En The white album, que recopila instantรกneas de la vida en California a fines de los sesenta, Joan Didion seรฑala: “Mucha gente que conozco en Los รngeles cree que los sesenta terminaron de golpe el 9 de agosto de 1969, en el momento exacto en que la noticia de los asesinatos en Cielo Drive se propagรณ como incendio por toda la ciudad, y en ese sentido tienen razรณn: aquel dรญa estallรณ por fin la tensiรณn. La paranoia se cumpliรณ… recuerdo con claridad todas las informaciones errรณneas de aquel dรญa, y tambiรฉn otra cosa, que ojalรก no recordara: recuerdo que nadie estaba sorprendido.”
Al centro de este episodio, hay dos personajes en polos opuestos. Por un lado, aรบn cรฉlebre hoy, Charles Manson, especie de profeta hippie con aires de Satanรกs cruzado con enfant terrible que a base de carisma se hizo de un seguimiento (que perdura) entre jรณvenes que hacรญan su voluntad –incluso matar–. Por otro, a manera de madona salpicada de sangre, Sharon Tate con sus casi nueve meses de embarazo, rubia y hermosa, de temperamento dulce y sensible. No hay quien la haya conocido que no tenga algo afectuoso que decir de ella, desde la misma Didion, que la tratรณ mรกs bien poco, hasta amigas รญntimas como Mia Farrow, Julie Christie o Candice Bergen; o el propio Polanski, que jamรกs superรณ la pรฉrdida. Era una suerte de Deneuve a la americana con un futuro como movie star que nunca fue.
La injusticia de que hoy dรญa Manson sea una figura reconocida y a Sharon solo se la recuerde por su muerte brutal es abominable. Disociarla de esa imagen –algรบn morboso tuvo a bien filtrar en internet hace aรฑos fotografรญas sustraรญdas de los archivos de la policรญa que muestran el cadรกver tal como fue hallado en su residencia en Bel Air– parece casi imposible: por mucho tiempo no se hablรณ de Sharon mรกs que en tรฉrminos de esos despojos sanguinolentos.
No obstante, en aรฑos recientes surgiรณ una especie de renacimiento mediรกtico de su figura en dos vertientes. Una es como icono de la moda: su influencia es palpable en colecciones prรชt-ร -porter y reportajes fotogrรกficos aparecidos en publicaciones como Vogue y Bazaar protagonizados por actrices como Drew Barrymore o Blake Lively, que retoman la pauta de su estilo, ahora cubierto por una pรกtina de glamur vintage. Algo de culpa de esto tambiรฉn la tiene la exitosa serie Mad men, cuya diseรฑadora de vestuario, Janie Bryant, vistiรณ a Jessica Parรฉ con una rรฉplica de la camiseta con una estrella roja maoรญsta con que Tate posรณ para Esquire en 1967.
La red fue un hervidero de teorรญas de conspiraciรณn acerca de la posibilidad de que el personaje de la serie tenga el mismo destino. Si bien son meras suposiciones, sirviรณ para que una nueva generaciรณn la descubriera, y le construyera altares en Pinterest y Tumblr, donde la belleza de la joven madame Polanski (solo tenรญa 26 aรฑos al morir) ha podido trascender el tiempo y el morbo.
La otra vertiente del resurgimiento en la cultura pop de Sharon es muy distinta. En 1981, su madre, Doris Gwen Tate, organizรณ una campaรฑa pรบblica para contrarrestar la creciente popularidad en los medios de la “familia” Manson, y protestar ante la posibilidad de que los implicados (en ese caso, Leslie Van Houten) pudieran obtener la libertad bajo palabra, toda vez que en 1972 sus condenas de pena de muerte fueron conmutadas a cadena perpetua al abolirse temporalmente la pena mรกxima en California. Tuvo tal รฉxito su campaรฑa –reuniรณ mรกs de trescientas mil firmas– que se creรณ la llamada Proposiciรณn 8, que solicitaba enmiendas a las leyes penitenciarias. Al aรฑo siguiente la legislaciรณn estatal aprobรณ la Ley de Derechos de las Vรญctimas que permitรญa a las vรญctimas de crรญmenes o sus familiares y supervivientes presentar declaraciones de impacto en las vistas de sentencia y juntas de libertad condicional. En 1984, Mrs. Tate fue la primera persona en hacer uso de la nueva ley, al presentarse en una audiencia para pedir la libertad condicional de uno de los asesinos de su hija, Charles “Tex” Watson, misma que fue denegada.
A las puertas de la corte, declarรณ que creรญa que los cambios en la legislaciรณn habรญan dado a su hija la dignidad que se le habรญa arrebatado, y que habรญa permitido “ayudar a transformarla de vรญctima de asesinato a sรญmbolo de los derechos de las mismas”. A su muerte en 1992, la fundaciรณn siguiรณ en funciones, encabezada por sus hijas menores, Patti (fallecida en el aรฑo 2000) y Debra, autora tambiรฉn del reciรฉn aparecido Sharon Tate: Recollection, libro de suntuosa ediciรณn que, sin ser una biografรญa tradicional, compila un extenso acervo de fotografรญas clรกsicas e inรฉditas tomadas por David Bailey, Richard Avedon, Shahrokh Hatami y otros fotรณgrafos de la รฉpoca, asรญ como textos, que incluyen una carta de amor escrita por Polanski (como introducciรณn), y comentarios anecdรณticos sobre Sharon escritos, tanto en la รฉpoca como en la actualidad, por Jane Fonda, Mia Farrow o Steve McQueen. “El objetivo”, declarรณ Debra en el lanzamiento del libro este verano, que coincide con el 45 aniversario de lo que Joan Didion seรฑalรณ como el fin de una era, “es proporcionar a los actuales y futuros fans el verdadero significado de lo que Sharon fue: un espรญritu รบnico y gentil que trascendiรณ mรกs allรก de la pantalla”. Ergo, mรกs allรก de Charlie Manson y sus desvarรญos de supremacista blanco y senil, se demuestra que Sharon Tate no es una mรกrtir sino una musa. ~
Miguel Cane (Mรฉxico DF, 1974) Es novelista y periodista cinematogrรกfico. Su mรกs reciente publicaciรณn es el inclasificable "Pequeรฑo Diccionario de Cinema para Mitรณmanos Amateurs".