Estimada Brenda Lozano:
¿Y por qué ese afán machacón de ser sensatos? ¿Por qué tapar con el dedo del pudor el sol estruendoso del amarillismo?
Además, los argumentos en contra del hoy ya célebre epíteto son muy pero muy débiles: no se niega la condición de poeta a alguien que se arriesga en el oficio únicamente porque sus versos son pésimos (después de todo, el mal peluquero sigue siendo, aunque nos pese, peluquero). De ser así habría que tachar la palabra “poeta” a una legión de escritores, muchos de ellos profesionales.
Y en cuanto a la antropofagia, es difícil de creer que alguien que no tiene intenciones de probar esa carne asesinada tenga la delicadeza de cocinarla en una sartén con el fin de ofrecer un banquete a su perro, un perro que hemos de imaginar gourmet y, por lo que se sabe, del todo inexistente. ¡El poeta caníbal no tenía perro! Por añadidura, cualquier leguleyo sabe que el canibalismo, aunque no figure en el código penal, cuenta como una agravante, de manera que no es tampoco ocioso saber si en verdad probó un fino corte de su víctima, y ya entrados en materia, a qué le supo.
Podríamos objetar la decadencia de la nota roja, los tonos decididamente negros que ha adoptado para ganar lectores en un país donde las cabezas ruedan como bolas de boliche en las discotecas (y lo sensato es advertir que cosas así efectivamente suceden), pero no tiene ni pies ni cabeza pretender que la nota roja fomente el pensamiento… ¡seamos sensatos! En todo caso, lo lamentable es que la prensa en general se haya convertido en un suplemento del Alarma! (revista de colección en su género) cosa a la que por cierto ha contribuido enormemente el gobierno con sus fábulas de policías y ladrones. ~
– Anónimo
Como dice Ethel Krauze: “El poeta es el que da testimonio de una sociedad, el que ve su trasfondo y el que expresa el revés del discurso público, obligadamente circunstancial. El poeta dice la verdad porque tiene ojos para verla, no la superficialidad y parcializada verdad de la noticia periodística, sino la que es esencial a la condición humana.”
Excepcional escrito [“Ni poeta ni caníbal”] que refleja cómo el papel de la prensa va tomando una figura seductora un tanto inútil. Tal vez, si todos fuéramos poetas y descubriéramos ese amor a la palabra y a la verdad, los medios de comunicación dejarían de prostituir nuestro lenguaje y por consiguiente lo entenderían como una fuente de inteligencia y de veracidad.
Gracias por tu sensatez. ~
– Hugo Enrique Ramírez Figueroa