del รกmbito natural y se deberรญa respirar. Allรญ estรก y por lo tanto tiene alguna validez. Y esto es cierto no sรณlo respecto de la juventud. Yo mismo me he sentado (por desgracia) dos veces a ver La vida es bella, una en Estados Unidos y otra aquรญ, y allรก me encontrรฉ constantemente con individuos vacilantes que preguntaban si es รฉste en realidad un filme muy bueno. Personas que sienten un gran alivio โ€”libres de remordimiento ante la opiniรณn o mรกs bien la pasividad de las masas inducida por los medios de comunicaciรณnโ€” cuando se les dice que no hay razรณn alguna por la cual deban estimar la pelรญcula en oposiciรณn a su propio juicio.
ย ย ย ย ย Las razones psicolรณgicas del รฉxito de La vida es bella emanan de los รกmbitos mรกs oscuros de la psique (no son fuentes malignas por fuerza โ€”aunque tambiรฉn pueden serloโ€” sino que proceden de la confusiรณn, el miedo y la evasiรณn). ร‰ste es “un filme acerca del Holocausto”. Se supone que verlo es bueno para el alma. Alguien que nunca haya considerado el abismo inconmensurable que se abre a nuestros pies, la posibilidad de que toda la moral humana o nuestras estructuras religiosas podrรญan disolverse en la nada ante la voluntad negativa de unos seres humanos que buscan reducir a otros a mero objeto, contra los cuales es posible y aceptable toda vejaciรณn; o alguien que intuya todo esto vagamente pero no desee verlo y lo rehรบya, lo rehรบya, lo rehรบya (asรญ ha ocurrido en una u otra รฉpoca con la mayor parte de la humanidad, pues es muy difรญcil asomarse al abismo, incluso de reojo) puede tomar asiento โ€”tranquilizado por la publicidad infinita pero todavรญa recelosaโ€” en la oscura sala del cine. ยกY he aquรญ una hora del espectรกculo mรกs insustancial posible! Y luego un campo de exterminio, mucho menos bรกrbaro que las cรกrceles en Mรฉxico o en los Estados Unidos. Y una familia (y “valores familiares”) por completo indiferente al bienestar de los demรกs, de la comunidad mรกs amplia, carente de piedad por la humanidad. Y la “victoria del espรญritu” en un mundo en el que la victoria era imposible, incluso para aquellas almas y cuerpos destrozados que sobrevivieron a la monstruosa maquinaria de la muerte. Despuรฉs de unas cuantas lรกgrimas sensibleras ya somos libres, ya hemos superado “lo peor”, hemos “ganado”. Salgamos y bebamos una copa y vayamos a casa a ver Los tres chiflados por televisiรณn (a pesar de que parecen un tanto mรกs violentos que el payaso que ha tenido la gentileza de mostrarnos los campos de concentraciรณn nazis).
ย ย ย ย ย Roberto Benigni, en la extรกtica complacencia de su discurso al recibir el ร“scar, hablรณ de que emprenderรก “proyectos incluso mรกs importantes”. ยฟTal vez un filme acerca de jรณvenes madres en la ex Yugoslavia que, mientras las arrastran para luego ser violadas, persuaden a sus hijos de que solamente van de compras con esos amables seรฑores? ยฟO sobre un alborozado padre tutsi en Ruanda que persuade a su joven hijo de que los machetes que llueven a su alrededor sobre la carne y los huesos y se acercan cada vez mรกs son en realidad luminosos y placenteros rayos de sol? Hace un tiempo, un amigo me dijo: “ยกPor Dios, imagina que รฉste sea el รบnico filme que alguien vea sobre el Holocausto!” Para muchos asรญ serรก. Con tristeza me veo obligado a suponer que algo de enorme valor humano en el interior de quien reaccione de manera positiva ante este filme ha sido sometido al proceso โ€”al menos por algunas horasโ€” de adormecimiento criminal mediante una canciรณn de cuna (o el parloteo). En cuanto a la premisa de que este filme es “como una fรกbula”, si La vida es bella sรณlo presentara un romance de bachillerato o una pasiรณn profunda por los caballos de carreras o la pizza, sรณlo serรญa un empaque desechable de comida chatarra. Al elegir por tema una de las peores atrocidades (y plenamente humanas) de la historia, su รฉxito manufacturado y engaรฑoso โ€”y su efรญmera persistencia en las pantallas de este mundoโ€” es en sรญ misma una atrocidad permanente. –
ย ย ย ย ย Traducciรณn de Aura Levi y Aurelio Major

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