Señor director:
Escribo desde Venezuela y cuando observo lo que Villoro es capaz de hacer con una fotografía [Letras Libres no. 83], cuando termino de leer su excelente novela El Testigo, me embarga una especie de vergüenza ajena por los “distinguidos” miembros del Premio Rómulo Gallegos a quienes Villoro sólo les sirvió para colocarlo en la lista de los oscuros finalistas mientras se premiaba a un escritor español muy menor pero que había hablado bien de la manoseada revolución chavista. En Venezuela hay una legión de lectores clandestinos que reconocen a Villoro como heredero de esa magnífica literatura que es la mexicana. –
Sobre Falun Gong
Señor director: En primer término, una felicitación por el excelente número “Fiesta y Represión”. Acerca de un tema tocado en algunos de los…
Cristina Pacheco, en el lugar del otro
De los casi cincuenta años de labor televisiva y periodística de Cristina Pacheco (1941-2023) queda el legado de su trabajo –marcado por la empatía y la solidaridad– en el que retrató las…
Sin título
La imagen en el aire de un cometa: ¿es el aire? Ah, la estupidez del oxígeno, el hidrógeno. El volantín de Luis le rebanó su meñique: aquello: tan real. La pesadilla de la sangre. Fue la…
Vuelve Bernie Sanders
A inicios de 2014 cundía un sentimiento de desilusión entre la amplia franja de votantes demócratas en Estados Unidos. La falta de avances en la reforma migratoria, el obstruccionismo…
RELACIONADAS
NOTAS AL PIE
AUTORES