“Dos son los lugares comunes más recurrentes acerca de la retórica griega. Uno es el de la perniciosa influencia que los sofistas y maestros de retórica ejercieron en la época clásica (siglos V y IV antes de Cristo, pero en especial en el siglo V) sobre la sociedad ateniense en su conjunto y sobre los jóvenes en particular; y dos, el del carácter engañoso de la retórica, que, amoral y hasta inmoral, sería pura adulación y búsqueda de la persuasión a costas de la verdad, además de ser un mero cascarón formal lleno de trampas y de argucias clasificatorias.”
Refutar dichas concepciones de la retórica es el objetivo de Paola Vianello,1 para quien fue, “gracias al ambiente intelectual competitivo cultivado por los sofistas en la segunda mitad del siglo v y sembrado con las semillas de su enseñanza de retórica, la cual era ante todo palabra racional, lógica, argumentativa y de debate, y sólo en segundo término palabra ‘estética’ y ‘fascinadora’, como se hizo posible en Atenas, ya en el siglo IV, el surgimiento de los grandes sistemas filosóficos de Platón y de Aristóteles”.
Tal era el pensar de la doctora Paola Vianello, distinguida investigadora del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, que nació el 26 de julio de 1939 en Roma y falleció el 25 de enero de 2007 en la ciudad de México. Desde 1984 animó un Seminario de Cultura Griega, y entre 1991 y 1993 dirigió el proyecto “Retórica, filosofía y política en la Atenas Clásica”. En la misma época, Helena Beristáin me invitó a participar en un grupo interdisciplinario de trabajo con un nuevo proyecto que bautizó como “Bitácora de Retórica”. El estudio de la retórica me permitió así estrechar mis relaciones académicas con Paola y con algunos de sus alumnos más distinguidos: Gerardo Ramírez Vidal, Mariateresa Galáz y Silvia Aquino.
Paola se caracterizó por su sabiduría, rigor y claridad. Con verdadera erudición –e, insisto, con sabiduría: se puede ser erudito sin ser sabio– trató una infinidad de temas: la cultura de la antigüedad clásica, la epopeya homérica y la tragedia ática, la oratoria, la retórica, el derecho, la filosofía y la política de la Grecia de los siglos V y IV a.C., y la tradición clásica.
La enseñanza fue una de sus prioridades, y la ejerció entregada y capaz –sin demérito de sus estudios y publicaciones. Según ella “la importancia de la educación merece subrayarse una y otra vez de cara a un futuro en el que el clásico homo faber –en sus múltiples manifestaciones de homo religiosus, homo politicus y homo oeconomicus (con su faceta de homo technicus exterminator)– parece destinado a ser desplazado axiológicamente por las máquinas, que, sin embargo, le deben su inteligencia a él, quien las crea, y que ni ahora pueden ni en el futuro podrán reproducir su compleja y educable humanidad, que queda como única garantía para orientar sus productos hacia el bien común”.2
Su obra educativa en la Facultad de Filosofía y Letras abarcó un amplio espectro de temas de la Grecia clásica: la lengua, la literatura (períodos arcaico, clásico, helenístico y romano), la historia de los estudios clásicos, la retórica, las teorías clásicas de la educación y la estilística. En el postgrado dirigió los Seminarios de traducción, de filología y de investigación.
Según Gerardo Ramírez Vidal, investigador del Centro de Estudios Clásicos y discípulo muy destacado de la doctora Vianello, “la principal preocupación académica de Paola eran las clases, los estudiantes; a ellos se dedicaba con verdadera pasión. Sus cursos sobre literatura griega, y en particular sobre Homero, además de apasionados, se caracterizaban por la variedad de los temas, por la actualidad y la profundidad con que eran expuestos. Siempre tenía muchos libros sobre la mesa del salón, que mostraba a los alumnos para atraer su atención sobre ellos. […] Para Paola, era fundamental el acercamiento con los alumnos, establecer vínculos estrechos de amistad con los más interesados. […] veía a los alumnos directamente a los ojos, y a menudo impresionaba a sus oyentes con su mirada, sobre todo cuando respondía a alguna pregunta. Participaba igualmente con decisión en la discusión de los problemas sobre los programas de estudio. Tuvo no pocos desencuentros con algunos colegas, pues tenía una idea clara de la orientación formativa y humanística de la carrera frente a una especialización lingüística en detrimento de los contenidos históricos, filosóficos y literarios.” 2
Fue una investigadora reconocida internacionalmente. En 1997 fue nombrada Huésped de Honor Extraordina-rio de la Universidad Nacional de La Plata, en la Argentina. Era muy meticulosa y rigurosa en sus trabajos, lo que se refleja, en especial, en su publicación de las obras de Hesíodo.3 Sus intereses se dirigían hacia Homero, Lisias y Platón, hacia los problemas del estilo y de la paideia.
Paola Vianello se fue intempestivamente y nos ha dejado un gran vacío. Pero también una enseñanza muy vasta, y una obra señera, cuya edición, reunida, empieza a preparar ya el Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional. ~