Habrá más conexiones y más televisión aunque no necesariamente mayor calidad o mejores contenidos. Los monopolios en telefonía y radiodifusión perderán la hegemonía que hasta ahora les hemos conocido. Televidentes y radioescuchas podrán reclamar cuando consideren que los medios vulneran sus derechos. Esas serán algunas de las coordenadas del panorama de las telecomunicaciones en el año que comienza.
Con el tránsito al formato digital es posible ver más canales en cada frecuencia de televisión abierta. Además comenzará a funcionar la nueva red de televisión nacional, propiedad de Cadena Tres, que debe elegir entre reiterar estilos trillados o arriesgarse a programas menos ordinarios en comparación con los que difunden Televisa y Televisión Azteca.
Una cuarta cadena de televisión, cuyo costo no pudo pagar Radio Centro, será licitada nuevamente aunque podría dividirse en varias redes regionales. Los propietarios de mvs y de nuevo los de Radio Centro han dicho que podrían interesarse en dicha licitación.
Si a esas opciones sumamos el Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano que llega al 60% del país (conduciendo, además de su propia señal, las de los canales 11, 22 y tv unam) tenemos que, en vez de dos cadenas, los televidentes tendrán por lo menos cinco. O más, si consideramos que los canales no comerciales tienen programaciones y orientaciones diferentes.
En 2016 terminará la hegemonía del duopolio que ha acaparado la televisión mexicana. Televisa y Azteca desde luego seguirán teniendo influencia muy significativa; pero el acaparamiento de frecuencias en la televisión abierta, que ha sido la fuente de su presencia pública y de su ascendiente político, no se mantendrá como hasta ahora.
Este año alrededor del 60% de los mexicanos tendrá acceso a televisión restringida. Televisa controla el 61% de ese mercado. La cobertura de la tv por cable podría incrementarse (y la dominancia de Televisa cambiaría) si las empresas de Carlos Slim recibieran la autorización que han buscado durante décadas para ofrecer televisión de paga a través de las líneas telefónicas.
En marzo se cumplirán dos años de las medidas de regulación asimétrica que el Instituto Federal de Telecomunicaciones (ift) impuso tanto a América Móvil como a Televisa debido a que dominan más de la mitad de los mercados, respectivamente, en telefonía y televisión. En 2011 la empresa de Slim manejaba el 80% de las líneas de telefonía fija; en junio de 2015 esa presencia había disminuido al 62%. Televisa tiene el 67% de la audiencia de la televisión abierta, pero esa cifra se reducirá en breve debido a la presencia de las nuevas televisoras.
En el campo de la radio podría haber una nueva diversidad si el ift aprueba la reducción del espacio que se requiere entre cada estación de fm y que en México ha sido de 800 Mhz, cuando en muchos países es únicamente de 400. En México hay emisoras que transmiten en frecuencias con separación de 400 Mhz, por ejemplo la radio de la Universidad Iberoamericana. Si ese parámetro tecnológico se generaliza, habría espacio hasta para veinte nuevas radiodifusoras en cada localidad. Los principales grupos de la radio se oponen a ese cambio porque tendrían que compartir dicho mercado con nuevas empresas e instituciones.
En el campo de la telefonía móvil es previsible que las tarifas sigan disminuyendo, aunque conseguir más velocidad en banda ancha saldrá más caro. Entre diciembre de 2013 y junio de 2015, según datos del ift, el costo de la larga distancia internacional disminuyó un 41% y el de la telefonía móvil un 12%. En cambio los precios de internet y televisión de paga, que en México han sido notablemente altos en comparación con tarifas internacionales, han permanecido casi idénticos.
La cobertura podría ampliarse y quizá las tarifas disminuirían con la red nacional de banda ancha, tanto por cable como inalámbrica, que el gobierno, con supervisión del ift, debe instalar a más tardar en 2018, de acuerdo con la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones. En el otoño de 2015, Telcel tenía el 69% de las suscripciones de telefonía móvil, Telefónica el 21% y at&t, que compró Nextel y Iusacell, se incorporó a ese mercado con el 9%.
Este año, además, todas las estaciones de radio y televisión deberán tener defensores de las audiencias y códigos de ética. Las emisoras privadas decidieron instalar una sola defensoría para todas ellas. Además hay reglas, que seguían a discusión a fines de 2015, destinadas a la programación que se difunda en horarios para niños. Esos recursos y normas son perfectibles. Pero si los televidentes y radioescuchas los aprovechan podrán construir una relación más exigente y crítica con las empresas de radiodifusión.
Telecomunicaciones y radiodifusión son consideradas, desde la reforma constitucional de 2013, como servicios públicos. Eso significa que el Estado tiene que garantizar que sean ofrecidos en condiciones de competencia y calidad. Traducir esos principios a una realidad dominada por afanes mercantiles, sometida a intereses políticos y en donde a las audiencias se les ha considerado como consumidores y no como ciudadanos, no resulta sencillo. Los primeros pasos hacia una nueva diversidad en esos campos son insuficientes pero también innegables. De la sociedad depende que esa búsqueda de pluralidad y calidad, lo mismo en programación que en servicios, se ensanche y prospere. ~
Investigador en el IIS de la UNAM.