Marcel Sisniega (1959-2013)

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Conocรญ a Marcel Sisniega por azar. Fue en Barcelona en 1986 cuando, aprovechando mi viaje, el poeta Josรฉ Vicente Anaya me pidiรณ llevar un libro a un amigo suyo que vivรญa en el Barrio Chino.

Era un edificio que habรญa visto mejores รฉpocas. Luego de llamar a la puerta oรญ un malhumorado “¿Quiรฉn?” Y mi sorpresa fue enorme cuando apareciรณ Marcel Sisniega. “Dios existe –pensรฉ– y juega al ajedrez.”

En ese momento yo era el editor en la Universidad Autรณnoma de Puebla y jefe de redacciรณn de Gambito. Revista Mexicana de Ajedrez, en la que Marcel ya habรญa colaborado. Sisniega estaba en Europa en su intento de volver al ajedrez en pos de la norma de Gran Maestro.

Habรญa sido un joven prodigio y fue campeรณn nacional por primera vez a los diecisรฉis aรฑos y obtuvo ese tรญtulo ocho veces mรกs. Fue Maestro Internacional a los dieciocho, aunque conseguirรญa la norma de GM hasta 1992, luego de terminar sus estudios de cine, con su triunfo invicto en la I Copa Latinoamericana de Ajedrez. Era el segundo tรญtulo de ese nivel para el ajedrez mexicano, luego de que la FIDE otorgara uno post mรณrtem al yucateco Carlos Torre.

Con motivo de la consecuciรณn de la norma le hice una entrevista que apareciรณ en El Nacional. En esa conversaciรณn me confiรณ que en su regreso al ajedrez lo primero fue recuperar el interรฉs por el juego. Marcel entendiรณ que habรญa muchas otras cosas de las que se habรญa perdido. “Entendรญ –me dijo– que el ajedrez se acerca a la ciencia, a la filosofรญa. Descubres que debes mantener un juego armonioso, fiel a lo que piensas que es la objetividad; de respeto por el contrario y por tu posiciรณn. Todo ello lo descubrรญ al leer nuevamente el Manual de Lasker, el mejor libro de ajedrez hasta ahora. Un texto que desconocรญa de adolescente, que luego me prestaron y leรญ rรกpidamente, como suelo leer los libros de ajedrez. Mejor que Nimzowitsch o muchos otros, resume lo que es el juego.”

Sisniega tambiรฉn debiรณ tomar tiempo para reflexionar sobre sus errores, “analizar por quรฉ incurrรญa en jugadas impulsivas, a jugar con mรกs objetividad”. Esta declaraciรณn me sorprendiรณ y le preguntรฉ si no era obligaciรณn de todo ajedrecista profesional entender que la impulsividad era mala consejera.

–No tuve la enseรฑanza bรกsica del ajedrez de la URSS o del ajedrez maduro de Europa: que hay una gran diferencia entre el impulso y la intuiciรณn autรฉntica, y tiendes a confundirlos. Llegas a decir: “Esta es una jugada de genio”, y no, al contrario, es un impulso idiota, que hunde tu posiciรณn. Saber eso me llevรณ muchos aรฑos, demasiados. Ahora creo que estoy un poco mรกs cerca de distinguir la diferencia.

Tambiรฉn aprendiรณ de Lasker que la afirmaciรณn de Duchamp podrรญa ser cierta: “Todo ajedrecista es un artista.” Si hablamos de buenos jugadores –me dijo–, creo que tenรญa razรณn. Recordรณ que Lasker le dedica un capรญtulo a la estรฉtica y el ajedrez, donde afirma que el valor estรฉtico de una combinaciรณn estriba en el hecho de que sea verdadera; hay, asรญ, una uniรณn entre belleza y verdad, como en Sรณcrates. Cuando el ajedrez se juega con este tipo de conciencia se eleva a la categorรญa de arte, y ahรญ se ligan temas como la libertad y la necesidad.

Director, guionista y productor de cine, narrador y dramaturgo. Una vez retirado de los torneos, Sisniega fue el entrenador del equipo nacional de ajedrez, pero por las mezquindades y miserias de la burocracia deportiva dejรณ de ocuparse del equipo. Una lรกstima pues bajo su direcciรณn se lograron los mejores resultados.

En 1993 publicรณ Crรณnica personal de un torneo de ajedrez, su experiencia en el mรญtico Torneo Interzonal de Taxco de 1985, un ejemplo de estilo y humor: “Por duras que sean, en el ajedrez hay que olvidar cuanto antes las derrotas. Sobre todo cuando el prรณximo adversario se llama Mijaรญl Tal [quien] a los 23 aรฑos obtuvo el campeonato del mundo para perderlo poco despuรฉs. El carismรกtico, bufonesco, iluminado y borracho Genio de Riga.”

En 1997 lo invitรฉ a sostener unas simultรกneas en el Instituto Mora y la idea le gustรณ como una despedida del ajedrez de exhibiciรณn. Ya se dedicaba por completo al cine, aunque entrenaba a un grupo de jรณvenes. Convocamos a una treintena de personalidades del arte y la ciencia. Perdiรณ o empatรณ tres o cuatro partidas.

Despuรฉs, esta historia se interrumpe bruscamente. Cineastas y ajedrecistas aรบn estamos en shock por su muerte acaecida el 19 de enero pasado.~

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