Tanto la ascendencia materna como la paterna de Marie José provienen de Córcega, un lugar pintoresco hasta mediados del siglo XIX. Tras la caída de Napoleón III, la república francesa consolidó la incorporación administrativa de Córcega. Este hecho, sumado a los malos gobiernos que padecieron los corsos, hizo que la perspectiva sobre el lugar se modificara.
La mala situación económica que padecían los corsos los obligó a emigrar; uno de sus principales destinos fueron las colonias francesas en África. El padre de Marie José, Joseph François Flavien Tramini, fue nombrado por la administración militar “médico de colonización”, de cuarta clase, en la localidad de Mac-Mahon, donde permanecería hasta 1942, para atender a la población recién asentada, dirigir los dispensarios, organizar campañas de higiene y recabar información estadística sobre salud pública. Su buen desempeño en el combate del tifo y el paludismo le granjeó el aprecio de las autoridades y algunas distinciones como reconocimiento a su trabajo.
Su madre, Pierrette Jeanne, y el doctor Tramini se casaron el 28 de octubre de 1924, y su vida conyugal trascurrió en el noreste de Argelia, en las ciudades de Constantina, Lambèse, Mac-Mahon y Batna. Fueron miembros activos de su comunidad y participaron en las labores de la Amicale Corse, una de varias sociedades formadas por franceses radicados en Argelia, cuyo propósito era fomentar la socialización entre compatriotas provenientes de una misma región de Francia. El ambiente de la Amicalefue propicio para que la cultura corsa se mantuviera fuerte en la casa Tramini. Su esencia consistía en promover un sentimiento de pertenencia y cohesión que mantuvo a las distintas diásporas francesas en Argelia con identidades regionales muy definidas.
Marie José Francine Jeanne nació el 14 de agosto de 1934 tras la muerte prematura de dos hermanos mayores y el nacimiento de su hermana Madeleine. La vida de las niñas Tramini transcurriría con normalidad, recibiendo una sólida educación literaria propiciada por el padre. La estabilidad culminó con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, cuando Argelia cayó bajo la dominación de la Francia de Vichy. Más tarde, el 8 de noviembre de 1942, en medio de la Operación Torch, la resistencia dio un golpe de Estado, liberando al país.
En ese entorno, las hermanas fueron enviadas con su madre a Marruecos para salvaguardarlas. Desde 1906, Francia controlaba al país africano. En virtud de la Conferencia de Algeciras, se apropió de los bancos, la aduana y la policía. Seis años después, el Tratado de Fez convirtió a Marruecos en un protectorado, hizo oficial la colonización y la edificación de modernas “Villes Nouvelles”. Las hijas ya no verían a su padre, pues el doctor Tramini falleció el 4 de julio de 1943 de cáncer de pulmón. La familia se estableció en Mequinez (en francés, Meknès), una de las cuatro ciudades imperiales de Marruecos.
Ingresaron a Le Lycée Poeymirau –hoy Lycée Paul Valéry–, que en esa época contaba con casi seiscientos estudiantes y era una institución muy reconocida por su sección técnica, que incluía talleres de ensamblaje y carpintería. También serían importantes sus cursos de idiomas; fue en esta institución donde Marie José estudió y dominó el español: “Primero estudiaba griego, pero luego, no sé por qué, quizá otra predestinación, dije que quería cambiar a español. Y así lo hice y era muy buena, la primera de mi clase.”
{{1 Víctor Núñez Jaime, “Dos encuentros con Marie-José Paz”, Milenio, 3 de agosto de 2018, en línea: https://www.milenio.com/cultura/dos-encuentros-con-marie-jose-paz.}}
La fotografía más antigua que se conserva de Marie José data de 1946 y la muestra con sus compañeros de quinto de primaria.
En dicha ciudad, la joven Marie José, de dieciocho años, conoció al argelino Yves Mas, agente político en el protectorado, con quien contrajo matrimonio el 25 de noviembre de 1952. Él tenía ya dos hijos, Olivier y Philippe Paul Michel, sus hijastros, con quienes conservaría una buena relación hasta su muerte. Pero con el fin de la dominación francesa en Marruecos, la pareja Mas Tramini tuvo que mudarse a la representación gala en Rabat, donde su vida se volvió más agitada, pues los funcionarios franceses corrían el riesgo de ser atacados en cualquier momento.
Deseoso de hacer florecer su carrera como diplomático, Mas se postuló al puesto de primer secretario en la embajada de Francia en Nueva Delhi, solo por ver qué opciones se le brindaban después de un esperado rechazo. Contra todo pronóstico, el funcionario fue elegido para el cargo. En 1962, mientras su matrimonio se deterioraba, Marie José se instalaría en la India junto a su esposo y conocería al recién llegado embajador de México ahí. El encuentro fue en el barrio de Sunder Nagar, zona residencial de lujo en el centro de Nueva Delhi:
Era la hora del garden party, esa hora luminosa, dorada de la tarde india, que transforma todos los objetos, transfigura a la gente y hace tangible el instante. Los perfumes suben de los jardines y flotan mucho tiempo en el aire que los pericos (“ráfagas turquesas”: O. P.) rayan continuamente. Muchos saris encendían aún más la atmósfera. Yo estaba conversando con amigos en un rincón de la terraza y de repente surgió Octavio y se presentó él mismo. Recuerdo haberme fijado en su traje blanco de sharkskin y en su corbata un tanto extravagante, azul morada. En cambio, no recuerdo cómo estaba vestida yo. Solamente recuerdo que tenía pulseras de jazmín porque Octavio me lo hizo notar y cuando le dije que había comprado esas guirnaldas en Connaught Place a un pequeño leproso que vivía de esa chambita, se sorprendió, no sé si de horror o de admiración. Total que siguió muy animada la conversación; Octavio, sin duda, era una presencia poco común en esa fiesta. Más adelante nos vimos con frecuencia en muchas reuniones donde solía acudir el cuerpo diplomático y muchos artistas e intelectuales. Siempre algo nos atraía inevitablemente. En esa época yo leía a Balzac, y recuerdo que cuando le hablé de una nouvelle, Modeste Mignon, me sorprendió que la conociese con tanto detalle. En esos tiempos hablábamos en francés. A pesar de que yo había estudiado el español, no me atrevía a hablarlo.
“Octavio Paz por Marie José”, Proceso, 26 de julio de 2018, en línea.
No fue el encuentro con Paz el único factor involucrado en la ruptura entre Marie José y su primer marido. Para estas fechas, las memorias del diplomático nos hacen saber que ya entablaba una relación con una amante de nombre desconocido. Mientras tanto, en el club local de tenis, Marie José practicaba y es probable que ahí fuera a verla el embajador Paz, para quien el deporte blanco no era ajeno. En ese sitio, consiguió que la delegación mexicana de Copa Davis de ese año pudiera entrenar. Pero ella se fue de la India, sin decirle nada a él, y se dejaron de ver por casi dos años. Mas fue asignado a la recién independizada República Centroafricana y Marie José ya no lo siguió. Es probable que, junto con su madre, se instalara en la capital francesa.
Una gran parte de mí se quedó en la India. Me sentía desolada y más enamorada que nunca. No sabía entonces que el azar… ¿Quiere que le cuente? El azar –l’amour fou– me esperaba al doblar la esquina. Era el mes de junio. Pensé que era un espejismo, pero era él. Me tomó del brazo y “juntos atravesamos los tres tiempos / los cuatro espacios / para regresar al día del comienzo / el presente es perpetuo”.
Marie-José Tramini, “Mi vida con Octavio Paz”, Milenio, 3 de agosto de 2018, en línea.
Según cuenta Malva Flores, en medio del proceso de separación de Mas, la casualidad hizo que Marie José se reuniera de nuevo con Paz:
Como sabemos, en 1963 Paz había recibido la noticia, increíble para él, de que había obtenido el prestigioso premio de la Bienale de Knokke-le-Zoute: el Grand Prix International de Poésie […]. En mayo de 1964 Paz le escribió a José Luis Martínez anunciándole su posible viaje a París y a finales de mes, el 26, le rogó que hiciera una reservación en el hotel Montalambert o Pont Royal, a partir del 5 de junio. De acuerdo con Rodrigo Martínez Baracs, José Luis Martínez hizo la reservación en el hotel Cayré para esa fecha. Pero el 5 de junio Paz aún estaba en Delhi y le había escrito un cable urgente a Martínez para que cancelara la reservación e hiciera una nueva en el Montalambert o el Palais Royal. Llegaría el viernes 12 de junio. El hotel, que en realidad se llamaba Pont Royal, fue el sitio donde Martínez hizo la reservación.
Malva Flores, “Seguimos, Marie Jo”, Letras Libres, 27 de julio de 2018, en línea.
Inaugurado en 1923, el hotel Pont Royal ganó popularidad a inicios de la década de los cuarenta. En esa época abrió el bar situado en el sótano, frecuentado por los escritores de ediciones Gallimard. Así, el lugar era punto de reunión, entre otros, de Roger Nimier, Jacques Laurent, Antoine Blondin, Romain Gary, Alphonse Boudard, Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir. Según los recuerdos de los protagonistas, el reencuentro se dio más o menos así:
La vida puede dar un giro, una voltereta terrible o maravillosa en un solo segundo. En retrospectiva, nos preguntamos qué habría pasado si no hubiéramos caminado un día preciso, a una hora precisa, por alguna calle. ¿Qué habría ocurrido si ese día, en la calle, pasa frente a nuestros ojos un auto y nos impide ver o reconocer el rostro de nuestro destino, el que cambiará para siempre nuestras vidas? Marie José caminaba ese día, a mediados de junio, por la rue Montalambert, en cuyo número 5-7 se encontraba el Pont Royal. A medida que se acercaba le pareció reconocer una silueta a través de la puerta de vidrio del hotel. Había salido de la India el año anterior y no había vuelto a saber nada de Octavio Paz, [hasta] que ese día, tras la puerta giratoria del Pont Royal, reconoció a Marie José: “El pájaro caído / entre la calle Montalambert y la de Bac / es una muchacha / detenida / sobre un precipicio de miradas.” Quizá las miradas eran muchas. La importante fue la suya y, tal vez, fue también la reconciliación de Paz con la vida.
Después del encuentro, Marie José partió hacia la confrontación con su destino que se resolvió en la separación de su esposo y alcanzó a Paz en Ginebra. No se separarían jamás, porque el poeta seguía visitándola “en espíritu”, decía, todos los días.
Malva Flores, “Seguimos, Marie Jo”, Letras Libres, 27 de julio de 2018, en línea.
Tras su reencuentro en París en junio de 1964, Marie José y Paz ya no se separarían: “Mi familia puso el grito en el cielo. Mi hermana me dijo: ‘Si estás enamorada, pues…’ Hablé con mi esposo y concluimos que lo nuestro ya no iba a funcionar. Y nos divorciamos. Y me fui con Octavio de regreso a la India.”
((Víctor Núñez Jaime, “Dos encuentros con Marie-José Paz”, Milenio, 3 de agosto de 2018, en línea: https://www.milenio.com/cultura/dos-encuentros-con-marie-jose-paz.))
Tal como narra Christopher Domínguez Michael, el hecho de que ella, aún casada, mantuviera una relación con Paz, a este le costó “ser nombrado embajador en París, [pues] la cancillería mexicana lo consideró impropio, dado ‘el pequeño escándalo diplomático causado por su unión’”.
((Christopher Domínguez Michael, Octavio Paz en su siglo, México, Aguilar, 2014, p. 260.))
Marie José vivió en amasiato con Paz casi un año. El 15 de junio de 1965 obtuvo el divorcio de Yves Mas, por lo que ya estaba en posibilidad de casarse. La pareja no imaginaría que su próximo matrimonio estaría en riesgo, ya que, por esas fechas, Elena Garro, azuzada por su hija, promovió un amparo contra el divorcio que el poeta había tramitado años antes en Ciudad Juárez.
En Nueva Delhi, Marie José forjó entrañables amistades. Una fue con Ali Lakhdari, primer embajador de Argelia en la India, cargo que asumió en enero de 1965; el diplomático recordaría que años atrás el doctor Tramini le salvó la vida a su padre. Otra sería con Sham Lal, un crítico literario y periodista que se desempeñaba como editor de The Times of India. Lal escribió sobre Paz: “La actividad poética nace de la desesperación ante la impotencia de la palabra y termina en el reconocimiento de la omnipotencia del silencio.”
{{Sham Lal, “Remembering Paz”, Biblio: A Review of Books, vol. III, núm. 5/6, mayo-junio de 1998, p. 19.}}
También, el artista plástico Krishen Khanna, a quien luego Paz le pediría realizar un retrato de su futura esposa, “aunque normalmente no hago retratos. Tengo que decir que fue el peor retrato que había hecho, pero Paz me perdonó eso”.
((“100 Years of Paz Indica”, The Indian Express, 3 de diciembre de 2014, en línea: https://indianexpress.com/article/cities/delhi/100-years-of-paz-indica/.))
Por su parte, Paz le envió a Alfonso Rosenzweig una carta con fecha del 28 de diciembre de 1965 para contarle sus planes:
Te escribo para darte una noticia –por lo pronto aún confidencial– y pedirte un señalado favor. Sobre lo primero, la noticia, podría escribirte una carta de muchas páginas. Prefiero, sin embargo, limitarme a una sola frase: he decidido casarme. Ya te contaré todo cuando nos veamos y tenga el gusto de presentarte a Marie José (tal es el nombre de la que será mi mujer). Espero ir a México a fines de mayo o principios de junio del año próximo, una vez que terminen los cursos en Cornell […]. Por lo demás, tal vez Antonio y Margarita González de León te hayan dicho algo: están al tanto de mi proyecto y conocen bien a Marie José. […] El favor: he escrito al licenciado Carrillo Flores para anunciarle mi proyecto y pedirle la autorización de rigor (Marie José es francesa, pero, por supuesto, adquirirá la nacionalidad), pero desearía que su respuesta no demorase demasiado: quisiéramos que el matrimonio –una ceremonia interna– se celebrara unos días antes de nuestra salida de Delhi (los cursos de Cornell inician el 6 de febrero).
Así, la tarde del 20 de enero de 1966, Khanna recibió una extraña llamada telefónica: era la secretaria del embajador Paz, solicitando su presencia urgente en la residencia oficial: “Me dijeron que era una reunión secreta. Eso me preocupó, soy pintor, no agente secreto. Cuando llegué allí, Paz me dijo que quería que fuera testigo de su boda.”
En una carta del 14 de febrero de 1966, Paz le contó a Jean Clarence Lambert los detalles de su boda con Marie José Tramini: “Gracias por tus felicitaciones. Sí, nos casamos el día 20 de enero, en el jardín, ante un juez indio, tres testigos –el embajador de Argelia, Sham Lal (un escritor) y Krishen Khanna (un pintor)–, bajo un gran árbol nim y en presencia de muchas ardillas, loros, milanos, águilas, cuervos, bulbules, hormigas, mirlos, lagartijas y otros pájaros y bestias –los únicos invitados–. Un matrimonio al aire libre como homenaje al amor libre.”
Chuang-tse le pidió al cielo sus luminarias,
sus címbalos al viento,
para sus funerales.
Nosotros le pedimos al nim que nos casara. ~
Octavio Paz, “Cuento de dos jardines”, Hacia el comienzo, Obras completas 12: Obra poética II, México, Fondo de Cultura Económica, 2004, p. 417.
es notario y escritor. Mantiene una
columna en El Universal. Su libro más reciente es Siglos de las
luces... y las sombras. Apuntes para una historia de los liberales
en México a través de las batallas, fervores, escritos y derrotas de
Ireneo Paz (Aguilar, 2023)