No somos miles, pero somos Miles

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1) Es 25 de mayo. En 1926, Miles Davis nace en Alton, Illinois. Al año, con su familia, se muda al sur hacia San Luis del Este, un pueblo pequeño en la margen del oriente del gran río (pocas historias de este tipo pueden dejar al Misisipi en el olvido), nueva cuna del trompetista y compositor muerto el 28 de septiembre de 1991, hace ya casi once años. No obstante el tiempo transcurrido, gente como el guitarrista estadounidense John Scofield, ex colaborador de Davis en su última etapa, comenta sobre su más reciente disco impreso en el 2002 por la marca Verve y llamado Überjam: "De todos los álbumes que he hecho, creo que éste es el que Miles habría disfrutado más." En pocas palabras, les guste o no les guste, les cuadre o no les cuadre, Miles es nuestro padre.
      
     2) Es 25 de mayo y te preguntas —mientras oyes Kind of Blue, disco grabado en 1959 con Davis a la trompeta, Bill Evans y Wynton Kelly a los pianos, John Coltrane y Cannoball Adderley en los saxofones, Paul Chambers al contrabajo y James Cobb en la batería— cuándo te comenzó la deivisiana comezón. ¿Cuándo escuchaste por primera vez éste, "el disco más elegante de la historia del jazz"? ¿Cuándo leíste por vez primera el nombre de Miles en la página 18 de la novela En el camino de Kerouac y lo hallaste citado, para hablar de Coltrane, en Último round y mencionado por el mismo Julio en El perseguidor ("Es horrible Miles, esto ya lo toqué mañana") y lo buscaste y buscaste en Rayuela y en El libro de Manuel y en poemas de Sergio Mondragón y Gaspar Aguilera y en obras de Cocteau montadas en Quebec por argentinos? ¿Cómo explicar la música de los cuarenta, los cincuenta, los sesenta, los setenta, los ochenta, los noventa sin él? Recuerdas su trompeta resquebrajando un edificio del más fino cristal de la academia confeccionado nota a nota en concierto en el neoyorkino Lincoln Center por el jovencísimo Wynton Marsalis hasta que vino Davis en la segunda parte y le bastó, como en Jericó, tocar una nota larga, precisa, para borrar la cuenta de los días y comenzar con el viejo nuevo calendario, el Evangelio, el Nuevo Testamento, la Biblia…
      
     3) Es 25 de mayo y escuchas Bitches Brew. Te ha llegado la noticia: ha muerto en Mallorca, el 13 de marzo pasado, el artista alemán Mati Klarwein. ¿Sabes quién?… El pintor de las portadas del disco Live Evil y, desde luego, de Bitches Brew. También, claro, de la cubierta del larga duración de Santana, Abraxas, del 63. Es el mexicano de Autlán quien escribe uno de los textos para la caja de las sesiones completas de Bitches Brew aparecidas en cuatro compactos a fines de los noventa. Busquen los buscagéneros el nombre de la plástica escuela: expresionismo psicodélico, negritud lisergicoplástica, pincel electricorreivindicador. La portada efectivamente anuncia lo que adentro se oirá: Como en las viejas novelas de caballería, señoras y señores, topamos con el adelantado. Lo que sigue es un tarro de cerveza para una barragana. Es la cumbre del jazz-rock, la cima alcanzada a fuerza de escalar desde Miles in the Sky, Filles de Kilimanjaro y también In a silent way. Es casi 1970 cuando la gente mira el disco doble con Miles en la segunda de forros, negro, guapo, desnudo y con una sonrisa diabólica. En la portada, los calendarios de tlapalería y los dibujos desde la psicodelia se dan la mano y se cogen el pie. El crédito es de Marti Klarwein. Hasta arriba dice en letra pequeña: Direcciones en la música, Miles Davis; con letra grande y negra: Miles Davis Bitches Brew. Las portadas de Davis no son las de un jazzista. Miles sabe bien por dónde va. Con él Wayne Shorter al sax soprano; Lenny White, tambores; Bennie Maupin, clarinete bajo; Chick Corea y Larry Young a los pianos eléctricos; Jim Riley, percusión; Jack de Johnette, batería; Harvey Brooks, bajo eléctrico; John McLaughlin, guitarra eléctrica. Los años setenta son los años de sus alumnos de la tercera y cuarta generación. Está visto ya: no hay música que no sirva para nutrir el quehacer del jazz contemporáneo. En la ciudad de Nueva York, el 27 de enero de 1970, Crosby, Stills, Nash y Young, los que cantaron en Woodstock, no imaginan lo que está sucediendo: Guinnevere, composición de Crosby, en cítara y tamboura, sax soprano y piano eléctrico, guitarra y bajo eléctrico, clarinete bajo y Miles Davis. En marzo, Bitches Brew llegará a las tiendas para vender casi cien mil copias. En 1986 varios artistas participan en un disco colectivo contra el apartheid sudafricano. Se llama Sun City. Esa trompeta que suena por ahí, ¿de quién creen que es?
      
     4) Es mayo del 2002, pronto se cumplirán once años del titular en los diarios del mundo: Miles Davis ha muerto. Escribió Santana: "Aún escucho algo de Miles cada día de mi vida. Cuando no lo hago me sorprendo pensando en él, recordándolo. No puedo imaginar un mundo sin Miles Davis." Hasta ahora yo tampoco. Es por eso que en mayo celebro su cumpleaños. El 25. –

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