No consumir. No trabajar. No estudiar”, de eso se trata, principalmente, el paro nacional convocado para el día 14 de octubre por el periodista Rafael Loret de Mola, como forma de manifestar “rechazo popular al gobierno impertinente, asesino y ladrón”, que, a su consideración, encabeza Enrique Peña Nieto.
El llamado difundido por YouTube a finales de julio tuvo eco de inmediato entre usuarios de Twitter y medios comprometidos con las mejores causas. El grupo de hackers “Anonymous”, por mencionar uno, aprovechó el llamado al paro para pedir la renuncia del presidente, la presentación con vida de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y que no se privatice el sistema de salud.
A decir verdad, sentiría más simpatía por esta convocatoria si su pionero no fuese don Rafael, en cuyos libros se asegura reiteradamente la presencia de una “cofradía de la mano caída” –una especie de logia de homosexuales ramificada en el poder– como una vía de ingreso y ascenso a la élite política. Ese antecedente da a su llamado un tufo de panfletarismo de ultraderecha al cual es difícil adherirse. Comprendo, sin embargo, que el movimiento que lo secunda enarbole causas justas y plausibles. En todo caso, mi mayor deseo es que los paristas logren superar algunas dificultades. Por ejemplo, ¿de qué manera los becados pueden participar en el paro nacional? ¿Ese día se deben levantar a las 2:00 de la tarde en vez de las 11:00? ¿O van a chelear desde más temprano?
Podemos confiar en que el gremio de los críticos literarios –culto y antipeñanietista por definición– también se sume al paro, pero es poco probable que a lo largo del día sus afiliados no vayan a hablar mal de alguien. Aun peor, ¿cómo van a participar los escritores en el paro? ¿Qué cosas van a dejar de hacer? ¿Cuáles serán las consecuencias en el sistema si ese día no escriben o no hay lecturas de poesía? Calculo que el Producto Nacional Intelectual puede sufrir pérdidas y eso afecte un poco al sistema cultural del país. Pero no creo que eso conmueva al presidente a renunciar. Pero lo que más me intriga es qué van a hacer o dejar de hacer ese día los miembros de la cnte. ¿Van a dar clases? ¿O cuál sería la gracia si siempre están en paro?
Mientras tanto, la señora de las tortas de tamal me asegura que no participará en el paro. Eso me recuerda que el 60% de la población económicamente activa labora en la economía informal. No veo ahí la menor intención de hacerle caso a don Rafael. El sistema resiste. ~
Politólogo y comunicólogo. Se dedica a la consultoría, la docencia en educación superior y el periodismo.