“Un exceso de regulaciones favorece a los que saben cómo saltárselas”

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En El retorno de los chamanes (Península, 2015), el politólogo Víctor Lapuente (Chalamera, 1976) analiza el ascenso de una retórica populista y maniquea en los últimos años. Frente a las grandes declaraciones y las explicaciones simples de problemas complejos, Lapuente, profesor del Instituto de Calidad de Gobierno de la Universidad de Gotemburgo, aboga por las soluciones pequeñas.

En El retorno de los chamanes defiende la importancia de una política pequeña y cambios incrementales, frente a la búsqueda de grandes transformaciones sociales, y dice que no hay que esperar demasiado de la política.

Llevo muchos años estudiando los países nórdicos. A veces se piensa en esa diferencia entre los países anglosajones, muy partidarios del mercado, y modelos más estatistas. Pero la separación no funciona necesariamente de ese modo. Los países nórdicos adoptaron una peligrosa deriva estatista que casi los llevó al colapso: es lo que ocurrió en Suecia en los años setenta. Pero después no apostaron por las grandes transformaciones sino por una política más pequeña. Han encontrado respuestas a problemas con políticas que son muy igualitarias, aunque no buscaban serlo de forma directa. Si sigues el espíritu de Robin Hood –como el de los demócratas estadounidenses– y solo quieres sacarles el dinero a los ricos, no consigues integrar a las clases medias altas en el Estado. Si ves el Estado como una aseguradora que resuelve los problemas, es mucho más fácil integrarse. “Sí, sé que usted querría una sanidad privada, pero veamos qué ocurre en Estados Unidos. Resulta no solo más equitativo sino más eficiente para una sociedad que la sanidad sea pública.” Creo que de esta manera es más fácil progresar, dejando de lado las grandes etiquetas y centrándose en las reformas concretas.

¿Cuál es el papel de la ideología?

Muy importante. En un país con la política pequeña, un cambio de gobierno de izquierda a derecha significa que la presión fiscal y por tanto los servicios sociales pueden subir un 2, 3, 4%. Se trata de que haya pequeños cambios pero que sean constantes: de ese modo, la ideología puede avanzar. En cambio, en otros lugares, se anuncian a bombo y platillo grandes reformas. Es frecuente que acabes con grandes discusiones teóricas, ideológicas, de las que nada sale. Se pueden hacer cambios ideológicamente sustantivos si no intentas que la ideología lo permee todo.

Uno de los temas sobre los que más ha trabajado es la política municipal y la corrupción. A veces, para combatir la corrupción surge la tentación de poner muchas normas.

Tácito decía que un país corrupto tiene muchas leyes, y es algo que está bien estudiado. Hay regulaciones relativamente pequeñas y sencillas que son más útiles. Aunque depende de la institución, en las universidades suecas no puedes recibir un regalo de más de treinta euros. Es una regla muy sencilla. Lo mismo ocurre con la transparencia. Hemos creado regulaciones, comisiones, funcionarios que ponen información en internet, toda una maquinaria burocrática. Son más efectivas las regulaciones sencillas, cortas y basadas en la evidencia. Un exceso de regulaciones favorece a los que saben cómo saltárselas. Cuantas más regulaciones hay, más favorecemos a empresas creadas para esquivarlas, que son las empresas que han fichado a los altos funcionarios que diseñaron las normas. Esto no quiere decir que yo esté en contra de la regulación: hay cosas que se deben regular. ~

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Daniel Gascón (Zaragoza, 1981) es escritor y editor de Letras Libres. Su libro más reciente es 'El padre de tus hijos' (Literatura Random House, 2023).


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